El colectivo Enfermeras Diversas y Disidentes desde su creación (año 2021) se constituyó como un grupo de enfermeras/os/es que emergen del conocimiento de frontera, debido a que sus fundadoras además de ejercer la enfermería, se sumergieron en epistemologías otras que les permiten construir nuevos horizontes de sentido a partir de otras ciencias como las sociales, antropológicas, políticas, estudios sobre pensamientos latinoamericanos, culturales, feministas, filosóficos, de las diversidades y de género.

Por Karla Mijangos Fuentes

Es así que entre sus principales objetivos como colectivo versa el acto político del activismo por la salud y la enfermería, o como ellas/os/es le llaman la cuidología/cuidadología. Dentro de este activismo, ellas no hacen referencia única y exclusiva al ejercicio de salir a las calles para marchar y protestar, pues además de esta postura política, ellas añaden ejercicios de activismo epistémico, es decir, el colectivo trabaja arduamente bajo una postura ética de la descolonización de la enfermería, por ende, muchas de las prácticas se derivan en trabajos de gimnasia mental para la emancipación de una enfermería colonizada.

Tal como ellas lo expresan, la enfermería se encuentra institucionalizada sobre una configuración de corte racista, androcéntrica, patriarcal, eurocéntrica, clasista, imperialista, capacitista, capitaloceno, además de feminizada, biologicista y cristianocentrada. En este sentido, ellas insisten que uno de los caminos que se abren para reencantar a la enfermería se localiza por fuera de lo institucional, debido a que son las propias instituciones incluidas las educativas, las que ostentan un arquetipo colonizador de la profesión, por consiguiente, existen muchos proyectos e investigaciones que deben ser enmascarados o rechazados porque atentan contra la estabilidad de la heteronormatividad.

Desde esta línea, uno de los proyectos que las enfermeras diversas y disidentes están trabajando desde su configuración como colectivo, es analizar críticamente las matrices colonizadas de la profesión y de ellas/os/es como enfermeras/os/es. Y justo dan cuenta que una de las instituciones colonizadoras más grandes es la universidad, porque es ahí donde se reproducen todas las prácticas, conocimientos, actitudes, valores y formas de pensarse como una profesión subalterna.

En este tenor, la transformación hacia una pedagogía del cuidado se mantiene como unos de los horizontes que habrán de trazarse, sin embargo, el camino no es sencillo cuando toda la estructura está diseñada para salvaguardar los intereses del sistema. No obstante, ellas creen firmemente que una ciencia descolonizada, será una ciencia que contribuirá con el bienestar y la justicia social. Y es en este último punto donde las enfermeras diversas están concentrando su mayor esfuerzo para devolverle a la enfermería su esencia descapitalizada.

Así, el colectivo se puso como meta estudiar las violencias que experimentan las/los estudiantes de enfermería durante la formación, con la finalidad de co-construir alternativas pedagógicas, de investigación y de prácticas que estén libres de violencias, porque como ellas afirman, no puede ser llamada la profesión del cuidado cuando no se está cuidando a las personas que cuidan.

Con esta primera investigación, que comenzó a gestarse desde el año 2021, y que tomó sentido el 8 de marzo de 2022, las enfermeras diversas dieron a conocer al mundo y a toda Latinoamérica que la formación de enfermería es un proceso reproductor de múltiples violencias que atraviesan a todas las estudiantes, pero que van marcando una serie de cicatrices de la profesión.

Cabe mencionar que para esta investigación, las enfermeras diversas y disidentes se apoyaron del trabajo de la Artista Mónica Mayer, quién es la fundadora y creadora de los tendederos de violencias; una estrategia y al mismo tiempo una metodología que le permitió al colectivo hacer un estudio profundo sobre violencias. Es importante reconocer que esta metodología, también es considerada como una terapia de sanación colectiva debido a que las personas además de poder hacer su denuncia, tienen la posibilidad de leer a otras personas que han vivido dichos procesos, por ende, pueden repararse y sentirse acuerpadas.

La investigación dio por concluida el 12 de mayo de 2022, sin embargo, aún queda un camino largo para la divulgación de los resultados. Ellas confirman que gran parte de los resultados los han ido mostrando en diversos congresos y eventos donde les brindan la oportunidad para discutir sobre ellos; otra parte proporcional de los hallazgos los han preparado en un escrito que conformará un libro que será editado por la Universidad de Jujuy; y finalmente, ellas están preparando otro libro más que esperan aborde toda la descripción de las categorías o matrices de violencias junto con los relatos de las estudiantes, el cual esperan dar vida para el año 2023.

Al preguntarnos sobre los principales hallazgos de dicha investigación, en primer lugar las enfermeras diversas refieren que estos resultados nos ofrecen un amplio panorama de todas las violencias que experimentan las estudiantes de enfermería durante su formación, pues como ellas apuntan, para esta investigación no hubo censuras para la enunciación, puesto que es una investigación que no atenta contra lo institucional, no salvaguarda los intereses universitarios, ni establece pactos con los violentadores/as, por tanto fue más sencillo que las/los estudiantes se expresaran con mayor libertad.

Entre los principales resultados se localizan tres grandes categorías: 1) violencia y pacto patriarcal; 2) pedagogía enfermera de la crueldad y la fobia y 3) liberación de la conciencia. 

En lo que respecta a la violencia y pacto patriarcal, el estudio dio cuenta que el sólo hecho de ser mujer, es lo que las condiciona a ser víctimas de una serie de delitos y violencias que perpetúan su vulnerabilidad. Por tanto, ser mujer y enfermera las precariza en su condición laboral, interprofesional, de seguridad e identitaria. Y para ello, solo existe un origen, el patriarcado (Cagigas, 2000). Asimismo, las violencias que se reproducen en las estudiantes de enfermería tienen relación con la denominada precarización de la posición masculina en el interior de las ciencias de la salud y con el principio de dueñidad, ambos planteados por Rita Segato (2019). Es decir, no habría violencias hacia las estudiantes de enfermería, si no existiera el complot y el pacto patriarcal que sostiene la posición masculina de dominación (Delgado, 2019).

Para la categoría de la pedagogía enfermera de la crueldad y la fobia, los resultados arrojaron que la formación de enfermería se condiciona bajo una pedagogía de la crueldad, que en palabras de Rita Segato (2018) se refieren a todas las prácticas “pedagógicas” que buscan colonizar a los educandos a través de subjetividades que los cosifican, los vulneran, los excluyen de saberes propios y los someten a riesgos de estabilidad emocional, tal es el caso de la fobia como mecanismo y/o herramienta para la transmisión de conocimientos disciplinares y comportamientos conductuales de enfermería.

Finalmente, la liberación de la conciencia se constituye como el elemento reparador de violencias, porque justo representa ese momento cumbre en el cual la víctima se siente preparada/o para denunciar sus procesos de violencias, cabe mencionar que estos procesos de liberación no siempre son inmediatos, porque inclusive hubo víctimas que hablaron por primera vez de lo que vivieron en su formación después de 20 años de ejercicio profesional.

Las enfermeras diversas y disidentes concluyen que la formación de enfermería ocurre dentro de contextos y relaciones que apuntan a la deshumanización y despolitización profesional, lo que es necesario para que el sistema continúe con la reproducción mercantilista y de cosificación de los sistemas de salud, así como con la precarización laboral de la enfermería.

Asimismo, ellas aseguran que las violencias que se producen durante la formación en enfermería, tienden a seguir en un proceso cíclico que no encuentra desembocadura, debido a que existe un pacto patriarcal que sostiene y tolera las violencias hacia los/las estudiantes, es decir, las violencias se reproducen porque existe un acuerdo mutuo de todas las entidades físicas, materiales y humanas para perpetuar ejercicios de violencias, y justo uno de los mayores actos de complot patriarcal, lo representa la atestiguación y el silencio frente a lo que se observa como violento y no se hace nada más que callar.

Referencias