Desde numerosos medios de comunicación, principalmente televisivos, existe una campaña orquestada contra los que no se vacunan que está rayando la transmisión del odio a los que, por diversas causas, han tomado la decisión voluntaria de no inocularse unas vacunas que son experimentales y que contraen riesgos, muchos de ellos graves. Con el argumento de que si no lo hacen, puede peligrar la vida de los demás, que hay que ser solidarios, intentan sembrar el terror y el enfrentamiento entre la población civil.

Jamás hubiera creído que iba a ser testigo de una falta de libertad brutal contra los derechos humanos y contra la constitución, como ya lo están reconociendo la justicia al sentenciar que el confinamiento ha sido ilegal, que han ejecutado medidas no amparadas por la ley y, sin embargo, se lavan las manos y ningún político ha dimitido ante tamaño ataque a los ciudadanos.

En nombre de la sanidad, estamos asistiendo a una dictadura sanitaria mundial jamás conocida ante un virus cuyas estadísticas son sesgadas y muchas de ellas manipuladas, como así se está denunciando en diferentes medios que son silenciados por la prensa oficialista. El abogado  Luis de Miguel Ortega, denuncia en una entrevista en la Revista Discovery Salud, que la política anti covid-19 carece del más mínimo soporte legal.

Por otro lado, muchas denuncias realizadas por el abandono de nuestros mayores en las residencias en Marzo de 2020, están siendo archivadas inexplicablemente. Responsables políticos y directores de residencias que se negaron de llevar a los ancianos a los hospitales, que los encerraron en sus habitaciones en un claro homicidio como ya lo ha denunciado Médicos Sin Fronteras y Amnistía Internacional, siguen sin ser juzgados. No se puede permitir y pasar hoja en nombre de la pandemia, de los más de 30.000 personas mayores que murieron por no recibir asistencia sanitaria, que murieron en la soledad de sus habitaciones encerrados con llave, que no se les permitió ir a un hospital para ser atendidos, que no permitieron a sus familiares estar con ellos en el último suspiro de sus vidas.

Se quiere olvidar el atropello a la vida para así los responsables no ser juzgados. No entiendo como la Fiscalía no ha actuado de oficio y tumba muchas de las denuncias. No entiendo una sociedad que bajo el síntoma del miedo, se ha dejado pisotear sus derechos y cree a pies juntillas lo que le dictan que haga sin preguntar, sin explicaciones, asumiendo un miedo desmesurado y angustioso que lleva a muchas personas hoy en día a padecer numerosos síntomas psicológicos graves.

Y mientras, los medios de comunicación oficialistas, los voceros de los programas televisivos, las declaraciones de los mismos virólogos siempre que salen una y otra vez en las pantallas para lanzar el miedo a las personas, censuran  el debate con otros científicos y virólogos que dicen cosas contrarias a los oficialistas, en una clara maniobra de manipulación de masas para que los ciudadanos actúen desde el temor y no conozcan otros argumentos. Desde esas mismas pantallas, transmiten el odio a los que no se quieren vacunar, que están en su derecho, y acusándolos sin tener pruebas, mintiendo, diciendo que los no vacunados son los responsables de los brotes del virus y de las nuevas mutaciones sin aportar prueba alguna científica, cuando existen estudios contrarios que dicen que precisamente los vacunados es de donde parten los nuevos brotes.

Existe una desinformación clara; no sé si algún día dará la luz la verdad de lo que ha pasado y quienes son los responsables de ello. No podemos fiarnos de la OMS, cuando el 75% de sus ingresos proceden de las farmacéuticas que son, a su vez, las que administran las vacunas en un experimento masivo a los humanos jamás realizado y no permitido por el tratado de  Núremberg. Que no se hable de los millones de muertos por la pandemia, ya que no son ciertos. La propia OMS ya dijo que cualquier fallecimiento que se produzca y se le haya realizado un PCR dando positivo o ser sospechoso, se certifique como  muerte por Covid. Una aberración y una muestra de manipulación masiva, ya que los PCR pueden dar muchos falsos positivos y, por otro lado, no se puede argumentar una muerte de esta forma sin haberle realizado la autopsia o tan solo porque sea sospechoso. Ni es ético ni debe ser legal. Sorprendente a pesar de que  todo esto es público, que ningún medio de comunicación oficialista lo denuncie.

Vuelvo a decir lo mismo. Existe una revista llamada Discovery Salud que se está enviando todos los meses al Ministerio de Sanidad, en el que llevan ya más de dos años mostrando numerosos informes científicos, entrevistas a médicos, enlaces a informes serios internacionales, etc., en los que se ponen en duda muchas de las afirmaciones defendidas oficialmente, y que las vacunas pueden estar causando muchos daños en el mundo. Si esta revista está mintiendo, ¿Por qué no actúa la justicia cerrándola y llevándola a los tribunales? Si no lo hacen, es porque sus artículos son serios y científicos y, en un juicio, saldría a la luz todas las pruebas existentes.

Por otro lado, Jon Ander Etxebarría, ex Decano del colegio de Biólogos de Euskadi y miembro destacado en el colectivo Biólogos por la verdad, afirma que pone en tela de juicio el relato oficial sobre la Covid-19 y ha publicado un nuevo estudio tras analizar las cifras oficiales, en el que concluye que las oleadas pandémicas se fabrican a medida con los test PCR y que las denominadas “vacunas Covid” no solo son inútiles y peligrosas, sino que han aumentado el número de afectados y muertos, en lugar de reducirlo.

Insisto, no soy negacionista, como nos quieren tachar  a los que ponemos una sombra de duda al sistema político sanitario. El virus existe pero no es tan agresivo. Lo cierto es que ya las UVIs no están saturadas, ya no existe esa presión del mes de marzo y, sin embargo, la sanidad pública cada vez está peor. Llamas para consulta y te dan cita para dentro de dos semanas, llamas para consulta por teléfono y te la dan en una semana y media, operaciones que se atrasan… no hay excusa para que cierren ambulatorios, para que los servicios de urgencia que estaban establecidos en algunas localidades hayan cerrado. Esto es un ataque contra el derecho del ciudadano a tener una sanidad pública y efectiva. Pero la sociedad está embuchada en el miedo que se transmite desde los televisores. Se ve personas que,  hasta paseando solas por el campo, llevan la mascarilla como si el aire estuviera infectado, otras que te ven y se pasan a la otra acera para no cruzarse con un humano, familias que ya ni se reúnen, ni se abrazan, ni se dan besos… nos están quitando el sentido de amor, de humanidad. Muchos, los que pueden, ya optan por el seguro privado. Y mientras, los voceros televisivos, siguen esparciendo el odio hacia aquellos que no siguen los pasos oficialistas  del sistema. ¿Acaso solo hay una verdad y ésta emana del Estado? ¿Nunca se equivocan?

Hay mucho que decir sobre todo esto, mucho que hablar y  que descubrir sobre lo que nos ocultan  las farmacéuticas y la Unión Europea en relación a las vacunas. Un diputado europeo que pidió el contrato que la UE ha firmado con las multinacionales de las vacunas, lo mostró a los eurodiputados en una de sus intervenciones en el Parlamento Europeo. Eran diez o quince hojas, la primera  con algunas tachaduras y el resto todas tachadas de negro ocultando lo que se ha firmado. ¿Por qué? ¿A qué acuerdo han llegado? ¿Por qué tanto secretismo? A partir de aquí, todo es dudoso.

Ya escribí en su día un artículo sobre el libro “Covid-19 La respuesta autoritaria y la estrategia del miedo”. Es una lástima que a los autores de este libro, así como a los científicos que están detrás de la editorial Discovery Salud, no se les haya dado la oportunidad  por parte de los medios de comunicación de exponer públicamente sus conocimientos respecto a la pandemia, ni se les haya permitido asistir o debatir en ningún programa televisivo para un debate más crítico, constructivo y democrático. Me da la sensación que la democracia en nuestro país solo se produce durante un día cada cuatro años que vamos a votar y la constitución solo es de obligado cumplimiento para el ciudadano de a pié, no para los políticos.

Debemos abrir los ojos ante un mundo tan lleno de informaciones que nos vienen por diferentes medios y saber discernir aquellas que nos dicen la verdad de las que se encuentran manipuladas. Para ello, tenemos que tener un amplio conocimiento global y local y después llegar a nuestras propias conclusiones y no las que nos quieran dar los voceros de turno, investigando por nosotros mismos, bebiendo de diferentes medios sabiendo los intereses de cada uno. De esta forma, podremos llegar a una media verdad o una claridad vaga de lo que ocurre a nuestro alrededor sin que nos engañen o manipulen con el miedo.