Lourdes Castro, coordinadora del programa Somos Defensores de Colombia entrevistada en el programa Cuatro Elementos de la frecuencia Pichincha Universal de Ecuador. Emitido el 17 de diciembre de 2020.

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Lourdes, Bienvenida. Comencemos por pedirte que hagas muy brevemente una actualización del momento en el que estamos, que es lo que está pasando en este momento en relación con toda esta conflictiva situación, esta situación de vulneración radical hacia los derechos humanos, el derecho a la vida, que es exactamente lo que está marcando este momento.

Desafortunadamente, estamos viviendo una situación progresiva y alarmante de deterioro de la situación de los derechos humanos en el país, nosotros como programa Somos Defensores, hasta el 30 de septiembre, registramos 584 agresiones contra liderazgos sociales en los territorios, de los cuales 135 son asesinatos. Y llevamos ya casi 250 ex combatientes asesinados desde la firma del acuerdo de paz. Volvimos a algo que se había vuelto excepcional en Colombia como son las masacres, según Indepaz van 83 masacres en lo corrido este año, es una cifra espeluznante y también ha vuelto lo que era una dinámica recurrente, los desplazamientos forzados y colectivos de población en los territorios.

Lo que estamos viendo con estos datos y con este cuadro de graves violaciones es que hay una reconfiguración de nuevas dinámicas de violencia en los territorios que tienen que ver con el incumplimiento de los Acuerdos de Paz, un enfoque y una respuesta militarista que está dando el gobierno nacional y que no responde a la gravedad de esta situación.

¿Cuáles son los territorios más afectados y por qué son los más afectados por esta violencia?

Sin duda uno de los territorios que registran mayor número de agresiones y de asesinatos a liderazgos sociales es Cauca, seguido de Antioquia, son los dos departamentos cuya tendencia coincide en ocupar los primeros lugares en cuanto a agresiones a liderazgos sociales. En el último trimestre, es decir de julio a septiembre, vivimos un ascenso de otros departamentos, por ejemplo Nariño y empiezan también a hacerse más fuertes las agresiones en Putumayo. Como decía anteriormente lo que estamos es viendo una reconfiguración de dinámicas de violencia que es compleja, que tiene que ver con muchos entramados de intereses legales e ilegales. En algunos casos es el fortalecimiento de las bandas al servicio del narcotráfico, los nuevos grupos paramilitares, las disidencias de las Farc, pero también tenemos complejas relaciones entre estos grupos y élites políticas regionales, de lo cual por ejemplo Ariel Ávila un importante investigador ha hecho importantes análisis de cómo se han ido reconfigurando estas alianzas; y cuando hablo de intereses por supuesto también hay intereses económicos que tienen que ver con mega proyectos, con minería, con agroindustria.

En Antioquia por ejemplo se reflejan mucho todas estas complejas dinámicas, no solo el narcotráfico sino también la minería legal, pues están las principales minas, la mayor producción de oro en el país, pero también vinculada con mega proyectos, es un entramado muy complejo en que se entrecruzan muchos intereses, tanto legales como ilegales, y que cambian las dinámicas según el territorio.

Lourdes, en el informe que ustedes han hecho recientemente denominado “El virus de la violencia” aparece un registro del aumento de las agresiones contra líderes en la época de la pandemia. ¿Qué pasó en estos meses de pandemia que ha hecho que estas muertes y estas agresiones se eleven?

Efectivamente, durante la pandemia solamente en asesinatos a liderazgos sociales nosotros registramos un aumento del 48%, pero también aumentaron otro tipo de agresiones. Las mayores condiciones de vulnerabilidad por el aislamiento social elevaron los riesgos de muchos liderazgos, es decir contrariamente a lo que se hubiera pensado por el aislamiento social los liderazgos iban a estar protegidos en sus casas, no fue así, las dinámicas violentas se incrementaron y fue más fácil su identificación y su localización y así se produjeron las agresiones incluso se registran algunas agresiones en el propio domicilio de las víctimas, entonces realmente mientras todos estábamos aislados, los violentos estaban haciendo de las suyas a su antojo.

En muchas regiones muchos grupos armados ilegales también fortalecieron por su propia cuenta medidas de control que implicaron mayores condiciones de vulnerabilidad para los liderazgos sociales, porque aparte de las impuestas por el gobierno se impusieron las de los actores armados que ejercen control sobre territorios. Entonces, realmente yo lo definiría así: mientras la mayoría de los ciudadanos/as estábamos realmente aislados, los violentos pudieron campearse por el territorio a sus anchas.

Y el gobierno ¿qué hace y qué dice?

Esa es una parte bastante triste y difícil de la historia, y así lo describimos en el informe, cómo la respuesta del gobierno tiene varios elementos. Por un lado, el negacionismo; estamos frente a un gobierno que niega la gravedad de la situación y que contra toda evidencia siempre que sale a pronunciarse sobre este tema intenta decir que las violaciones a los derechos humanos y, en particular, las agresiones a los líderes sociales, han disminuido; cuando nosotros constatamos todo lo contrario: que van aumentando, que nomás el primer semestre aumentaron solo en homicidios en un 61%.

Por otro lado, su respuesta está siendo eminentemente militar, o sea, mayor militarización en los territorios. Si tú superpones el mapa de las regiones más militarizadas con las agresiones, por ejemplo en Cauca o Antioquia o en la región del Catatumbo -que ya hablamos que son regiones que registran un número alto de agresiones a liderazgos y de otro tipo de violaciones a los derechos humanos como las masacres- coinciden. Evidentemente la conclusión que sacas es que esa medida no es una medida que dé una respuesta eficaz en términos de entornos seguros para la defensa de los derechos humanos.

En tercer lugar, nos preocupa lo que de alguna manera nosotros llamamos la distorsión de alguna de las disposiciones del Acuerdo de Paz que intentaban avanzar en garantías de seguridad para los liderazgos sociales y las comunidades en los territorios, y a las que se les han superpuesto otras figuras por encima que desvirtúan su sentido original, por ejemplo los planes con enfoque en desarrollo territorial, que es uno de los elementos fundamentales para dinamizar el enfoque territorial del acuerdo de paz. A los PDET se les interpusieron lo que el gobierno nacional ha denominado “las zonas futuras”, que para nosotros no es sino la redición de antiguas zonas de consolidación de la época de la Seguridad democrática que tienen ese enfoque eminentemente militarista, que siempre se adorna con otro tipo de elementos de desarrollo, pero que finalmente solo son presencia y acción militar y no la llegada del Estado, que históricamente ha estado ausente de esos territorios con bienes y servicios.

Y el cuarto elemento que nosotros identificamos en la respuesta gubernamental estatal es cómo se ha fortalecido un resquebrajamiento de la institucionalidad democrática, vemos como los órganos de control están siendo cooptados por el partido de gobierno, un fiscal amigo y compañero del Presidente, igualmente un Defensor del Pueblo que viene del entorno del Presidente, la Procuradora que va a ingresar fue su antigua tristemente célebre Ministra de justicia, mientras fue ministra se cometió una masacre a principios de este año comenzado la pandemia en la cárcel nacional modelo.

Vemos órganos de control totalmente cooptados por un gobierno, pero además vimos cómo la pandemia debilitó la acción de control político del Congreso de la Republica porque, evidentemente, en la virtualidad el ejercicio político se hace mucho más difícil. Volvemos a ver los enfrentamientos  y los cuestionamientos desde el propio gobierno a decisiones de las Cortes, por eso vemos también debilitamiento de la institucionalidad democrática.

Otro elemento que es muy preocupante y tiene que ver mucho con la dinámica de las agresiones es la impunidad, mientras estas graves violaciones a los derechos humanos no sean investigadas, juzgadas y sancionadas como debe ser, este es un círculo vicioso que alimenta y potencia la violencia.

Lourdes, vamos al otro lado para tener un poquito de respiro en esta situación. Cuéntanos de la campaña que han lanzado, #EsConmigo” para ver si la sociedad colombiana y su conjunto se deja tocar por estos dolores, estas realidades, y que tendríamos que hacer como sociedades para intentar revertir esta terrible situación.

Muchas gracias por hacer referencia a la campaña #EsConmigo efectivamente es una campaña nueva que lanzamos el 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos, que se va hacer por redes sociales, se hacen videos sobre algunos procesos sociales en el país que han sido fuertemente agredidos y que sin embargo pese a todas las agresiones mantienen la lucha y la esperanza en el desarrollo de su trabajo. Visibilizar estos procesos desde los territorios para que los ciudadanos compartan esas historias, difundan esas historias con el #EsConmigo, estamos buscando que cada ciudadano y ciudadana de este país se identifique con cada uno de esos procesos respaldando su accionar y fortaleciendo su legitimidad. La idea es que sea una campaña virtual muy potente en donde las personas a través de redes se identifiquen con esos procesos, a la final no nos pueden matar a todos en a medida que tengamos la capacidad de identificarnos y de apropiarnos de la importancia de esos procesos sociales, es también visibilizarlos, elevar nuestra exigencia y legitimarlos.

Muchísimas gracias Lourdes por esta entrevista tan precisa , tan clara y llena de elementos de lo que está sucediendo en Colombia, para que nos hagamos parte de esta lucha por lograr la paz.