“Basta de maltratar la biodiversidad. Basta de tratar la naturaleza como un retrete. Basta de quemar, perforar y minar a mayor profundidad. Estamos cavando nuestra propia tumba”, advirtió el Secretario General de las Naciones Unidas al inaugurar la COP26 ante los líderes de más de 120 naciones que se reunieron en Glasgow.

“La ira y la impaciencia del mundo serán incontenibles a menos que hagamos de esta COP26 el momento en que abordamos en serio el cambio climático”, señaló por su parte el primer ministro británico, Boris Johnson, en su calidad de anfitrión del evento.

Durante doce días de negociaciones, que acostumbran a ser hasta altas horas de la noche, los delegados de casi 200 países deben tomar medidas enérgicas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, anunciar medidas de control mutuo, de transparencia en su política medioambiental, y en especial las reducciones de los países más ricos para poder cumplir con la promesa de 100.000 millones de dólares anuales para los países pobres y vulnerables.

Sin embargo en esta cumbre inugural de dos días en Glasgow hay importantes ausentes, como el gobernante chino Xi Jinping, cuyo país resulta ser el mayor emisor de gases contaminantes, y los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, quienes cancelaron a último momento su participación.

De América Latina no acudieron ni el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ni el brasileño, Jair Bolsonaro, a pesar de que este último estuvo presente en la cumbre del G20, que culminó el domingo en Roma. Otros países, como Ecuador, asumieron el protagonismo, con un anuncio de ampliación de la reserva natural de las Islas Galápagos en 60.000 km2, que se añaden a los 130.000 km2 actuales, canjeando deuda externa nacional para la conservación de esa reserva.

Otros, como el presidente boliviano, Luis Arce, denunció el “capitalismo verde” y aseguró que las negociaciones climáticas siguen estando dominadas por las reglas impuestas por los países desarrollados.

Un total de 196 partes firmaron el Acuerdo de París con el objetivo de limitar el aumento de la temperatura del planeta a +1,5 ºC pero la realidad es que la Tierra se dirige a un aumento de 2,7 ºC, y con esas cifras, su clima, sus ecosistemas, entran en “territorio desconocido”, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM). El mundo emite anualmente más de 50 gigatoneladas de gases de efecto invernadero, según cálculos de la ONU. Una gigatonelada representa 1.000 millones de toneladas.

“Nuestros estudios indican que se producirá un incremento de emisiones del 16% en 2030, cuando deberíamos registrar una reducción del 45%”, resumió la secretaria ejecutiva del órgano de la ONU para el cambio climático, la mexicana Patricia Espinosa.

“Los animales están desapareciendo, los ríos se están muriendo, y nuestras plantas ya no florecen como antes”, denunció ante los líderes una joven indígena brasileña, Walelasoetxeige Paiter Bandeira Suruí, “la Tierra nos está hablando, y nos está diciendo que ya no queda tiempo”, imploró.