Desde la Red Humanista de Noticias de Salud REHUNO Salud ponemos en marcha un lugar de intercambio donde hay una nueva mirada sobre la vida cotidiana basada en una psicología experiencial y existencial (la Psicología del Nuevo Humanismo), que nos aporta una perspectiva y unas propuestas de trabajo personal para que encontremos un sentido pleno a nuestra existencia y una vida libre de cargas y sufrimientos innecesarios. No es, por tanto, una psicología terapéutica ni que trate sobre ninguna patología, sino que va dirigida a cualquier persona que quiera comprenderse a sí misma y tener herramientas, si así lo desea, para iniciar un cambio positivo en su vida. El bienestar psicológico es sin duda una de las bases de la salud integral, por ello es un aspecto al que hay que atender.

Por Jordi Jiménez

Te invitamos a poner en práctica estas propuestas y también a que te comuniques con nosotros y nos cuentes tu experiencia. ¡Escríbenos!

Introducción a la serie «Psicología del Nuevo Humanismo»

En esta nueva serie de artículos haremos un repaso por algunos de los tópicos teóricos de esta escuela de psicología existencial y mostraremos distintas aplicaciones y ejercicios que cualquiera podrá realizar en su vida cotidiana. Ellos serán un buen apoyo para la comprensión de aquello que nos ocurre, para superar dificultades y para modificar positivamente nuestra relación con el mundo que nos rodea. Algunos de los temas que trataremos serán los siguientes:

  •  Las imágenes mentales y su función
  •  El circuito energético en el ser humano y sus centros de respuesta
  • La distensión física y mental
  •  La coherencia y la felicidad: principios para una vida coherente 
  •  Respiración y atención
  • El agradecimiento y el pedido como actitud cotidiana
  •  Niveles de conciencia e interpretación de sueños
  •  Los fracasos y los ensueños
  • Aprender a resistir la violencia
  • Los modelos y los guías internos
  • El amor, la reconciliación, las suposiciones, la posesión y otros temas de interés en nuestra vida diaria.

Esperamos que os guste y os resulte útil.

El papel de las imágenes mentales

Uno de los mecanismos fundamentales de la conciencia humana es su capacidad para elaborar imágenes mentales como respuesta a estímulos externos e internos. Estas imágenes cumplen con la función de movilizar al cuerpo trasladando esa respuesta al mundo externo (o al mundo interno). Por ejemplo, si tengo sensación de hambre (estímulo interno) mi conciencia elabora una imagen de la nevera o tal vez de un restaurante y esa imagen es la que acaba movilizando a mi cuerpo en esa dirección para que desaparezca el estímulo desagradable. 

Aunque le llamemos «imagen mental» estas re-presentaciones no son sólo visuales: las hay auditivas, táctiles, olfativas, etc. Cualquiera de nosotros puede imaginar una música o recordar un olor, o imaginar la textura de un objeto. Todas ellas son imágenes y esta capacidad imaginativa nos permite proyectar, prever, planificar, pero también recordar o rescatar del pasado y, desde luego, crear, inventar y avanzar al futuro.

Imágenes creativas

Podemos hacernos alguna demostración ahora de las características de la imagen (en este caso lo haremos con la visual). Por ejemplo, cerramos los ojos e imaginamos que delante nuestro hay un… elefante rosa. ¿Ya? Tal vez se nos aparezca la imagen de un globo de aire hinchado y con forma de elefante rosa, o bien aparezca la imagen de un elefante vivo pintado de rosa. Esas dos imágenes pueden ser grandes o pequeñas respecto a nosotros, pueden estar muy cerca o más lejos, el rosa que hemos imaginado puede ser más claro o más oscuro, etc. Por último, podemos no visualizar en absoluto ninguna imagen de ningún elefante porque nos gustan más los gatitos o porque no nos da la gana. De entrada, este ejercicio muestra dos cosas: primero, que la representación de imágenes mentales es intencional; segundo, muestra la enorme flexibilidad de la imaginación humana. Podemos imaginar, si queremos, cualquier cosa, lo que sea. Gracias a esta capacidad de la conciencia podemos crear, inventar, avanzar, etc. Gracias a las imágenes mentales se han creado todas las obras artísticas y también todos los avances técnicos y científicos. Primero se visualiza, luego se realiza. Primero es la imagen interna, luego el objeto externo y tangible. 

Ilusiones

Pero esta capacidad tan esencial para nuestra vida también da pie a un fenómeno peculiar. En el ejercicio anterior tal vez hemos podido imaginar un elefante rosa delante nuestro, sin embargo, al abrir los ojos comprobamos que tal objeto no está, obviamente. No hay concordancia entre lo que imagino y lo que percibo. Esta no concordancia es la que permite que se produzca el fenómeno de la ilusión, de lo ilusorio. No entremos en valoraciones, no es ni bueno ni malo. Según la situación, la ilusión es necesaria para poder crear una obra artística, por ejemplo, o para poder modificar un problema, algo que no está funcionando, teniendo que imaginar salidas o soluciones que no existen aún. Todo proyecto de futuro está sólo en mi imaginación hasta que se realiza, mientras tanto abro los ojos y aún no está. Pero es imprescindible imaginarlo para realizarlo (de ahí aquellos eslóganes del siglo pasado como «la imaginación al poder»). Sin embargo, en otros momentos la ilusión nos desconecta y nos aleja de la «realidad perceptual» (ya explicaremos otro día el porqué de las comillas cuando hablamos de realidad), nos crea dificultades cuando necesitamos hacer un análisis certero y preciso de una situación. Si hemos dicho que ante un problema podemos imaginar salidas que aún no están para poder avanzar, también tenemos que ver con claridad cuál es el problema ahora y comprenderlo bien, en profundidad. Para ello necesitamos abrir bien los ojos y percibir sin interferencias cómo es esa situación realmente. Aquí la imaginación es una interferencia.

Poner a nuestro favor los mecanismos

Hay imágenes mentales que aparecen de forma muy automática, como las imágenes de comida o de lugares donde hay comida cuando noto un estímulo de hambre. Pero ya hemos comentado que hay otras imágenes que requieren más intención por nuestra parte, como las imágenes creativas. Hagamos un breve ejercicio: sentados de forma cómoda y relajada cerramos los ojos y vamos dejando pasar distintas imágenes de nuestra vida cotidiana, de nuestro trabajo, de nuestras relaciones, de amigos o familiares, etc. Después de un rato observaremos que algunas de esas imágenes nos producen bienestar y otras nos producen tensión. También podremos ver que en algunas situaciones imaginadas nos quedamos “atrapados” o enganchados, nos cuesta soltar esa imagen. Podemos acabar con el ejercicio cuando queramos abriendo los ojos.

Con esto hemos podido comprobar que hay imágenes que nos producen tensiones. Pero también gracias a este mecanismo podemos “resolver” o modificar esas situaciones complicadas o conflictivas que se nos presentan. Por ejemplo, tengo una situación difícil en casa, en el trabajo o con la familia y sé lo que tendría que hacer, pero no sé por qué, no lo hago. Falta energía y brillo en la imagen. Puedo tomar la imagen-solución de esa situación (por llamarla así) y visualizarla con fuerza, con energía, sintiéndola con todo el cuerpo y dedicarle a ese ejercicio un par de minutos todos los días, sin preocuparme de nada más. Al final, si uno ha conseguido ver con claridad y brillo esa imagen-solución, el resto va solo, acaba sucediendo así (aproximadamente) porque nuestra acción se moverá en la dirección de esa imagen, la imagen mental guiará nuestra acción. Pero ha de ser una imagen tan clara e intensa como la de la nevera cuando tienes hambre. Esas son las imágenes que movilizan.

Otro caso, más habitual, es que ante una situación conflictiva o difícil no sé qué hacer, no se me ocurre nada, es decir, no me viene ninguna imagen-solución. En estos casos hay que dedicarle más tiempo porque se trata de ir «visualizando» diferentes imágenes de respuesta a la situación y atender a la sensación que deja cada una de ellas. Es decir, imagino con claridad un escenario y atiendo a cómo quedaría la situación si hiciera eso. Luego imagino otro escenario y luego otro. Es como en el ejercicio anterior, voy visualizando distintas imágenes. Mantengo una actitud abierta y sin prejuicios, puedo visualizar cualquier solución posible (solo estoy jugando con las imágenes) y atiendo a la sensación que me deja cada una. Si doy una respuesta violenta, ¿cómo me quedo? Y los demás, ¿cómo quedan? ¿Qué perjuicios provoco? ¿Y cómo sería entonces una respuesta no-violenta? Es casi un ejercicio de meditación dinámica.

Una vez que hay algunas imágenes que son posibles respuestas y que nos dejan una sensación de coherencia, hacemos como en el caso anterior: las vamos visualizando con claridad y fuerza, y las vamos sintiendo con todo el cuerpo, dándoles energía. A medida que hacemos esto tenderemos a actuar siguiendo esas imágenes queridas. Pero hay que tener en cuenta algo: la imagen nos muestra la dirección a seguir, pero por sí sola no modifica nada. Es necesario que todo el cuerpo esté implicado en ese cambio. Es decir, hay que sentir esas soluciones con todo el cuerpo además de visualizarlas.

Y hasta aquí esta primera entrega de la serie. Esta es una buena forma de empezar a tomar contacto con uno mismo y empezar a elegir libre y conscientemente cómo queremos vivir y en qué condiciones. Si quieres debatir sobre el tema puedes hacerlo aquí mismo.

 

Para ampliar, consulte: Psicología de la Imagen

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