RELATO

 

 

 

 

El hombre luce una inquietante sonrisa, casi familiar, pero ella piensa que lo importante son los niños. ¡Disfrutan tanto con sus cabriolas! Cuando encontró la octavilla ―«Charlot a domicilio. Ideal para fiestas infantiles»― lo contrató pensando en animar el cumpleaños de su niño. Una bonita sorpresa que aligerase la ausencia del padre, un indeseable al que últimamente le importaban más los negocios que su propia familia.

Pero Charlot también se siente inquieto en la fiesta. Espera que su mujer no lo reconozca. Desde que le despidieron de la oficina se busca la vida como puede. Y claro, nadie quiere ser la esposa y el hijo de un payaso a domicilio.

 

© Miguel Ángel Gayo Sánchez