La reacción contra la LOMLOE, la nueva Ley de Educación española, también conocida como Ley Celaá, está siendo especialmente virulenta. No es fácil de olvidar la imagen de los diputados conservadores golpeando sus escaños y gritando libertad, cuando el Congreso aprobó el proyecto de ley. ¿Cuánto faltará para que sus Señorías de derechas llamen, en nombre de la libertad, a realizar escraches a la ministra Celaá o pagar a haters en las redes, para hacer el trabajo sucio?

La derecha y afines están organizando manifestaciones y caravanas de coches, provocando atascos y pitadas por todo el país, mientras orquestan una verdadera cruzada mediática. Es difícil encontrar un medio que no vea el anticristo en la ministra y su ley homónima. Era de esperar que la LOMLOE incendiase al lobby de la educación concertada y privada.

Pero, ¿Quiénes son los que se han levantado tan virulentamente contra esta octava ley de enseñanza, desde la muerte de Franco? Pues son justo aquellos con intereses en mundo de la enseñanza como negocio y plataforma para extender sus postulados religiosos y sociales: las élites económicas, la iglesia católica como empresaria de la enseñanza y sus grupúsculos u órganos de propaganda. Sin olvidar a los más gritones: la derecha política y de los medios de comunicación afines a los antedichos. Estos son los cruzados contra el anticristo Celaá. Un lobby muy descarado en su acción social y mediática. Tanto que, contra una ley aún en trámite, Casado y algunos presidentes de comunidad autónoma del PP ya están arengando para su incumplimiento y desobediencia.

Ya pueden gritar, algo que es licito en este país. Pero no significa que sea verdad todo lo que dicen sobre la inminente reforma educativa aprobada recientemente. Para empezar, es una ley en trámite.

Hay que hacer un alto aquí para estudiar una parte de esa contra a la nueva ley: las familias que se dejan manipular y han sido vistas en las manifestaciones del PP. Qué engañada está esa malamente llamada «clase-media». ¿No saben que, para empezar, ya son ex-clase media? Ese espacio social ya casi ni existe. Su economía pende de un hilo no tejido precisamente de buena voluntad. No les llega el aliento ni a fin de mes, pero siguen votando y haciéndole el juego a las élites extractivas bien situadas de nuestro país. La ex-clase media es también esa gente “de bien”, cuyos sobrinos e hijos de sus amigos están en paro, o malviven como falsos autónomos subiéndoles comida y recados a casa. Ex-clase media que se sienten dioses afortunados, cuando van a la sanidad privada y pisan mármol, pero acaban en la pública cuando sus dolencias se complican. Claro, la letra pequeña se escribe con renglones torcidos. A esta interesante exclasemedia (propongo aquí este neologismo y cuadro clínico), se les ve también manifestándose con las cayetanas en contra de las medidas de confinamiento, o enfurruñados porque este año no se puede salir de puente a la playa.

Ahora se suman a las manifestaciones anti ley Celaá y permiten que el lobby de la enseñanza manipule e instrumentalice a sus propios hijos.  ¡Almas de cántaro! ¿Cuántos se habrán parado a leer o informarse de verdad?  A veces pienso que su temor es que las escuelas concertadas se llenen de hijos de migrantes o lindezas igual de generosas.

Volvamos sobre la LOMLOE y las mentiras y verdades acerca de ella. Porque en estos términos se plantea un asunto legislativo de tanta enjundia como la enseñanza: mentiras, exageraciones y mala baba, para proteger el chiringuito de la concertada, la iglesia, y sus organismos de adoctrinamiento social.

¡Qué pena que tanta gente común se haya rendido a la propaganda, que presiona en favor de lo privado!  En todo: Enseñanza, Sanidad, Pensiones, Seguridad, y Cuidados (mayores y necesitados). Así ha sido como en nuestras ciudades algunos padres de alumnos, de la enseñanza concertada o privada, se sumasen también con sus coches, a la pitada organizada por el PP contra la Ley Celaá.

En estos tiempos, por tanto, la verdad es más necesaria que nunca. Es la mejor vacuna contra la manipulación y contra la explotación.

Con rigor y profundidad, Rober Álvarez, periodista y realizador audiovisual, analiza las mentiras y verdades sobre la Ley Celaá en un artículo que enlazo al final de este comentario.

La LOMLOE nace con bastante más apoyo que la Ley Wert, a la que sustituirá, y que fue aprobada antaño por el rodillo apisonador del PP. La Ley Wert, sí que careció de consenso en su elaboración y aprobación. Dio la espalda a lo público en la enseñanza, disminuyendo la inversión y debilitándola en favor de la concertada, y encendió aún más el problema en Cataluña.  Lo mismo que hizo el PP en sanidad. La norma que sustituía, la impulsada por el Gobierno de Zapatero en 2006 (LOE), fue apoyada por siete formaciones parlamentarias. El PP aprobó la «Ley Wert», en solitario. ¿Desde dónde dan lecciones de consensuar nada sus señorías del PP gritando libertad a porrazos en el Congreso?

La primera gran verdad es que la LOMLOE es una ley aprobada en el parlamento por mayoría, con 177 votos favorables del PSOE, UP, ERC, PNV y Más País.

Se puede decir que es una mayoría absoluta raspada, en cuanto a lo cuantitativo. Pero en lo cualitativo, en estas cinco siglas o partidos hay mucha más variedad ideológica y de proyecto social que entre los que votaron en contra: PP, Vox, Ciudadanos, UPN, Coalición Canaria, el PRC y la CUP. Si ¡¡¡La CUP votó en contra con ellos!!! En el caso de los tres primeros, el llamado tri-fachito, hace falta mucha perspicacia para distinguirlos. En su permanente lucha entre sí, por mostrar quién es más de derechas, se solapan. En el tema de Educación son una piña para desmontar la pública. Donde gobiernan ha quedado demostrado. En cuanto a lo de PRC y la CUP… no se explica fácilmente. Otro caso clínico. No hace falta neologismo para nombrarlo, cinismo.

Se abstuvieron PdeCat, JxCat , Bildu, Nueva Canarias, BNG, y Teruel Existe. Tiene explicación circunstancial o de electoralismo, y no tanto una razón ideológica (pronto habrá elecciones en Cataluña, y hay que hablar para la galería).

Despreciar el consenso es la seña de identidad del PP y sus amigos de ahora. Creen que no lo necesitan ya que son “lo correcto” y lo “único posible”. Ellos encarnan el ─«porque lo digo yo, que somos los de siempre…  Usted no sabe quién soy yo… Y córtese el pelo, y venga de traje a las Cortes…»

Sin duda que se sienten así desde Felipe II, los reyes católicos, o aún antes. Los conservadores existieron de siempre. Desde la noche de los tiempos, aquellos que estaban mejor (por casualidad, o base de aprovecharse o de violentar al otro) han estado fervientemente a favor de seguir como están. Lógico, lo mío es primero y no me lo toques. Su ideología busca fundamentar, aunque sea mintiendo, la situación y sus privilegios, para reaccionar violentamente al cambio.

Tomando a Casado como epónimo del “No a todo, y cuanto peor mejor, que ya vendremos nosotros después”. Le vimos agitado y espídico declarando que la Ley Celaá durará lo que tarde él en ser presidente. Eso ante una ley en trámite… Su discurso está tan cargado de certeza mesiánica, que sólo le falta decir que se siente vicario de Dios. Es decir, la encarnación del orden correcto a los ojos de Dios (su dios son el FMI, el Banco Mundial, el G20, y los grandes fondos de inversión).

Por eso Feijoó y todos los jerarcas del PP, siguiendo su ejemplo ante la Ley Celaá, directamente hablan de desobedecer y aplicarla en mínimos. Sus declaraciones son propaganda antisistema y alienta a la desobediencia. Nuestra derechona en estado puro. Si no es para mi, te lo pisoteo.

Esta es la actitud del PP – C’S ­– VOX, la sociedad son ellos.  Sólo ellos. Los demás somos attrezzo (o extras para explotar como currelas o consumidores). Los resultados de las elecciones importan poco. La mayoría son ellos por esencia propia.

Todo lo que no sea su visión, es cuestionable o satánico. A la hoguera. Apenas viven en el Siglo XXI.

Viéndolos así, cabe entender su insensata actitud destructora de «no a todo» en plena pandemia y crisis socio-económica.

El mundo quiere y necesita cambiar, pero los que reaccionan rápido y visceralmente en contra lo hacen con miedo a perder sus privilegios. Culos apretados que no quieren soltar el mundo que se fue.

Socialmente, así, no aportan nada a la sostenibilidad social y ambiental, porque apenas son más que un hiper-metabolismo depredador. Pero vivir y sobrevivir, aunque se sea de derechas, puede ser otra cosa bastante más digna e inclusiva. Desde cualquier lugar del espectro político se puede ser solidario como actitud verdaderamente superadora. Aflojen, señores de la derecha socio-económica y sus corifeos ex-clasemedia. Esta vez es por el bien de todos.

Por lo demás, muchos estamos convencidos de que la Ley Celaá no es perfecta, sino mejorable. Ojalá enmienden carencias y defectos en su paso por el Senado y vuelta a las Cortes.  Pero desde luego que no es sectaria, ni partidista, estatalista, ideologizante, anticastellana, ni impone a los padres nada, ni anima a cerrar la educación especial, bla bla.

Insisto, por favor, leed el artículo de Rober Álvarez en www.newtral.es, que aclara con precisión forense cómo desmontar la cruzada anti-LOMLOE.

https://www.newtral.es/ley-celaa-educacion-especial-eleccion-centro/20201119/?utm_source=El+Tempranillo&utm_campaign=5713231f15-EMAIL_CAMPAIGN_2020_11_22_11_26&utm_medium=email&utm_term=0_9e6eba8a8b-5713231f15-138884073