La crisis humanitaria provocada por la sequía, anunciada desde hace tiempo, se está agravando en Somalia ante la indiferencia de la comunidad internacional.

La semana pasada, el Gobierno somalí declaró el estado de emergencia nacional por la sequía:
más de 4,5 millones de personas corren el riesgo de pasar hambre, con casi dos millones de niños desnutridos.

La falta de lluvias y el calor extremo han devastado las regiones meridionales y centrales. La crisis se está agravando con la pérdida de las cosechas y la muerte del ganado.

Mientras tanto, las agencias humanitarias afirman que la magnitud de las necesidades es abrumadora y que los recursos son insuficientes, ya que el plan de respuesta humanitaria para Somalia, que asciende a 1400 millones de dólares, solo se ha financiado en un 22 %.