Navdanya International publica el informe «Semillas de Resistencia», que documenta la expansión de los OGM antiguos y nuevos y la desregulación de los sistemas de bioseguridad en todos los continentes. Se trata de un estudio publicado de manera concomitante con la decisión de la Unión Europea de emprender el camino de la desregulación de los OGM de nueva generación, abriendo la posibilidad de que organismos obtenidos mediante edición genética lleguen a los campos y a los platos de la ciudadanía sin etiquetado, trazabilidad ni una adecuada evaluación de los riesgos.
El 22 de noviembre, Navdanya International presentó por primera vez este nuevo informe en el encuentro internacional Semillas en Resistencia Global, celebrado en el Museo Nacional de las Culturas Populares de Ciudad de México, junto a campesinos, comunidades indígenas, investigadores y activistas de América Latina, África y Europa.
En Europa, el acuerdo provisional alcanzado en el trílogo sobre los OGM de nueva generación y las Nuevas Técnicas Genómicas introduce una distinción artificial entre categorías de NGT y permite que muchos de estos organismos sean tratados como “equivalentes” a las plantas convencionales, eludiendo años de protección basada en el principio de precaución. Se trata de un cambio de rumbo dictado por la presión de los lobbies de la agroindustria, frente al cual ya se ha alzado en toda Europa la voz de las organizaciones de las redes de agricultores, consumidores y movimientos por la soberanía alimentaria, que exigen transparencia, derecho de elección y respeto del principio de precaución.
El informe muestra cómo el paquete OGM–edición genética se está expandiendo rápidamente: en Sudáfrica más de 3 millones de hectáreas están cultivadas con OGM, con porcentajes que superan el 85 % en el maíz, el 95 % en la soja y rozan el 100 % en el algodón; mientras que en Colombia las superficies con OGM han superado las 100.000 hectáreas y en Bangladesh la berenjena Bt es cultivada por más de 65.000 agricultores. Al mismo tiempo, más del 95 % de las semillas utilizadas en el mundo sigue procediendo de sistemas locales tradicionales, lo que confirma que la soberanía alimentaria se sustenta principalmente en las semillas custodiadas por las comunidades.
El estudio pone de relieve cómo el aumento de los cultivos OGM y obtenidos mediante edición genética va acompañado de la concentración del control sobre las semillas y los rasgos genéticos, mientras que la mayor parte de las semillas en el mundo sigue procediendo de sistemas locales tradicionales. Estudios independientes señalan mutaciones no deseadas, inestabilidad genética, contaminación y pérdida de biodiversidad asociadas a tecnologías como CRISPR-Cas y el gene drive, en ausencia de un verdadero consenso científico sobre la seguridad de los OGM y las NGT. En Semillas en Resistencia Global, Navdanya International subrayó que estas dinámicas de desregulación y concentración del poder sobre las semillas se repiten en todos los continentes, afectando de forma directa a los pueblos que dependen de la agrobiodiversidad para su soberanía alimentaria.
La desregulación abre una nueva ola de patentes sobre semillas y rasgos genéticos, reforzando el poder de los grandes conglomerados industriales y dificultando el acceso y la mejora de las semillas por parte de pequeños agricultores y mejoradores independientes. «No hay nada de natural en los OGM de nueva generación: cambian las técnicas, pero sigue siendo la misma lógica de privatización de las semillas y de concentración del poder en manos de unas pocas multinacionales», afirma Ruchi Shroff, directora de Navdanya International, recordando que la desregulación traslada los riesgos y los costes a los agricultores y a la ciudadanía.
En su contribución al informe, el genetista agrario Salvatore Ceccarelli, miembro del Consejo Directivo de Navdanya International, define los OGM y las NGT como «soluciones evolutivamente perdedoras», porque apuestan por la uniformidad genética, mientras que la ecología y la medicina muestran que es la diversidad la que garantiza la productividad, la resiliencia climática y la salud. La agrobiodiversidad, afirma, ofrece a los agricultores herramientas duraderas para afrontar el cambio climático y las plagas sin depender de tecnologías patentadas.
Vandana Shiva, presidenta de Navdanya International, vincula esta lucha a una visión de democracia ecológica: para las comunidades indígenas y campesinas, las semillas son un patrimonio vivo y no una materia prima que pueda ser patentada. Defender la libertad de las semillas significa defender el derecho de los pueblos a elegir su sistema alimentario, su cultura agrícola y su futuro. «Semillas de Resistencia» narra cómo las alianzas entre redes campesinas, comunidades indígenas, movimientos y asociaciones de consumidores —desde América Latina hasta Europa, de África a Asia— han logrado prohibiciones, moratorias, la protección de las semillas nativas y territorios libres de OGM, mientras cientos de organizaciones exigen frenar la desregulación de los OGM de nueva generación y garantizar el etiquetado, la trazabilidad y una rigurosa evaluación de los riesgos.













