Ya está, las argentinas tienen un derecho más. El aborto legal es un derecho, una libertad más, no una obligación. Una cuestión de salud pública, que concierne cientos de miles, millones de mujeres obligadas a recurrir a manos inescrupulosas que, a cambio de dinero, están dispuestas a despedazarlas. Chile, siempre atrás, constata que las medias tintas no le hacen justicia a nuestras mujeres. Salud Pública, aborto legal, derechos… Una mujer nos escribe: su misiva, hela aquí.

Y al fin, después de tantos años en la lucha contra un estado ausente, hundido en la resignación, las chiquillas lo lograron.
Es ley, finalmente el aborto legal en Argentina es ley.
Y algo me dijo que debía despertarme temprano y ver mi celular, porque algo ocurría en las redes.
Y eran los gritos de ellas, desde sus casas, desde los hospitales, desde los sepulcros.
Todas juntas, gritando con las últimas fuerzas de guerreras, que al fin es ley en Argentina.
Y con una última lágrima, ella visita a su amiga;
«Lo hicimos» le dice.
Y aunque no está la respuesta dádiva, sí está el suspiro del viento donde su silueta baila de alegría al saberlo.
Sofía, Florencia, Martina, Valentina, Lucía, María, Emilia, Catalina, Paula.
Hoy pueden descansar.

Por todos esos nombres invisibilizados, por todas ellas que nunca volvieron a casa, que tranquila mamá, que mi plata solo me alcanza para ese doctor que igual dicen es bueno.
Por ese chiquillo trans que fue violado en las calles de la madrugada, siendo obligado a retener un aislamiento en su libertad de vientre y, posteriormente, en su vida al intentar abortar en los suburbios de una pobreza mal romantizada por las noticias.
Por todas esas personas que fueron asesinadas por tener útero, allá en la luna de sangre que no se muestra en los diarios.

Y que hoy estén todas tranquilas por allá, porque al fin lo lograron.

Y que sepa Chile que acá también hace falta; que no es una cuestión de ‘perdonar’ a la violada y castigar a la que no se cuidó.
Que no es aborto sí, aborto no. Es aborto legal o aborto clandestino.
Si el estado no mueve sus cartas, nosotras lo haremos en las calles.
Porque de la verdad no se escapan las paredes.

Felicidades hermanas, es ley.