Esta es la opción que enfrenta la humanidad. Puede sonar un poco extraño, como título, porque el primer concepto no circula ampliamente en la conciencia pública y el segundo concepto es bastante aterrador; pero esta es la opción que enfrenta la humanidad.

El mundo de hoy ya no es  sostenible y se impone la violencia. Este problema es el «elefante en la habitación» del que ninguno de los medios de comunicación habla porque prefieren ignorarlo, pero no podemos seguir consumiendo los recursos del planeta en la forma en que lo hacemos actualmente como especie. No funcionará. Necesitaríamos 5 planetas Tierra más para lograr que todos los habitantes logren el mismo nivel de consumo que existe en las regiones más ricas del mundo.

Los economistas, empresarios y políticos, y de hecho cualquier persona que piense apenas un poco sobre esto, lo entiende. Sin embargo, el mundo sigue funcionando del mismo modo.

Aquellos que están en el poder continúan con las mismas políticas que promueven el consumo, ya que el dinero ha sido instalado como el valor más importante de la sociedad. La acumulación de dinero es la tarea fundamental de los seres humanos. En este sistema perverso en el que el dinero es más importante que la vida humana, algunas personas se convierten en objetos de otros seres humanos; objetos que están al servicio de las metas de hacer dinero para otros.

Con el fin de mantener esta escala de valores y esta objetivación de los seres humanos, se utiliza la violencia como herramienta; desde las formas más sutiles de violencia psicológica y económica a una violencia más flagrante, física. Y la violencia de una forma u otra está siendo experimentada por toda la población mundial, todos los días.

Estadísticas incomprensibles, como que el 10% de la población mundial vive con menos de 2 dólares al día, muestran la violencia económica; permanentes conflictos armados y muertes anuales que se cuentan por cientos de miles hasta decenas, evidencian la violencia física más horrible, sin hablar de las decenas de miles de personas que mueren en los EE.UU. cada año a causa de la violencia armada.

La discriminación se expresa como xenofobia, la intolerancia religiosa, el racismo, el sexismo, la discriminación por razones de edad o contra las personas por sus diferencias, tales como las capacidades físicas, orientación sexual e identidad de género, etc., muestran la violencia psicológica que casi todo el mundo experimenta. Todos, excepto aparentemente Donald Trump.

¿Es realmente el mundo en que queremos vivir? ¿Es realmente la máxima expresión de la inteligencia humana? ¿Hemos curado innumerables enfermedades sólo para ser aniquilados por guerras, bombas nucleares y plantas de energía nuclear fuera de control? ¡Seguramente no!

Si quisiéramos empezar de nuevo con una página de papel en blanco y dijéramos: «vamos a diseñar un nuevo sistema», ¿cómo se vería?

Esta es la cuestión que merece nuestra atención actualmente, ya que este es el modelo necesario para orientarnos fuera de olvido. Este modelo es la Nación Humana Universal.

El concepto aparece con el nombre de «Utopía», dado por Tomás Moro en su libro del mismo nombre publicado en 1516, pero más recientemente, el concepto fue actualizado y renombrado como la Nación Humana Universal por Silo, el autor argentino y activista no-violento que murió en 2010.

En su ensayo de 1993 «El Documento Humanista», Silo describe algunas características de esta visión utópica que promueve:

«Los humanistas son internacionalistas, aspiran a una nación humana universal. Comprenden globalmente al mundo en que viven y actúan en su medio inmediato. No desean un mundo uniforme, sino múltiple: múltiple en las etnias, lenguas y costumbres; múltiple en las localidades, las regiones y las autonomías; múltiple en las ideas y las aspiraciones; múltiple en las creencias, el ateísmo y la religiosidad; múltiple en el trabajo; múltiple en la creatividad.

«Los humanistas no quieren amos; no quieren dirigentes ni jefes, ni se sienten representantes ni jefes de nadie. Los humanistas no quieren un Estado centralizado, ni un Paraestado que lo reemplace. Los humanistas no quieren ejércitos policíacos, ni bandas armadas que los sustituyan.”

También debe ser un mundo en el que los conflictos se resuelvan sin recurrir a la violencia en cualquiera de sus formas, a fin de lograr resultados. Está claro que siempre habrá conflictos, pero no tienen que ser resueltos con violencia. Esta es la dirección en la que la evolución humana nos está llevando.

Entonces, ¿qué vamos a poner en nuestra lista de cosas que hacer a fin de lograr ese mundo mejor para todos los seres humanos?

Bueno, afortunadamente no tenemos que partir de una hoja vacía de papel porque el trabajo ya lo ha hecho y resumido en un excelente nuevo libro otro autor argentino, Guillermo Sullings, «Encrucijada y futuro del ser humano: los pasos hacia la Nación Humana Universal» y habiendo sido escrito en Español, ahora está siendo traducido al Inglés, Francés, Italiano, Alemán y Griego. Sé que este libro es excelente porque lo estoy traduciendo al Inglés!

No es una obra completa, porque el libro que contenga todos los pasos para lograr una Nación Humana Universal sería enorme, pero es un punto de partida para las discusiones y contiene secciones sobre:
a) Desarme, b) El futuro de las Naciones Unidas, c) Desarrollo Global, d) El sistema financiero internacional, e) La libre circulación de personas, f) Detención del desastre ecológico, g) Los medios de comunicación, h) Derechos Humanos, i ) La democracia real, j) Economía Mixta, y, k) Los paradigmas culturales.

Sullings propone que los movimientos sociales y organizaciones que trabajan en todos estos campos, y otros que no están incluidos por su nombre, deben trabajar juntos para definir una imagen brillante y resplandeciente; una fuerza mística con mayor potencia que el nacionalismo y el patriotismo; un internacionalismo; el amor a la humanidad y la evolución humana; un despertar espiritual que ponga al ser humano como valor central.

En este contexto, la Nación Humana Universal es una imagen con un poder increíble que necesitamos emplazar en la conciencia de cada ser humano, desde los más jóvenes, especialmente los más jóvenes, a los mayores de nuestra sociedad; al igual que se ha instalado una conciencia ambiental en las generaciones más jóvenes en algunas partes del mundo, en un proceso que comenzó hace más de 40 años.

Necesitamos una imagen que sea capaz de poner en marcha un proceso, que permita desarrollar políticas que tengan en cuenta el bienestar humano durante las próximas 10.000 generaciones, no sólo los próximos 4 o 5 años del mandato de un político. Y sin embargo no tenemos 40 años para diseñar e implementar este nuevo plan.

Desde los días más oscuros de la Guerra Fría los seres humanos no habíamos estado tan cerca de olvido nuclear. Guerras de poder entre los EE.UU. y Rusia, crisis económicas y aumento de la intolerancia y la xenofobia en Europa, nos recuerdan los momentos más oscuros de la década de 1930, antes de la Segunda Guerra Mundial, y vamos hacia una repetición si no nos detenemos ahora.

La diferencia con respecto a la década de 1930 es que actualmente las grandes potencias nucleares tienen fuerza como para eliminar todas las formas de vida en el planeta y esto podría suceder por accidente o por diseño.

El 2017 podría ser un año excelente para empezar a trabajar con todas las organizaciones afines a los ideales de una Nación Humana Universal, creando juntos la imagen guía que nos conducirá hacia adelante y nos dará la fuerza de voluntad que necesitamos para que esto ocurra, buscando converger en toda nuestra gloriosa diversidad.

Seguramente Pressenza y todos los otros humanistas estarán en la vanguardia de todos esos esfuerzos!