Este 3 de abril de 2022, Costa Rica realizó sus elecciones de segunda ronda o balotaje, enfrentando a dos candidatos y partidos, los señores Rodrigo Chaves Robles y José María Figueres Olsen; donde la principal queja de muchísimos sectores sociales es que ambos representan visiones conservadoras del quehacer político nacional. El primero sin experiencia en la gestión pública nacional, aunque ocupando cargos en el Banco Mundial en diversos niveles y el segundo con experiencia ocupando la presidencia de la República en 1994-1998 y diversos cargos en otros gobiernos, con amplia experiencia empresarial en las áreas de tecnología y medio ambiente.

El resultado final es la victoria del Señor Rodrigo Chaves, con el apoyo de más de un millón de votos equivalente casi un 53%, contra un 47% del candidato Figueres. Esta derrota para el Partido Liberación Nacional el otrora movimiento político en cuyos gobiernos desde 1953 y hasta 1982, se producen las buenas transformaciones de la sociedad costarricense que le llevaron a constituirse en la líder de la generación y construcción de una sociedad bastante igualitaria y con estándares muy altos de calidad en salud y educación, rivalizando con las sociedades nórdicas europeas; hoy este partido y desde los años 80 fue llevando a Costa Rica en una constante de reducción de la igualdad socioeconómica con base en programas de corte neoliberal, hasta ser una de las sociedades más desiguales en todo el mundo.

Es evidente que esta elección representa un fuerte castigo al partido PLN otrora socialdemócrata o de centro izquierda, que hoy es representado por el candidato Figueres,que no logra vencer a un partido incipiente con apenas dos años de formación como lo es Partido Progreso Social Democrático, que más bien parece un entramado de formas nacionalistas, conservadurismo y pensamiento que tiende a ejecutar propuestas y programas de reducción del Estado (como solución a los grandes problemas de endeudamiento interno y externo de la economía, de creciente pobreza, desempleo y destrucción del sector agrícola), en general una propuesta que está por demostrar un posible pragmatismo ideológico una vez asuma el Poder Ejecutivo el 8 de mayo próximo.

La derrota del Partido Liberación Nacional posiblemente representael momento final de una generación de políticos que utilizaron el Estado costarricense en una constante de actos y casos de corrupción a lo largo de más de 60 años de existencia, de este otrora gran gestor del desarrollo social y económico costarricense.

Representa un cansancio y hartazgo de los votantes de esta conducta que raya con el cinismo y la exhibición de opulencia de las riquezas mal habidas de la clase política, siempre aliada con los sectores financieros, empresariales, nacionales y transnacionales, que expoliaban los recursos naturales y sociales que disponía Costa Rica en los últimos 60 años, sometiendo la sociedad a un pesado endeudamiento sin control que encareció y empobreció al costarricense una y otra vez como la constante.

Es posible que el nuevo Presidente Electo Rodrigo ChavesEconomista de profesión, anteriormente alto ejecutivo del Banco Mundial y  por tanto con una larga experiencia en la asesoría, investigación económica y de propuestas de desarrollo socioeconómico en una gran cantidad de países en Asia y otros continentes, plantee una estrategia de reorganización del Estado y la construcción de un proceso de reforma profunda del Estado en la búsqueda “eficientizar” la función pública en un gran número de instituciones del Estado, la reducción de la planilla estatal, la intervención del sistema de pensiones, la profundización de la Reforma Tributaria y una fuerte política de cobro de impuestos a poderosos sectores económicos y empresariales que siempre gozaron del favorecimiento de los distintos gobiernos para no pagar o recibir sendas exoneraciones de los tributos necesarios para sostener la gestión de cualquier estado nacional. Al menos eso espera la mayoría de sus votantes.

Es por esto que se explica el resultado electoral de este balotaje, que también lleva al poder a este nuevo gobernante, con una Asamblea Legislativa fundamentalmente opositora que obligará al gobierno entrante a actuar con base en estrategias de diálogo permanentes, a la creación de contextos de gobierno semi-parlamentario y a establecer alianzas políticas de corto y mediano alcance, si realmente se tiene el objetivo de concretar acciones transformadoras del Estado Costarricense en la dirección que se proponen.

Ahora, es indudable que el gran ausente en este proceso electoral es el ciudadano y la ciudadana, las personas de a pie, el ser humano costarricense, y así lo habían establecido varios informes del Estado de la Nación y académicos de diversas universidades, así como los resultados de investigaciones y consultas ciudadanas, señalando que los programas de gobierno de los partidos que disputaron la presidencia de la República, según “el director del Programa Estado de la Nación, en un análisis y estudio de los Programas de Gobierno de ambos candidatos, revela que son deficientes, mediocres, generales y muy limitados.Ante esta realidad, cualquiera de los dos candidatos que obtenga el triunfo no garantiza bienestar, paz, desarrollo y condiciones de equidad para el pueblo costarricense”.

La pregunta de muchísimos votantes que aún está su imaginario en el momento de ejercer el voto, es sí en este momento nos dirigimos como sociedad costarricense a un limbo en términos de que se elige un nuevo presidente, pero al que no se dota de fuerza legislativa de apoyo a la gestión en el Poder Ejecutivo, para realmente transformarla en mejores servicios, más derechos humanos, más calidad de la educación y la salud, mayoracceso a la tecnología y la ciencia para toda la población y sobre todo dar nuevamente Fe y Esperanza en el futuro a la sociedad costarricense.