Mis mujeres somos todas… inevitablemente rotas, quebradas, desarmadas, recompuestas, reinventadas, airosas y con alas, muchas alas. Algunas potentes, claras, fuertes y alegres. Otras, un poco tristes y cansadas… es que lo dan todo. Y en ese darlo todo, se encuentran y reencuentran con otras como ellas y, esperanzadas, se sienten menos solitarias, acompañadas y comprendidas. Sin siquiera notarlo, se van convirtiendo en UNA.

Se reconstruyen con trozos de otras, con penas y alegrías ajenas, con cariños prestados, con formas y gestos compartidos… principalmente, con no saberse solas. Así se rearman mis mujeres desdibujadas, deconstruidas y reconstruidas con un poco de cada una, formando almas sin límites y entrelazadas que juntas, pueden vivirlo todo.

El proceso de UNA fue muy intenso y el mensaje es muy profundo. Fue ir resolviendo a través del dibujo y las emociones, el sentido de trascendencia, el que finalmente tiene que ver con vínculos profundos, relaciones o encuentros que me tocan tanto el alma, que son capaces de transformarme, aunque sea un poquito, en la otra persona, en esa otra mujer que, por definición se ubica en el lugar permanente o circunstancial de la compañera sin juicios, de un alma complementaria y amable que me contiene, me ayuda a ampliar la mirada y fijarla en el horizonte.

UNA, es una mirada intimista femenina, donde honro a las mujeres y por sobre todo a la madre como la supra mujer, aún en su ausencia, porque es imposible estar ausente si el vínculo fue o es íntimo, profundo desde el amor y entrega infinita.

Mi obra habla lo que quiero callar

El amor por las artes visuales lo heredé de mi madre, Mariana Haddad Bon, artista plástica y académica de la Universidad de Chile, quien tuvo la generosidad de permitirme habitar entre lápices, acuarelas, óleos, talleres, salas de clase y paseos al aire libre con atril a cuestas.

A veces siento que nací con un lápiz en la mano, en oportunidades para escribir, aunque la mayoría del tiempo para hacer trazos. Sin duda, es la forma en que me expreso más honesta y espontáneamente, sin dejar espacio para el control… en el dibujo soy sin filtro.

Todo lo que surge de mis manos en el gesto de atrapar un lápiz, corresponde a mi inconsciente expresándose libremente. De alguna manera, mi dibujo siempre habla lo que quiero callar…

 María Victoria Feres Haddad