Manuela Dviri, periodista, escritora y activista por la paz, nació en Padua y hoy vive en Israel, en Tel Aviv. En su último libro «Un mundo sin nosotros», cuenta la historia de su familia, reconstruyendo en un gran mosaico los despreocupados años de las bodas y vacaciones en la playa, pero también aquellos hechos trágicos de las leyes raciales y de la persecución. Con una mirada atenta y activa en el presente.

¿Qué te impulsó a reconstruir con tanto detalle la historia de tu familia y de tus amigos, entre Ancona, Ascoli Piceno, Ferrara, Padua y Ragusa (la actual Dubrovnik)?

Simple: la petición de mi editor. Por mí misma no lo habría pensado, pero una vez iniciada mi investigación, no me he detenido en ningún momento. Reconstruir el pasado no ha sido tan difícil: como por arte de magia, empezaron a llegarme fotos, historias de parientes, transcripciones de entrevistas, páginas de diarios, cartas, y así se ha formado un extraordinario mosaico de recuerdos.

La familia de mi madre era enorme, al contrario de la de mi padre, y así fue que decidí dar espacio a sus amigos y a su mundo. Recibí sus historias y las he integrado al relato familiar.

¿Hay algún episodio en particular que te haya afectado o conmovido?

Hay muchos. Por ejemplo, me afectó mucho averiguar dónde había estado mi padre en Suiza; yo no lo sabía y él nunca me lo había dicho.

Y me ha conmovido tener en mis manos los documentos del Archivo de Estado con los testimonios de espías y policías; salir del Archivo de Estado con esas informaciones y luego pasar por el cementerio judío fue una experiencia muy intensa, que me hizo sentir fuertemente la presencia de los padres y los abuelos. He podido leer los informes espías sobre ellos y seguir la batalla del abuelo Beppi con la Policía para que le regrese su amada radio, la que fue incautada porque a los judíos se les prohibió tener una en casa. Un toque de locura burocrática en un período oscuro, en plena guerra.

Al inicio del libro cuentas que el material recolectado fue como un salvavidas en los días de agonía de los bombardeos en Gaza, durante el verano pasado. ¿Puedes explicar mejor este hilo entre el pasado y el presente?

Era una sensación nueva. Normalmente, yo vivo mucho en el hoy, y esta vez me he encontrado dividida entre el pasado y el presente, entre las quebradas y dramáticas vidas de mi familia, y un verano difícil. Su fuerza, su capacidad de resistir, han sido una fuente de esperanza y energía que me ha ayudado mucho.

Tú afirmas: «No me gustan las guerras, y el patriotismo me espanta», y estás trabajando desde hace años por la paz con iniciativas concretas como el proyecto «Salvar a los niños», cuidando a niños palestinos en hospitales israelíes. ¿Ves alguna esperanza de resolución de este conflicto que se arrastra desde hace tanto tiempo?

Es necesario creer que así sea. No soy particularmente optimista, pero la esperanza es crucial. Ahora estoy muy tensa en vista de las próximas elecciones y, al mismo tiempo, veo una posibilidad de cambio.

 

Manuela Dviri

Un mundo sin nosotros

Edizioni Piemme

€ 17,50

Prefacio de Gad Lerner