Esta foto de un soldado ruso caído en Ucrania es parte de un nuevo start up culinario en Kiev. Es una torta. Ud. puede escoger entre las fotos de los “agresores muertos” la que más le gusta y por un módico precio, el producto será entregado a su domicilio. “Ud. mismo elije la foto y el relleno”. Los creativos dueños del proyecto dicen que una parte de sus ganancias será enviada al ejército ucraniano y aseguran que en la primera semana de trabajo lograron juntar para eso, más de 11.000 hrivnias (cerca de 300 USD). No, no es un fake news, comprobamos que es real.

https://telegraf.com.ua/ukraina/2022-07-14/5710681-tort-s-fotografiey-mertvogo-okkupanta-startap-kievskikh-konditerov-vyzval-isteriku-u-rossiyan-foto

El gran apoyo de los ciudadanos en Rusia, de la operación militar en Ucrania se explica normalmente por la propaganda oficial rusa. Nada que ver. La propaganda rusa es extremadamente lenta, torpe y muy básica. La ucraniana, por lo contario, es totalmente creativa y activa. Su rol en el alto nivel de apoyo a la guerra, por ambos lados, es muchísimo más alta. Los alegres cánticos, llamados a colgar o a acuchillar a los rusos, un performance en Odesa con la quema de los insectos, frente a la Casa de Sindicatos donde el 2 de mayo de 2014 fueron quemados vivos y rematados por los nacionalistas 48 personas, sin la posterior investigación de justicia alguna, los chistes sobre el “aire acondicionado” que “explotó” en Lugansk, que fue la explicación oficial ucraniana del bombardeo aéreo del centro de una ciudad ucraniana rebelde, el 2 de junio de 2014, con 8 civiles muertos, y la alegría por la muerte de la doctora Liza, una muy querida por todos, médica voluntaria, que iba a Siria en un avión militar ruso cuando cayó al mar Negro… durante años todo esto llegaba masivamente a Rusia, ya que el espacio informativo entre los dos países es prácticamente el mismo. Todos los que por ambos lados alimentan el odio, disparan a la espalda de su propia gente.

Esta información nos entrega el periodista ruso Vladimir Grigorian, vice director del periódico http://vera-escom.ru/ de la ciudad de Syktywkar de la República Autónoma de Komi.

Todavía recordamos las terribles historias de los “asesinatos y violaciones masivas” del ejercito ruso en Bucha, una pequeña ciudad cerca de Kiev. No sé si todos se dieron cuenta que la palabra Bucha desapareció de la agenda mediática internacional. Pasó cuando los investigadores internacionales se dieron cuenta de la total incongruencia, del enorme y macabro show mediático montado por el teatrero Zelensky. Si, hubo muchos muertos entre los civiles, producto de los intensos combates en una zona densamente poblada. Retomando a Bucha, después de la retirada de las tropas rusas, el gobierno ucraniano ordenó desenterrar a todos los cadáveres y sin tener la más mínima claridad de la causa de la mayoría de estas muertes, presentarlos como víctimas de asesinatos masivos de los civiles por parte de los rusos. La encargada de los derechos humanos del parlamento ucraniano Liudmila Denisova, contó que los “ocupantes rusos violaban a diario 25 mujeres y niñas” solo en una de las casas de Bucha, además recopiló “testimonios” sobre violaciones de madres frente a los hijos, hijas frente a los padres y de los niños y las niñas y sus abuelos. Dijo que las atrocidades fueron por “orden personal de Putin”. Durante 3 meses los cuentos de los “testigos” de Denisova estremecieron el mundo mediático. Después de las primeras revisiones resultó que las contadoras de las historias de las víctimas, eran las amigas de la hija de Denisova, la sicóloga Aleksandra Kvitko y además, que todas las perversiones sexuales de los violadores, fueron solo producto de sus fantasías. Denisova reconoció que mintió, ya que “sentía que su deber era incitar el odio a los invasores”, y fue despedida de su alto cargo. En los medios y en las memorias de los millones de personas de todo el mundo, quedaron los cuentos horrorosos que ella inventó. Ella logró su objetivo. Las torturas masivas y los disparos a las piernas de los prisioneros de guerra rusos, que en la mayoría de los casos les provocaban una muerte lenta y dolorosa, fueron sin duda, uno de los resultados de las fantasías sexuales de esta señora, por la rabia que generó. Mientras que los militares rusos, amigos de sus compañeros realmente torturados o rematados por el otro bando, según se rumorea, más de una vez, entre tomar presos a los militares ucranianos o apretar el gatillo, optaban por lo segundo.