Por Hugo Novotny.-

Un rayo de láser azul atraviesa verticalmente la habitación en penumbras. La suave luz se expande lentamente en todas las direcciones y pronto llena por completo el lugar.

De pronto, el sonido de un violín irrumpe y se desparrama por todos los rincones del espacio de representación. En el centro aparece un joven de porte atlético. La melodía del ballet de Tchaikovsky lo toma todo, incluso el corazón de Dima.

Un destello de luz. El bailarín vestido de negro en posición de espera abre los ojos y en un instante ingresa a la escena una joven de blanco. Danzando al ritmo de la música se va acercando poco a poco hacia su pareja.

Con un preciso movimiento de párpados Dima aumenta el volumen del sonido cuadrafónico. Es el momento ideal para sumergirse totalmente en esta melodía celestial, y la nueva generación de nanoauriculares demuestra a pleno sus virtudes.

Dos holografías: los jóvenes Nureyev y Plisetskaya, se encuentran en el centro mismo y, entrelazándose uno con el otro, comienzan a girar cada vez más y más aceleradamente… Hasta que los dos se fusionan en uno.

“Dos que se convierten en uno…”, reflexiona Dima.

“Dos principios en uno. Todo en el Uno!”, comprendió con todo su ser.

Entonces la escena se transforma. Surge un túnel… largo túnel… en el fondo, una luz brillante. Dima siente como si volara hacia ella con velocidad creciente… ¿O es que el centro luminoso se acerca?… No se entiende, ni tampoco importa. Al instante siguiente su conciencia estalla en luz.

Silencio.

Iluminación, inspiración. De repente, todo se hace claro. La respuesta a la pregunta de ayer sobre “integrales curvilíneas” y las misteriosas palabras de su hermano sobre el sentido de la vida; incluso, la estructura misma del Universo… todo resulta claro!

Un instante después siente con certeza la presencia de sus padres, muy cerca; aunque en este momento, físicamente, ellos deberían estar acercándose a la galaxia NGC 3621.

La oleada de alegría no se hace esperar.

Dima, en silencio, agradece en su corazón por esa luz, por esa felicidad, por esa comprensión. Con un suave movimiento de su mano derecha detiene el reproductor holográfico y enciende la luz de la habitación.

Siente su conciencia plenamente despierta. Una nueva pregunta surge en su cabeza: ¿Cómo y cuándo comenzó todo esto? ¿Cómo y cuándo el ser humano abrió la puerta que lo lleve hacia la inspiración profunda, hacia nuevas, ilimitadas posibilidades de la mente?

Con la mano izquierda conecta el bio-ordenador. La pantalla, suspendida en el aire, le recuerda el lugar y el tiempo de su existencia terrestre: San Petersburgo, 12 de abril de 2061. En un ángulo de la pantalla la noticia del día: “Hoy: Día de la Cosmonáutica. Se celebra el 100º aniversario del primer vuelo espacial de Yuri Gagarin”. Por alguna razón Dima intuye que este acontecimiento tiene cierta relación con sus nuevas inquietudes. De todas maneras, quiere comprender cabalmente, conocer el camino recorrido por el hombre hasta este descubrimiento. Seguramente, es necesario viajar hacia atrás en el pasado para develar los momentos claves de este proceso.

Dima se coloca los neuroauriculares, conectados inalámbricamente al bio-ordenador. En pocos segundos ya se encuentra en otro espacio, similar a la cabina de una nave de séptima generación. Frente a sus ojos está suspendida una pantalla plana, transparente, donde es necesario completar algunos datos…

Pero, ¿Qué poner exactamente? ¿Cómo formular la pregunta? Bueno, lo intentaré.

Dirección de avance: Pasado.

Intervalo: 100 años.

Campo: Ciencia.

Región de acontecimientos: Descubrimientos fundamentales.

Pregunta: ¿Cómo y cuándo se abrieron nuevos horizontes en la exploración de las profundidades de la mente humana?

“¡Avancemos!”, se dice a sí mismo.

En un par de segundos más el bio-ordenador se detiene en “2011 – Rusia – Proyecto “Marte-500””. Cosmonautas rusos “aterrizan” en Marte… Eh, no! Es sólo un módulo de pruebas. Pero…

Mientras imágenes, mapas, cifras, aparecen y desaparecen en el espacio tridimensional, la voz de un locutor relata: “La experiencia de pervivencia prolongada en un espacio cerrado – en algunos aspectos similar a una cámara de silencio – permitió develar cierto fenómeno, desconocido hasta este momento por la ciencia”.

“Cosmonautas rusos, junto con chinos y de otras nacionalidades, se reunieron en un módulo experimental construido en un centro científico de los alrededores de Moscú, donde fueron reproducidas todas las condiciones que ellos experimentarían en un vuelo real a Marte. La duración del experimento: 520 días”.

“Todo fue desarrollándose ajustado al plan, hasta que los cosmonautas comenzaron a experimentar estados mentales completamente inhabituales, sensaciones extraordinarias de inspiración, que llevaron a médicos e investigadores que participaban del equipo a crear una nueva categoría de estudio: el traslado mental del ser humano hacia otros espacios y tiempos. Se abrió una carpeta con el título: “Entrada a lo Profundo”. El regreso de los cosmonautas a las coordenadas espacio-tiempo habituales era siempre acompañado por estados inéditos de conciencia”.

El fenómeno fue estudiado minuciosamente. Los experimentos se prolongaron más allá de la finalización del proyecto “Marte-500”. En la monografía, publicada por la Academia de Ciencias de Rusia en revistas especializadas, se puede leer: “La entrada hacia lo profundo de la conciencia y los estados consecuentes de inspiración se verifican en los sujetos de la experimentación dadas ciertas condiciones de disminución de la estimulación sensorial, y por la realización de ejercicios mentales del tipo de “viajes imaginarios” hacia determinado punto del Universo, similar a un centro luminoso. En dicho “espacio de representación” la imagen de un largo túnel, con una luz brillante al final, resulta común a todos los sujetos de la experimentación; justo un instante antes de pasar hacia otra dimensión mental, denominada “lo Profundo”, y perder toda referencia espacio-temporal. En cualquier caso, la vuelta al estado habitual de vigilia se produce invariablemente luego de un intervalo no muy largo de tiempo, habitualmente entre 1 a 5 minutos terrestres, y es acompañado por sensaciones extraordinarias de calma, alegría y comprensión total”.

“Comprendo, – pensó Dima – afuera y adentro son partes de un todo, de un mismo espacio de representación; mira cómo se descubrió que un viaje mental hacia el Cosmos es, al mismo tiempo, una entrada en lo profundo de la conciencia”. “Está claro. ¡Sigamos avanzando!”, se dijo a sí mismo, y con un suave movimiento de la mano reinició la búsqueda en el bio-ordenador.

Luego de algunas paradas no satisfactorias, Dima llegó al punto temporal que su intuición le insinuó al comienzo mismo de la búsqueda: 12 de abril de 1961 – Rusia, URSS – primera salida al Cosmos de un ser humano – vuelo de Yuri Gagarin a bordo de la nave “Vostok-1”.

Gagarin en el cosmódromo de Baikonur, enfundado en su traje espacial, le habla al planeta:

“¡Queridos amigos, cercanos y desconocidos, compatriotas, gente de todos los países y continentes! Dentro de algunos minutos un poderoso cohete espacial me llevará a los lejanos y vastos espacios del Universo. ¿Qué se puede decir en estos últimos minutos antes del lanzamiento?”

“Toda mi vida me parece ahora un maravilloso instante. Todo lo vivido, lo hecho antes, fue vivido y hecho en función de este minuto. Seguramente no es necesario hablar sobre los sentimientos que he experimentado cuando me propusieron realizar el primer vuelo de la historia. Es una gran felicidad ser el primero en el cosmos, enfrentarse cara a cara, en un duelo inédito, con la naturaleza”.

El equipo de lanzamiento que preparó el cohete y la nave para este vuelo, está formado frente a la rampa. Yuri Gagarin junto a German Titov descienden del autobús y se besan en la despedida. Yuri se besa también con otros camaradas – cosmonautas que lo acompañaron hasta aquí. Gagarin informa al jefe de la comisión estatal que está preparado para el vuelo. Todos están nerviosos, es el primer vuelo hacia lo desconocido…

A bordo de la nave espacial. Contacto por radio con el centro de comando espacial.

Cosmonauta Gagarin: Cuento: 1… 2… 3… 4… 5… 6… 7… 8… 9… 10. ¿Cómo me han recibido? Cambio.

Constructor principal Korolev: “Cedro”, “Cedro”, soy “Aurora-1”. Lo recibimos excelente. Continúe trabajando.

…..

Korolev: “Cedro”, soy “Aurora-1”. Durante el despegue puede dejar de contestar. Conteste cuando surja la oportunidad, mientras tanto le iré trasmitiendo todos los detalles.

Gagarin: “Aurora-1”, soy “Cedro”. Comprendido.

Korolev: Llave en encendido.

Gagarin: Comprendido.

Korolev: Por nuestra parte todo normal, las válvulas de drenaje se han cerrado.

Gagarin: Por mi parte todo normal. Me siento bien. De buen ánimo. Listo para el despegue. Cambio.

Se escucha la respiración de Gagarin.

Korolev: “Cedro”, soy “Aurora-1”. Se ha alejado el cable-mástil. Todo normal.

Gagarin: Comprendido, lo sentí. Cambio. Oigo el trabajo de las válvulas.

Korolev: Comprendido. Bien.

Pausa de 20 segundos aproximadamente.

Korolev: Se activa el encendido, “Cedro”, soy “Aurora-1”.

Gagarin: Comprendido, se activa el encendido.

Korolev: Etapa preliminar.

Gagarin: Comprendido.

Korolev: Intermedia.

Gagarin: Comprendido.

Korolev: Empuje total.

Gagarin: ¡Vamos!

…..

Korolev: “Cedro”, soy “Aurora”. ¿Cómo se siente? Soy “Aurora”. Cambio.

Gagarin: “Aurora”, soy “Cedro”. Me siento excelente. Continúa el vuelo. Aumenta un poco la sobrecarga. Vibraciones. Lo soporto bien. Me siento excelente. El ánimo es bueno. En la escotilla “Vzor” observo la Tierra. Puedo distinguir los pliegues del terreno, los bosques. Me siento excelente. ¿Cómo van allí las cosas? Cambio.

Korolev: “Cedro”, “Cedro”, soy “Aurora”. ¡Bravo! Todo va muy bien. Soy “Aurora”. Cambio.

Gagarin: “Aurora”, soy “Cedro”. Observo las nubes sobre la Tierra, pequeñas, rizadas. Y las sombras de ellas. Hermoso, una belleza. ¿Cómo me escuchan? Cambio.

Korolev: “Cedro”, soy “Aurora”. Lo escuchamos muy bien. Continúe el vuelo.

…..

Gagarin: “Primavera”, soy “Cedro”. Se realizó la separación del cohete principal a las 9 horas 18 minutos 7 segundos, según lo previsto. Me siento bien. Se conectó el spusk-1. El índice magnético BKRF se mueve hacia la segunda posición. Todas las igniciones BKRF, encendidas. Me siento bien, el ánimo es alto.

Parámetros de la cabina: presión 1, humedad 65%, temperatura 20º, la presión en el compartimento es 1. En el sistema manual: 155, en el primer automático: 155, en el segundo automático: 157. La sensación de ingravidez se soporta bien, es agradable. Continúo el vuelo en órbita. ¿Me recibieron? Cambio.

…..

Gagarin: “Primavera”, “Primavera”, soy “Cedro”. ¿Cómo me escuchan? Cambio. “Primavera”, soy “Cedro”. No los escucho. ¿Cómo me escuchan? Cambio.

Ruido. Pausa de 5 segundos.

Gagarin: La sensación de ingravidez es interesante. Todo flota. (Contento) ¡Todo flota! Una belleza. Muy interesante…

…..

Gagarin: Atención, veo el horizonte de la Tierra. Una aureola muy hermosa. Primero un arco iris desde la superficie misma de la Tierra, y más abajo ese arco iris pasa. Muy hermoso, ya pasó a través de la escotilla derecha. Se ven las estrellas a través del “Vzor”, cómo pasan las estrellas. Un espectáculo maravilloso. Continúa el vuelo en la sombra de la Tierra. En la escotilla derecha veo ahora una estrellita, que pasa desde la izquierda hacia la derecha. Se fue la estrellita, se va, se va…

…..

Luego de un vuelo de 108 minutos, ya de nuevo en la Tierra, Yuri Gagarin comparte sus impresiones:

“La primera cosa inesperada con que me encontré – y había volado hasta ese momento en aviones a gran altura – es que desde el Cosmos, desde semejante distancia, se puede ver todo y con detalle sobre la Tierra. He visto muy bien los ríos, los lagos, la línea costera de los océanos, las islas, los grandes bosques. Extraordinario, claro, era el cielo negro con las estrellas y el sol muy brillante. Era tal el brillo que fue necesario cerrar las cortinas del ojo de buey, porque daba en los ojos y literalmente enceguecía. Me sorprendió la aureola de la Tierra, una franja celeste, muy fina y delicada que cubría como un velo nuestra Tierra en el horizonte. La enorme esfera de la Tierra ocupa todo el espacio, si observas por el ojo de buey, de borde a borde. Literalmente los ojos no alcanzan para ver completa la esfera terrestre”.

“¡Claro! – comprendió definitivamente Dima – la salida al Cosmos permitió al hombre lograr una perspectiva completamente nueva sobre su mundo, una nueva mirada, un salto inédito a otra dimensión de su existencia. No sólo porque, al ver la Tierra a la distancia, comprendió que su hogar es único y uno, sin fronteras que separen a la gente. Sino que vio una frágil esfera, flotando, navegando por el espacio cósmico, donde las categorías terrestres de “arriba y abajo”, “techo y piso”, adquieren un significado completamente diferente. Una ilimitada libertad de movimiento, en todas las direcciones posibles, se volvió realidad para el ser humano. Así, la primera salida al cosmos fue para la humanidad, al mismo tiempo, un enorme paso adelante en el proceso de liberación de la mente respecto de los condicionamientos naturales. Un verdadero vuelo del espíritu hacia la libertad”.

La visión del proceso quedó completa para Dima. La respuesta a la pregunta formulada fue obtenida. Una vez más en sus sólo quince años de vida, sintió, muy hondo en su corazón, la inexplicable alegría de ser, de ser Humano.

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Hugo Novotny

Santa Fe, Argentina

Febrero 2011

El artículo original se puede leer aquí