Por: Alfredo González Núñez

El Banco de Datos de Derechos Humanos y Violencia Política del Centro de Investigación y Educación Popular (Cinep), presentaron esta semana la nueva edición de la Revista Noche y Niebla No. 63, correspondiente al primer semestre de 2021, donde se recoge información cualificada sobre las violencias políticas permanentes en Colombia, que bien podrían calificarse como la continuidad del fenómeno de prácticas de genocidio, tanto en el contexto de la implementación de los Acuerdos de La Habana, como durante el Paro Nacional del pasado 28 de abril de 2021.

“El estado de derecho se ha ido desmoronando cada día más. Lo que queda son las ruinas de un estado genocida”, aseguró el padre SJ Javier Giraldo durante el conversatorio que, con la presencia de una veintena de medios de comunicación, dio a conocer a la opinión pública el preocupante panorama de violencia socio-política en el primer semestre del año y que consiguió documentar la Revista Noche y Niebla, no sin antes aclarar que dicho registro no pretende ser una estadística y es limitado, incluso, por las condiciones de terror y violencias en que las víctimas y testigos permanecen.

“Denunciamos porque creemos que eso aporta a la protección de las víctimas”, aseguró Martha Lucía Márquez, directora del Cinep, indicando que la institución “asume el derecho y la obligación de plantear una lectura propia y autónoma sobre la crisis de derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario (DIH) a nivel nacional, en un esfuerzo por reducir la vulnerabilidad de las víctimas, ya que el desconocimiento de lo que ocurre, blinda a los victimarios frente a toda eventual censura y garantiza la continuidad de los crímenes”.

En materia de derechos humanos, la Revista Noche y Niebla logra documentar un alto reporte de las agresiones o victimizaciones en tres modalidades de violaciones: detenciones arbitrarias, lesiones físicas y amenazas. La información reportada desde las organizaciones sociales de base de la Red Nacional de Bancos de Datos regionales, permite señalar que durante los meses de abril, mayo y junio, se presentaron la mayoría de las detenciones arbitrarias con 133, 167 y 47 victimizaciones, respectivamente. En cuanto a las lesiones físicas, en los mismos meses se presentó la mayor concentración con 63, 181 y 83 casos. Por su parte, las amenazas se concentraron en febrero con 38 victimizaciones y, en los meses de abril (53) y mayo (61). Las agresiones estuvieron motivadas en un alto porcentaje por móviles de persecución política, al dar un tratamiento de guerra a las justas protestas que se presentaron entre abril 28 y junio 30 de 2021.

Según los registros del Banco de Datos y la Red, se causaron heridas a 358 personas, la fuerza pública detuvo arbitrariamente a 351 personas; amenazaron de muerte a 137; torturaron a 38; ejecutaron extrajudicialmente a 26 ciudadanos; perpetraron 10 acciones de violencia sexual y desaparecieron a 6 más. La mayoría de estas victimizaciones fueron cometidas por el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) de la Policía Nacional, con un saldo de 926 víctimas.

Entre abril y junio, meses de mayor intensidad del Paro Nacional, se presentaron la mayoría de lesiones físicas, amenazas y detenciones arbitrarias: se registraron 1388 víctimas de estas tres modalidades de violencia. Entre los departamentos que reportan mayores violaciones a los derechos humanos están: Santander (304), Bogotá (149), Cauca (107), Boyacá (106), Cundinamarca (97), Valle del Cauca (84) y Antioquia (52).

Revista completa: https://bit.ly/RevistaNocheyNiebla63

Infografías (en hilo de Twitter): https://bit.ly/InfografiasNocheyNiebla

Algunos casos de la revista  para ver y escuchar:

? En Spotify: https://spoti.fi/3o2FCRx

? En Youtube: https://bit.ly/YOTUBECasosNocheyNiebla

*Fotografía de portada: Mural que lleva el nombre del Grupo Vida, Memoria y Dignidad, elaborado en el año 2018 de manera colectiva en el Páramo de La Sarna (Sogamoso, Boyacá). El grupo tiene los objetivos de preservar la memoria de las víctimas de crímenes de Estado y exigir verdad, justicia y reparación. La imagen central del mural es el retrato de una de las mujeres del grupo que está conformado principalmente por mujeres. El mural constituye un reconocimiento a todas las integrantes del grupo y sus procesos de resiliencia.