Recientemente han aparecido los resultados de la prueba de acceso a la educación superior (PAES). No pocos ponen el grito en el cielo para denigrar, como todos los años, y una vez más, a la educación pública. No faltan motivos para ello, pero veamos la película completa.

 

Los resultados de la PAES no hacen otra cosa que retratar la segregación socioeconómica imperante. Basta ver cuáles son los establecimientos educacionales que aparecieron con los primeros cinco más altos puntajes: son todos colegios particulares pagados localizados en Vitacura (Colegio Los Andes), Las Condes (Colegio Villa María Academy y Colegio Cordillera), Lo Barnechea (Colegio Los Alerces) y La Reina (The Grange School). Casualmente son las comunas de más altos ingresos del país.

Veamos ahora cuánto cuestan estos colegios. Para pertenecer, o entrar a estos colegios tienes que ponerte con lo que llaman cuota de incorporación, la que, para estos 5 colegios, varía entre los 30 y 200 UF, o sea, entre un millón y siete millones de pesos. Este es tan solo el primer paso. Luego viene la matrícula, a pagarse una vez al año, que varía entre los 13 y 16 UF, esto es, de 450 a 500 mil pesos. Y finalmente tenemos la colegiatura anual, que hay que pagar mensualmente. El monto de la colegiatura anual para estos 5 colegios top va desde las 180 hasta 250 UF. Estamos hablando de entre los 6 y 9 millones anuales, equivalentes a 500 mil hasta los 750 mil pesos mensuales. Una ganga.

Si seguimos hacia los colegios siguientes, el panorama no cambia mayormente. La excepción la constituyen 4 establecimientos educacionales: tres municipales y uno subvencionado (Liceo Augusto D´Halmar, Bicentenario de Temuco, Maipo y San Pedro Bóveda).

A quienes tanto les gusta hablar de eficiencia les invito a realizar el siguiente ejercicio: calcular cuánto cuesta cada punto de la PAES obtenido por los establecimientos. Lo haremos partiendo de la base que sus puntajes mínimo y máximo son 100 y 1000 puntos respectivamente. A modo de ejemplo, el puntaje alcanzado por el Grange School fue de 861,4 en tanto que su precio anual fue del orden de los 9 millones doscientos mil pesos, lo que da un costo de cada punto alcanzado en la PAES de poco más de 12 mil pesos.

Hagamos similar cálculo para el liceo Augusto D´Halmar que obtuvo 833 puntos en la PAES. Su costo anual está dado por la subvención anual que recibe del estado, del orden de los $ 200.000. Dupliquemos este valor por eventuales ingresos que reciba, ya sea de terceros como del propio Estado. ¡El precio anual de cada punto que obtienen sus alumnos sería del orden de los $ 500! Esto es, un 5% del precio del punto de quien se matricula en el Grange School.

¿Cuáles establecimientos fueron más eficientes? Los 4 establecimientos públicos que lograron entrar en el ranking de los 100 establecimientos con más altos puntajes. Por lo mismo son dignos de ser aplaudidos y reconocidos. Han sido capaces de hacer rendir los recursos públicos mucho mejor que lo que pudieron hacer los establecimientos particulares pagados con recursos privados. Podríamos llegar a afirmar que los apoderados de los alumnos de estos últimos establecimientos están tirando la plata por la ventana, porque si los matricularan en establecimientos públicos, seguro que obtendrían mayores puntajes. Sus pupilos conocerían el Chile real, no solo el de su entorno inmediato, y por lo mismo aprenderían a vivir con “los distintos”.

Pero no, prefieren hacerlo en establecimientos de nombres ingleses o pomposos pagando las ganas, porque lo que importa es segregar, no mezclarse con la chusma. Rodearse con sus iguales, comulgar en la misma parroquia, tejer redes entre los suyos.

Por lo demás, todos sabemos que la escuela no es sino una de las fuentes de formación de las personas. También lo son las familias y el entorno en que nos desenvolvemos. Es lo que algunos llaman el capital sociocultural que nos acompaña. Como dijera el fundador de Educación 2020, Mario Waissbluth, “el origen social es prácticamente el único determinante de los resultados, y no el tipo de administración de las escuelas”.

Es una quimera pretender abordar el tema de la calidad de la ecuación sin considerar que ella está afectada por la disponibilidad de recursos financieros. Si se aspira cotejar la educación pública en educación básica y media con la privada, no es posible omitir la cruda realidad actual donde el gasto público por alumno está muy por debajo de lo que en promedio perciben mensualmente los colegios privados por cada alumno matriculado.

 

La pirámide está invertida: se gasta mucho más por alumno proveniente de familias de altos ingresos que lo que lo que se gasta por alumno perteneciente a familias de bajos ingresos. Mientras no se corrija esta distorsión, agravada por el déficit en el capital social-cultural que arrastran quienes se matriculan en establecimientos educacionales con financiamiento público, las comparaciones y rankings que se elaboren carecen de validez alguna. Estas odiosas comparaciones, amplificadas por los medios de comunicación convencionales, no hacen sino entregar un subliminal mensaje de que la educación privada sería de mayor calidad que la pública, mensaje abiertamente falso si se considera la dotación de recursos con que se trabaja en cada uno de estos ámbitos.

 

Insisto, mientras como país no estemos disponibles para el tremendo esfuerzo que demanda un modelo educativo que integre en vez de segregar, las medidas que se adopten a nivel metodológico, en los estilos de dirección en los establecimientos educacionales, o en la formación del profesorado tendrán efectos puntuales, marginales, no sustantivos. A partir de ahí podemos exigir calidad en educación y pensar en exigencias de desempeño y resultados. De lo contrario seguiremos comulgando con ruedas de carreta.