La alcaldesa de Barcelona Ada Colau y la escritora Naomi Klein han protagonizado un debate en Barcelona titulado: “Hacer frente a las políticas de la confusión y el miedo: la justicia social como reto global”. Han tratado los temas más candentes del momento tanto refiriéndose al proceso que Barcelona está viviendo desde los atentados de agosto y la actual barbarie política, como a procesos mundiales donde se muestra lo que Klein denomina la «doctrina del shock». Ambas ponentes, se sitúan frente al Sí, frente al empoderamiento para superar el shock. En el caso de Colau, es un sí que se ha visto protagonizado desde la base de la ciudadanía en la lucha, y que responde al análisis que Klein aborda en sus últimas teorías de resistencia frente al shock. El debate pretende dar estrategias para afrontar las políticas que ponen en peligro los derechos de los ciudadanos y augura una posibilidad de cambio evolutivo. Se propone generar una narrativa común para hacer frente al debilitamiento.

En una sala repleta con más de 700 ciudadanos y ciudadanas, más una pantalla gigante fuera del recinto que dio cobertura a los que no pudieron entrar, la noche del jueves nueve de noviembre se convirtió en un acto lleno de emotividad, aplausos e incluso reivindicaciones de un activista sin techo que irrumpió criticando las políticas del ayuntamiento, al que se le dio voz y respuesta. Ada Colau y Naomi Klein abordaron un discurso que en dos horas repasó por un lado, la situación actual de Barcelona y las actuaciones del gobierno de su partido, visibilizando tanto los logros como todas las dificultades a las que se enfrenta la ciudad; y por otro lado y de la mano de Klein, la situación geopolítica mundial, centrándose en la proliferación de las políticas del miedo, el ascenso de la extrema derecha y la resistencia como arma de defensa.

Los temas importantes a nivel mundial, han vuelto a salir una vez más a escena: el derecho a la vivienda;  la crisis democrática; el empobrecimiento cada vez mayor de la población; la gentrificación; la deuda ecológica; la soberanía del agua, de la energía; el cambio climático; los movimientos indígenas; fuga de capitales; materias primas y especulación; etc. porque la situación en muchos casos no ha cambiado y está lejos de solucionarse mientras no se resuelva la cuestión de fondo. Pero sin embargo los ejemplos mundiales de retroceso neoliberal también se están dando, aunque de modo mínimo. Naomi expone claros casos en Latinoamérica, casos de terror que demuestran debilidades y casos de movimientos que están dando respuestas. La propuesta a la que nos enfrentamos es la de hacer frente a un sistema corrupto que no valora la vida y valorarla en una situación de igualdad sería el tema central.

La doctrina del shock fue quizá la palabra que más se usó en todo el debate, tema que ya Klein había definido en 2007 en su libro: “La doctrina del shock. El auge del capitalismo del desastre”, y que ahora vuelve a hacer hincapié en su último libro: “Decir no no basta. Contra las nuevas políticas del shock por el mundo que queremos”. Con esta expresión quiere referirse a modos de actuación del poder donde a posteriori de un desastre o contingencias, suceden impactos en la psicología social que se aprovechan para realizar una serie de reformas o aprobar leyes de un modo impopular. Se aprovecha una etapa de crisis para introducir políticas que destruyen recursos públicos, políticas que enriquecen a una minoría. La doctrina del shock es un espectáculo que actúa en una atmósfera interminable de distracción, dirá Klein. Parafraseando al escritor argentino César Aira, expone: “Cualquier cambio es un cambio de tema”; ¿De qué no estamos hablando mientras hablamos de esto…? Nada más cercano a lo que ha sucedido en España con el caso Catalunya en el último mes.
Este modo de desvío atencional, conlleva una estrategia de “normalizar la barbarie y el abuso” porque desde los atentados de agosto en Barcelona, pasando por las cargas militares del 1 de octubre hasta la aplicación del artículo 155 y detención de personas por ideología política, la población ha sido conducida a una situación de tensión y de shock continuado, debilitándola.

Naomi Klein lleva analizando la cuestión desde los atentados del 11 de septiembre en EEUU, y ve como el tema se repite siempre y en cualquier lugar: “Hay una estrategia muy consistente que consiste en avanzar introduciendo las mismas políticas de privatización, recortes fiscales para los ricos y recortes en los servicios sociales para los pobres”. Se puede observar por ejemplo hoy en día en Puerto Rico, como tras los huracanes, de manera inmediata, se han utilizado para defender por ejemplo la privatización de la electricidad.
El debate también se centra en las políticas de Trump, lo pone como modelo de la doctrina del shock de modo interminable, pues él es una máquina del shock, es un showman que nos mantiene centrados en ese espectáculo, que es más divertido que atender a la agenda de los recortes. Habla del show de Trump como una identidad corporativa disfrazada de ser humano y propone salir de esa reivindicación del shock y ponerlo en un contexto histórico y estratégico.
Pero paralelamente al caso Trump, el gobierno de Rajoy, ha resultado aplicar una política no menos peligrosa, opina Klein, donde se ha encarcelado a representantes del gobierno, y se están permitiendo centenares de muertes en el mar. La estrategia del gobierno de Rajoy ha sido encubrir la alarmante corrupción que persigue al partido, y cualquier noticia sirve para desviar la atención. Ante estas políticas se propone actuar con resistencia. Se propone que Sí se puede y que “no es una utopía la sensación de desesperanza, del legado neoliberal, que es la guerra a la imaginación”.

El debate acaba dando paso diferentes colectivos de la ciudad que desde la base están dando respuestas de cambio. La respuesta esperanzadora de Klein, concluye: “Estos miedos también pueden ser un momento de salto evolutivo porque estáis empezando de cero, y eso asusta, pero creo en vosotros”.