POEMA

 

 

 

 

 

Cuando miro esa foto,
siento retroceder el tiempo,
me envuelvo en una capa gélida,
mis ojos forman arcoíris,
que tiñen la fotografía.
Las montañas comienzan a respirar,
las nubes se mueven sin cesar,
las yuntas arando están,
y el guajolotero empieza a avanzar.
Paisajes se atraviesan por mi mirada,
niños veo corretear entre los terrenos,
tierras inundadas de milpa verde se aparecen,
mujeres y hombres montados a caballo van.
Mi cabeza da vueltas,
pues muchas curvas hay en mi caminar,
personas suben, personas bajan,
muchas de ellas jamás las vuelvo a mirar.
De pronto se aparecen vendedores,
que a mis ojos hacen brillar,
y a mi estómago lo hacen juguetear.
Escucho ruidos de animales en el techo,
la gallina cacaraqueando va,
el chivo lanza su mejor grito de libertad,
y el cerdo temblando de ansiedad.
Muy pronto aparece frente a mí,
un llano que es cubierto por el cerro de la cruz,
maíz, ocelote y sierpe,
conforman su identidad.
Mis ojos revolotean con más fuerza,
mis pies se llenan de cosquillas,
mi garganta se lubrica,
mis manos desean caminar solas,
y mis recuerdos se desprenden de mí.
En eso escucho la voz del cobrador,
que me dice,
el viaje se terminó,
a sus raíces hemos vuelto,
Miahuatlán es su centro.