El reciente 21 de febrero de 2023 entró en vigencia el llamado Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico, o TPP-11 (por sus siglas en inglés),  tras un proceso que comenzó en marzo de 2018 cuando la administración de Michelle Bachelet suscribió el acuerdo. El actual gobierno de Gabriel Boric depositó el documento ratificatorio a fines de 2022 y acaba de finalizar el trámite administrativo. De este modo, Chile se convirtió en la décima economía en hacerse miembro pleno de este tratado, del que también son signatarios Australia, Brunei Darussalam, Canadá, Japón, Malasia, México, Nueva Zelandia, Perú, Singapur y Vietnam.

La periodista y luchadora social Lucía Sepúlveda es vocera de Chile Mejor Sin Tratados de Libre Comercio, integrante de Red de Acción en Plaguicidas-Chile y del Movimiento por el Agua y los Territorios (MAT). Hace años que Sepúlveda hace parte fundamental del ecologismo consecuente en el país.

-¿Cuál es la diferencia entre los innumerables TLC que los gobiernos chilenos han firmado con otros países y el TPP?

“El TPP es un tratado de nueva generación. En un contexto planetario de crisis multidimensional, los grandes inversores transnacionales están echando mano a todos los recursos que tienen a su disposición para asegurar sus expectativas gananciales. Es decir, el gran capital precisa inscribir cláusulas en los tratados comerciales que no existían antes, y que garantizan los retornos proyectados de sus inversiones a como dé lugar.

Otra diferencia es que este tratado es firmado por un presidente chileno que se vanagloria de encabezar un gobierno defensor del medio ambiente y que incluso se había manifestado contrario a rubricar este acuerdo.”

-¿Cuáles son las principales afecciones para las mayorías sociales en Chile?

“El fisco contará con menos recursos. Los megaproyectos mineros, forestales, del agronegocio que consideren que se ha transgredido alguna regla del tratado, interpondrán demandas contra el Estado. Al respecto, lo habitual es que las grandes firmas con sus abogados de lujo ganen las demandas.”

-¿Y qué justicia dirime?

“El Tribunal CIADI (Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones), dependiente del Banco Mundial, es el foro destinado al arreglo de diferencias entre inversionistas y Estados en la mayoría de los tratados internacionales de inversión.

Esto quiere decir que cada vez que el gobierno resuelva realizar una medida a favor de los intereses de la población, las grandes inversiones vinculadas al TPP, como Monsanto-Bayer, las AFP, etc., podrán interponer querellas internacionales. Los inversores tienen todos los derechos y libertades de hacer y deshacer, mientras que el Estado todo lo contrario.

Ello significará un golpe al erario nacional, a los presupuestos públicos y a las inversiones sociales.”

-¿Y las clases trabajadoras chilenas?

Cada cambio que promueva el gobierno en materia previsional, laboral, sanitaria, educacional, de vivienda, etc., puede ser interpretada por los inversionistas como una expropiación, por lo tanto el Estado debe pagarles en efectivo la compensación. Incluso una victoria salarial de los trabajadores de una empresa asociada al TPP es entendida por los inversores multinacionales como materia de violación del acuerdo.

Las conquistas de las mujeres en los últimos años, como las vacaciones pagadas, el post natal, la discriminación en los empleos, simplemente pueden ser desconocidas por los inversores.

Con el TPP se va a desangrar la billetera fiscal ante cualquier política pública del gobierno.”

-¿Y en la dimensión ecológica?

“En ese sentido, lo más importante es el agua. Todas las inversiones que quieren incrementar sus exportaciones lo harán a costa nuestra. Por ejemplo, produciendo más paltas para el mercado externo o exportando carne a Japón. De hecho, en la VI Región del país ya existe un desastre de proporciones debido a los planteles de cerdos y granos. La gente ya no puede vivir a causa de las condiciones terribles en que allí se trabaja. El aumento de los criaderos de cerdo, multiplica las zonas en sacrificio: se sacrifica a las personas y a la naturaleza. Cada cerdo de la localidad de Melipilla consume el agua que la gente ya no puede consumir para sí misma.

El agua se va del país con todos los productos agropecuarios de exportación.”

-¿Y los fármacos?

“Con el TPP el gobierno tendrá que gastar más en comprar medicamentos importados para la salud pública, llamados biológicos, debido a que se extiende la duración de las patentes de 5 a 8 años de aquellos fármacos destinados a combatir las enfermedades raras, esas que no están cubiertas por el AUGE ni por ninguna entidad. Para estos casos no corren los bioequivalentes ni genéricos.”

-¿Para qué firmar un nuevo tratado comercial como el TPP, si ya Chile tiene tratados de libre comercio con medio mundo?

“Porque los tratados previos, algunos incluso están por expirar, son acuerdos bilaterales. Lo central del TPP es que reafirma el modelo extractivista. No le interesa agregar valor a las exportaciones de los bienes comunes, ni importar conocimiento científico-tecnológico.

Ello compromete la soberanía nacional sobre el litio y otros minerales. O sea, se dilapida la posibilidad de una nueva industrialización, el fortalecimiento de las pymes, la soberanía alimentaria. Sobre un proceso de industrialización, con el tratado desaparecen sus posibilidades porque para los inversores rige la Constitución de 1980: el Estado subsidiario.

Sólo nos quieren para ofrecer postres exquisitos en la mesa del Norte Global, mientras que nuestras mesas no cuentan con lo elemental para una alimentación saludable.

El TPP pone fuertes restricciones a la agricultura a causa de la imposición de las semillas transgénicas, los agrotóxicos, plaguicidas que matan; todo lo contrario de lo que el mundo precisa frente a la crisis ecológica en curso.”

-¿Por qué no está EE.UU. en el TPP?

“Porque ya existe un tratado de libre comercio de nueva generación entre Chile y Estados Unidos que está plenamente vigente. El sistema de resolución de controversias está considerado y es aplicado ahora ya.”

-¿Y qué hacer?

“Más que lamentarnos, creo que es preciso difundir pedagógicamente los abusos, atropellos y afectaciones a nuestros derechos que comporta el TPP, de modo de contribuir con la concienciación de las comunidades y sus próximas luchas.”