Por Redacción Criterio.hn

La Policía Militar del Orden Público de Honduras reprimió brutalmente este viernes a un grupo de periodistas que daban cobertura a una movilización convocada por la oposición política que alega fraude en las pasadas elecciones del 26 de noviembre.

La agresión se efectuó en el bulevar Juan Pablo II donde se construye el Centro Cívico Gubernamental, contra los periodistas Claudia Mendoza de Univisión y el camarógrafo Pedro Amador y los periodistas Rony Martínez y César Silva, del canal UNETV, quienes filmaban y fotografiaban cuando los militares reprimían a los manifestantes.

Los comunicadores sociales fueron golpeados por los militares con toletes y empujados, mientras permanecían en las cercanías de un hotel adyacente a Casa Presidencial.

Claudia Mendoza recibió fuertes golpes en sus manos, mientras el camarógrafo de UNETV, Pedro Amador, resultó con fractura en uno de sus dedos de la mano izquierda y su cámara fue semidestruida, cuando los militares se la arrebataron.

En tanto, Rony Martínez fue azotado en su espalda y sus piernas fueron heridas y César Silva fue agredido a punta pies por los militares y golpeado con toletes.

Los periodistas fueron evaluados por defensores de derechos humanos, quienes emitirán un dictamen médico que será acreditado ante el Ministerio Público para presentar una acción legal en contra de las fuerzas de seguridad del Estado.

Los comunicadores sociales y los defensores de los derechos humanos, advirtieron que emprenderán las acciones legales en las instituciones del Estado de Honduras para cumplir el trámite establecido, pero que desde ya saben que la institucionalidad hondureña no actuará porque el país está sometido a una dictadura.

La agresión fue repudiada por los periodistas, quienes coincidieron que en Honduras se han perdido las garantías constitucionales, se violan los derechos humanos de sus ciudadanos y se atenta contra la libertad de expresión.

La periodista Claudia Mendoza dijo a CRITERIO que llegó a la zona a dar cobertura como lo hace cotidianamente durante las  protestas, cuando de repente un militar se le acercó y le golpeó las manos botándole su celular con el cual filmaba las escenas violentas.

Mendoza manifestó que la conducta de los militares es irracional y que sólo se puede acreditar a alguien que está bajo los efectos de las drogas, porque pese a que les mostraba el micrófono del medio con el cual labora, arremetieron contra su humanidad.

Además de la agresión contra los comunicadores sociales, los militares detuvieron  a once jóvenes, siete de los cuales fueron puestos en libertad, minutos más tarde y los cuatro restantes fueron trasladados al Hospital Escuela Universitario, con lesiones tras ser sometidos a golpes.

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