Por Denisse Leigthon

El viernes 20 de diciembre de 2019, Oscar Pérez Cortez salió de su casa a las 15:00 hrs camino al centro de Santiago, iba a manifestarse contra la crueldad animal, una de las tantas consignas en las que se basó el Estallido Social chileno. Cerca de las 19:00 hrs, el joven de 20 años que se encontraba el sector de Plaza Italia, fue aplastado por dos Tango Romeos (Zorrillo) vehículos que expulsan gases lacrimógenos usados por Carabineros. En estado grave fue rescatado por voluntarios de la salud quienes lo llevaron en camilla hasta Centro Arte Alameda, donde se había instalado un centro de atención de heridos graves.

“Con el pasar de las horas comenzó a llegar más gente, desbordaban las veredas. Se llenó la calle. Todos nos tomamos la plaza, y en un momento los pacos (policía) que estaban más replegados hacia el Parque Bustamante hicieron un contraataque muy brutal, yo veía que pasaban y pasaban lacrimógenas a la altura de la cara. Ya no podía ver mucho por el humo. Los gases eran muy tóxicos, no podíamos respirar. Corrí hacia Vicuña Mackenna, vi que había una moto tirada en el piso, crucé la calle y le tiré una piedra, cuando levanté la vista vi que venía cruzando un zorrillo. Si yo seguía avanzando iba a chocar de lado con él. Para no estrellarme puse las mano e intenté frenar. En eso sentí que por detrás me embestía el otro zorrillo, quedé al medio de los dos. En ese momento no sentí dolor, pero escuché el sonido de mis huesos rompiéndose, mi cadera, pelvis y rodilla. Del ombligo para abajo no podía moverme. Estaba consciente porque no me golpee la cabeza. Me acuerdo que me toqué los muslos y no sentía nada, pero cuando llegaron personas a ayudar comenzaron a levantarme desde abajo de las rodillas y las axilas, ese movimiento hizo que todo el peso de mi cuerpo se fuera hacia abajo, los huesos rotos se separaron y ahí llegó un dolor que no paró hasta el día siguiente. Eso fue terrible, estaba desesperado”, comenta Oscar sobre lo ocurrido.

Mauricio Carrillo Castillo, fue el funcionario de Carabineros que manejaba el vehículo que atropelló por la espalda a Oscar. El policía ya contaba con antecedentes penales por el mismo delito. En 2008 la Corte de Apelaciones de Concepción lo condenó a 540 días de reclusión tras ser declarado autor de un cuasidelito de homicidio y dos cuasidelitos de lesiones graves tras un juicio que investigó su culpabilidad en un atropello donde no avisó a sus superiores ni ayudó al joven atropellado.

“Cuando me atropellaron había cumplido recién 20 años, ahora tengo 23. Estuve hospitalizado hasta mediados de enero, me llevaron primero a la Posta Central después de la atención que recibí en Centro Arte Alameda, por Ley de Urgencia me llevaron a la Clínica Las Condes, ahí me operaron 2 veces. Hace poco me hicieron la novena operación”, comenta Oscar, además de detallar que cada intervención ha tenido costos económicos altísimos, ninguna menos de 4 millones de pesos más honorarios médicos, estadía y medicamentos.

-¿Por qué saliste a manifestarte durante el Estallido Social Chileno?

Yo en ese momento sentía que era una bisagra muy importante en la historia de Chile, sentía que era un actor social como todos. Daba lo mismo todo, peleábamos porque era un momento histórico demasiado importante, pensábamos que íbamos a cambiarlo todo. Ahora me siento muy decepcionado con cómo se han dado las cosas, especialmente después del rechazo de la nueva Constitución.

-¿Cómo pagas las operaciones?

Hemos hecho rifas, eventos a beneficio en la multi-cancha de mi barrio y pudimos pagar algunas operaciones, pero aún hay deudas. Principalmente lo de la Clínica Las Condes, ahí era el único lugar donde me podían hacer esta operación en las caderas, me pusieron 4 tornillos de lado a lado. Quien me operó es el único médico en Chile que podía hacer esa intervención, fue a especializarse a Israel. Este año comencé a andar en bicicleta pero por una cicatriz que tenía entre la ingle y el abdomen me salió una hernia y esa fue la operación más reciente. No puedo hacer ejercicio aún. Tengo dos fracturas en la rodilla izquierda, el mayor daño fue en la cadera, me tuvieron que operar varias veces del sistema urinario.

-¿En el momento del atropello, pensaste que ibas a morir?

No, pensé que iba a quedar inválido para siempre. Eso se me pasó por la cabeza.

-¿Estabas consciente luego del atropello? ¿Recuerdas cómo fue el rescate?

Cuando me atropellaron fue todo entre la cadera y la rodilla, entonces estaba consciente. Recuerdo todo.

Al caer al piso, luego del atropello, me tomaron otras personas que se estaban manifestando y me llevaron a la vereda frente a la pizzería. Me acuerdo que me dejaron en el piso. Me dolía demasiado y les decía que me arrastraran, que no me levantaran. Mientras, escuchaba que empezó un tremendo caos. Llegaron los paramédicos y me pusieron en la camilla y me llevaban al Centro Arte Alameda. Ese camino fue súper difícil, la policía tiraba el chorro del carro lanza-aguas directo donde yo estaba, la gente hacía un escudo humano alrededor. También lanzaban lacrimógenas a nuestro lado, intentaron entorpecer el rescate. Eso mismo se vio sistemáticamente con muchos rescates de otras personas durante el periodo de enfrentamientos. Desde la camilla subía el humo de la lacrimógena, alguien me ponía una mascarilla en la cara, y otra persona me daba cachetadas y me decía que no me durmiera. Ahí por primera vez pensé que podía morir. Sentí que todo era demasiado importante, solo pensaba en mi familia y en resistir. No quería morir. Sentía que tenía muchas cosas que vivir aún. Me aferraba a la vida, pero el dolor físico era demasiado terrible. Me llevan dentro del cine y ahí tengo recuerdos difusos. Me pusieron suero intravenoso con un sedante pero no me hacía nada. Una de las enfermeras me dijo que si podía hablar con alguien de mi familia. Nadie contestaba el teléfono porque justo ese día mi mamá y mi hermana fueron al cine, que paradigmático. Entonces, le dije que enviara un audio al grupo WhatsApp de la familia, ahí contestó una tía que justamente estaba cerca así que llegó a verme. En la ambulancia había otras personas súper graves, con trauma ocular, recuerdo un joven que estaba agarrándose el ojo para que no se le cayera.

-¿Has pensado qué hubiese pasado contigo si Centro Arte Alameda no hubiera estado abierto para atención de heridos?

Habría sido muy difícil mi traslado a la Posta, todo el trayecto desde la plaza al cine fue muy complicado y la policía lo dificultó aún más. Yo estaba súper grave, el tiempo era fundamental. En Centro Arte Alameda me salvaron la vida. Cuando llegué, de inmediato me atendieron y me calmaron el dolor, me sentí seguro. No había ningún otro lugar así tan cerca. Cuando llegué a la clínica me hicieron escáner y me pasaron a pabellón, si hubiera pasado más tiempo me habría desangrado por dentro, se me podría haber reventado la vejiga por ejemplo. Yo creo que los pacos habrían sido capaces de llevarme presos en ese estado y me habría muerto en un calabozo.

Creo que fue súper importante que tomaran la decisión de dar un espacio para la atención de heridos, en la calle estaba todo súper peligroso, estabas expuesto a las lacrimógenas, los perdigones, entonces tener un lugar seguro para quienes estaban más graves, ahí yo me sentí mucho más seguro. Ayudaron a mucha gente, era un ambiente de guerra. Lo que me pasó le pudo pasar a otros. A mi me intentaron matar, mi logro fue recuperarme.

-¿Cómo te enteraste del incendio de Centro Arte Alameda?

Estaba hospitalizado y me enteré por redes sociales, vi el video de la policía disparando lacrimógenas al techo y luego el incendio. Lo comenté con mi mamá y le dije que ahí me habían cuidado. Menos mal que no fue antes que pasara lo mío porque no me podrían haber atendido.

-¿Esta historia que viviste te afectó anímicamente?

Me pegó súper fuerte. La primera parte de la recuperación fue en pandemia, en un momento no se podía salir a la calle. Estaba postrado, no me podía mover, mis amigos no podían visitarme. Estaba súper solo. A la larga eso me afectó mucho. En 2022, primer año en ir presencial a la universidad, me costó mucho volver a relacionarme.

Estuve en algunas terapias sicológicas, por algunas ONG o psicólogos particulares que se ofrecían para atenderme gratis. Pero yo no tenía ganas y fui inconstante. A veces en las mismas sesiones yo no me abría mucho. Y es que duele abrirse y decir las cosas que tenemos dentro. A veces uno prefiere hacerse una coraza alrededor de eso y evadirse.

-¿Tu antes eras así o fue por lo que te pasó?

Yo antes andaba en bicicleta a diario, hacía mucho deporte, subía el cerro, era súper sano. Ahora después de esto, me pusieron un tubo en mi vejiga, andaba con una bolsa, eso me limitó mucho. Me sentía como un abuelo. En 2022, tuve un mal diagnóstico, me recetó Clotiazepan, por lo dolores tenía que tomar remedios fuertes, pero este remedio más la zopiclona andaba todo el día volado. Comencé a beber más alcohol también. Dejé a ese psiquiatra y comencé a necesitar más pastillas, tenía una depresión feroz, y me refugiaba en esos químicos. Hasta que mi hermana y mi mamá notaron que algo andaba mal, y me hablaron para revisar el tema del cual me estaba haciendo dependiente. Finalmente me recuperé de eso, gracias al apoyo de mi familia. Ahora cambié de terapia y sicóloga que me ha dado medicamentos que no te hacen dependiente. También tomo un medicamento para los dolores crónicos, porque me duelen los huesos y eso me hace sentir mal y va de la mano con lo psicológico.

-¿Cómo todo esto ha afectado a tu familia? Veo que tu mamá siempre te está apoyando.

Mi mamá ha estado siempre conmigo. A mi familia le pegó fuerte, mi mamá, mi tía y mi hermana sufrieron cuadros depresivos. Desde el primer momento me apoyaron, nunca me juzgaron. Pero mi mamá quedó muy traumada, se asusta si no le contesto el teléfono, siempre cree que me va a pasar algo. La entiendo, a veces tenemos discusiones porque quiero que me suelte un poco. Anímicamente, no he estado bien, no asimilaba lo que me había pasado. Y además, el contexto social que estamos viviendo me ha dejado un sabor amargo. Hay gente que no se salvó como yo. Cada caso me duele.

Ahora siento más que nada decepción, estoy triste. Me cuesta ponerme a pensar en esto. Estoy físicamente mejor y eso me ayuda. Quisiera hacer un pequeño viaje solo para reencontrarme, porque me cuesta estar solo.

-¿Algo cambió en tí después de todo esto? ¿Qué te gustaría hacer?

Cambiaron varias cosas en mi, en mi personalidad. En lo negativo, estoy más inseguro y tímido. Pero mi familia y amigos me dan fuerza. A veces, pienso que me gustaría solo estar tranquilo, y que salga la demanda para poder enfocarme en mi recuperación física y mental. Lo que más me llena son los animales, y esa fue mi consigna para participar en el Estallido. Me gustaría vivir con animales rescatados, quisiera ir a vivir a una parte más rural, ayudar y cuidar animales. Eso me haría feliz.

En agosto de 2021, el policía que atropelló a Oscar por la espalda (Mauricio Carrillo Castillo) se encuentra solo con el arresto domiciliario total. La justicia decretó su privación de libertad, la que está cumpliendo en la 11° Comisaría de Lo Espejo, además, se dieron 90 días para la investigación. Hoy, a tres años de lo ocurrido, aún no existe condena contra el Carabinero. La familia de Pérez baraja la opción de realizar una demanda contra el Estado de Chile.

Video conmemoración a un año del incidente: https://www.youtube.com/watch?v=5Sie_uFLs2k