Poema

 

Necesito que cantemos otra vez nuestra canción
paseando por la vega cuesta arriba
los angelitos volaban
y tú reías
entonces no había prisa, caminábamos
por la vera de la acequia
y la alameda sonora junto al río
iba saltando, y los álamos
parece nos conocían
¡tantos ratos!
de subir pacientemente las laderas
hacía las casitas blancas, que en lo alto
resguardaban las montañas en su cima
cerros anchos
para admirar el poniente en su grandeza
y sentir el corazón de un cielo amplio
acogiendo a las criaturas
y los pájaros
trayendo lazos de seda, correteando
con las canciones del agua en la alameda.