En Kiev me encontré con Yurii Sheliazenko, objetor de conciencia cuáquero y dirigente del Movimiento Pacifista Ucraniano, a quien ya había conocido e entrevistado anteriormente, durante mi viaje a Ucrania en agosto del año pasado, y con su amigo Artem Denysov, también cuáquero. Me llevaron a donde vive Artem, al complejo residencial “Fayna Town”, una especie de ciudad dentro de la ciudad, rodeada de verjas y vigilantes. Dentro hay tiendas, farmacia, escuela privada, muchos árboles, prados y diversas zonas de juegos para niños. Artem nos mostró un edificio ahora desocupado, dañado por un dron ruso a plena luz del día, que aterrorizó a los habitantes, aunque afortunadamente no hubo que lamentar muchas víctimas.

En nuestro encuentro, hablamos de varios temas, que resumo a continuación.
Yurii, ¿puedes hablarme de tu situación legal actual? ¿Tienes alguna restricción a tu libertad personal?
Mi arresto domiciliario terminó en febrero de 2024, pero no he podido salir del país y cualquier desplazamiento dentro de Ucrania es arriesgado. Nuestro amigo Oleksandr Ivanov fue reclutado a la fuerza mientras estaba de viaje turístico en Besarabia. No tengo una obligación formal de permanecer en Kiev, pero lo hago porque cualquier intento de trasladarme podría interpretarse como intento de fuga, y podrían privarme de la libertad. Además, no puedo imaginar dónde podría vivir y trabajar mejor que en Kiev, dadas las circunstancias actuales y la prohibición de viajar al extranjero.
Puedo moverme con cautela dentro de Kiev, porque los reclutadores militares están cazando personas en las calles para alistarlas por la fuerza, golpeándolas y confiscándoles sus móviles. Estoy sometido a un proceso judicial, por motivos políticos, debido a mi visión pacifista del mundo y por una carta que envié al presidente Zelensky. Con una declaración titulada, “Agenda de paz para Ucrania y el mundo”, en la que se llama a resistir de forma noviolenta a la agresión rusa y a proteger el derecho humano a la objeción de conciencia al servicio militar.
La próxima audiencia está fijada para el 11 de septiembre. Por ahora se están realizando audiencias preliminares, en las que estoy presentando quejas por numerosas violaciones cometidas durante la investigación: como la confiscación de mi ordenador y móvil, la publicación de un comunicado de los servicios de seguridad ucranianos que me retrataba como enemigo criminal, y no solo como sospechoso. Comunicado que desató una campaña difamatoria en los medios; el acceso no autorizado a mis historiales médicos y cuentas bancarias; la intrusión excesiva en mi hogar y vida privada; las escuchas telefónicas con órdenes judiciales vagamente formuladas y muchas otras irregularidades técnicas por parte de los investigadores.
No encontraron ninguna actividad ilegal en mi vida porque soy abogado y me esfuerzo mucho en cumplir las leyes ucranianas. Sin embargo, violaron desproporcionadamente mi privacidad, accedieron a información sensible y me privaron de los medios para ejercer mi labor como defensor de los derechos humanos. Probablemente intentaban presionarme a mí y a mis contactos. Aunque resisto bien la presión, tengo la impresión de que sobre otras personas ha sido más efectiva, obstaculizando mi trabajo por los Derechos Humanos y la Paz.
Quisiera añadir que en Ucrania la objeción de conciencia, por motivos religiosos, no se reconoce. Actualmente estamos en contacto con doce personas que se han declarado públicamente objetores de conciencia, negándose a ir al frente. Todas pertenecen a confesiones religiosas minoritarias, fieles a sus principios pacifistas y no violentos, como los Cuáqueros, Testigos de Jehová y Adventistas del Séptimo Día. Estos son sus nombres: Adamovyc, Bezsonov, Chyzhof, Ivanushchenko, Khomenko, Kryushenko, Nechayuk, Nosenko, Radashko, Semchuk, Skilar, Solonets.

Las Iglesias oficiales ucranianas, tanto las que reconocen la autoridad del Papa como las estrictamente ortodoxas, apoyan en cambio la guerra contra los rusos.



Exposición religiosa a favor de la guerra en Leópolis
Por el lado contrario, el patriarca de Moscú, Cirilo I —cuya autoridad es reconocida por los ortodoxos ruso hablantes— declaró: “Nos encontramos en una guerra que ha asumido un significado metafísico. Las marchas del orgullo gay demuestran que el pecado es una variable del comportamiento humano. Esta guerra es contra quienes apoyan a los gays, como el mundo occidental.”
La persecución contra los objetores de conciencia ocurre a pesar del artículo 35 de la Constitución ucraniana que, incluso durante la ley marcial, garantiza el derecho a sustituir el servicio militar por uno alternativo no armado.
¿Qué piensas del movimiento que ha salido a las calles contra la corrupción?
La fuerte reacción popular tras la aprobación de la ley 12414 demuestra que Ucrania ha conservado una cultura democrática y de protesta pacífica. La ley 12414 era un instrumento para aumentar el control presidencial sobre las fuerzas del orden, introducido arbitrariamente para frenar investigaciones sobre el círculo íntimo de Zelensky. Redujo la independencia de los fiscales y agencias anticorrupción, otorgando amplios poderes al fiscal general, que es nombrado por el presidente.
Zelensky reaccionó presentando un nuevo proyecto de ley, el 13533, que fue aprobado y firmado, restaurando la independencia de instituciones anticorrupción como la Oficina Nacional Anticorrupción (NABU) y la Fiscalía Especializada Anticorrupción (SAPO).
Aunque Zelensky afirma haber escuchado al pueblo, más bien se construyó una coartada para reclamar su inocencia, mientras los agentes del NABU siguen siendo investigados por los servicios de seguridad, controlados por el presidente, bajo el pretexto de la “influencia rusa”. El nuevo proyecto de ley también busca limitar dicha influencia, lo que significa que Zelensky insistirá en que el asalto al NABU, con registros en las casas de 20 agentes sin autorización, judicial estaba “justificado”. Este escándalo no se silenciará fácilmente y aumentará la tensión política en un país ya presionado por la agresión rusa y las pérdidas en el frente.
Es positivo que las protestas hayan sido en su mayoría pacíficas; sin embargo, también hubo muchos eslóganes vulgares, y no se protestó contra las políticas militaristas. Al contrario, la gente sigue depositando demasiada confianza en la guerra, en el ejército y en la idea de castigar a los enemigos, tanto externos como internos, entre estos últimos la élite en el poder, a la que se considera corrupta
Si la población sigue aferrada en la creencia de que la justicia solo puede alcanzarse mediante la violencia, se fortalecerá el militarismo autocrático y se acabará destruyendo la democracia que las propias protestas dicen querer defender.
No obstante, hay otros tipos de protesta menos visibilizados en los Medios, que contradicen el apoyo general a la guerra y surgen sobre todo en zonas rurales, que son las que más muertos han sufrido. Tras la noticia reciente de la tortura, hasta la muerte, de un recluta en un autobús militar —pateado y electrocutado—, caso que está siendo investigado por la Oficina Estatal de Investigación, algunas personas interceptaron uno de estos autobuses y liberaron por la fuerza a los reclutas detenidos y enviados al frente.
En Vinnytsia, en el centro de Ucrania, muchos manifestantes salieron a pedir la liberación de reclutas detenidos ilegalmente y a quienes se les habían confiscado los móviles. La policía disolvió la protesta con gases lacrimógenos y arrestó a cinco personas, acusándolas de intento de ocupación de un edificio del gobierno, lo que parece exagerado. También se ha informado en los Medios de una respuesta violenta por parte de vecinos de una aldea del sur frente a redadas de reclutamiento. Seguramente veremos más protestas y revueltas contra estas detenciones arbitrarias y torturas, violaciones flagrantes del derecho humano a la objeción de conciencia al servicio militar, denunciadas por los comisionados de Derechos Humanos de Naciones Unidas y del Consejo de Europa.
Lamentablemente, los Medios de comunicación mayoritarios se aplican políticas de autocensura respecto a las violaciones de Derechos Humanos durante la movilización; suelen limitarse a reproducir los comunicados oficiales y omitiendo la opinión de los defensores de los derechos humanos. Esta política está avalada por la “Consejo Nacional de Regulación de Medios”, según la cual cualquier crítica a la movilización favorece al enemigo.
Por cierto, el Consejo Nacional de Regulación de Medios no ha registrado mi medio online “Free Civilians. Herald of Peace and Conscientious Objection”, pese a saber que su negativa a reconocerlo como tal es ilegal. Probablemente por una carta engañosa y coercitiva de los Servicios de Seguridad ucranianos. Mi causa contra esa autoridad (el Consejo) está en los Tribunales, pero por razones extrañas, un caso simple que debería resolverse en dos meses lleva ya más de un año sin solución.













