El 19 de marzo de 2020 se celebró la primera ronda de elecciones municipales en Francia. Al día siguiente, el confinamiento por la pandemia del Covid 19 frenó notablemente la actividad económica y social del país durante dos meses. La segunda vuelta de las elecciones municipales, que debería haber tenido lugar el 22 de marzo, fue aplazada. Finalmente, hubieron de celebrarse 3 meses después. Los resultados son indicativos de la evolución reciente de la sociedad y la vida política francesas.

Las elecciones se caracterizaron por una fuerte tasa de abstención del 58,4% de los votantes registrados. Si bien el fenómeno de la abstención no es nuevo, ya que ha aumentado de manera constante en los últimos 30 años, la escala de la abstención esta vez no tiene precedentes. Se trata del mayor índice de abstención de todas las elecciones (presidenciales, legislativas, municipales, etc.) desde la fundación de la Quinta República en 1958.

Los ciudadanos de la clase trabajadora se abstuvieron en su mayoría. Una vez más esto demuestra que ellos no se reconocen o ya no se reconocen en la política como se ha practicado ya por décadas. A menudo viven en los suburbios de las grandes ciudades, así como en lo que algunos sociólogos llaman «la Francia periférica», la de las ciudades pequeñas y medianas, de la que surgió en gran parte el movimiento de los «gilets jaunes» que había sacudido al país durante todo el año 2019. En la primera vuelta, aunque la mayoría de los alcaldes de muchas ciudades pequeñas y medianas habían sido reelegidos independientemente de su color político, también hubo un alto nivel de abstención, el 55%.

En lo que respecta a los resultados de la votación, varios hechos sorprenden al observador.

Uno se sorprende de la progresión muy clara de las listas de ecologistas y de partidos de izquierda en muchas de las grandes ciudades, mientras que antes no se había creado ninguna, con excepción de Grenoble. El alcalde de Grenoble ha sido reelegido ampliamente. En Lyon, Burdeos y Estrasburgo, por ejemplo, se están eligiendo por primera vez alcaldes ecologistas. En París, Nantes y Lille, los alcaldes socialistas fueron reelegidos, pero en alianza con los ecologistas o retomando en gran medida las propuestas de estos últimos.

Cabe señalar también que los nuevos alcaldes de las ciudades de más de 100.000 habitantes suelen ser mujeres (12 mujeres elegidas de un total de 42 alcaldes), son también más jóvenes (16 tienen menos de 50 años) y el 38% son alcaldes primerizos, lo que indica una feminización gradual de la vida política y una renovación parcial pero no insignificante del personal.

Las clases medias urbanas parecen convertidas a una visión ecológica de su futuro. Es probable que la epidemia del Covid 19 y el confinamiento que la siguió, influyera en las personas obligadas a seguir drásticas reglas de vida. Pero la progresión de las ideas ambientalistas es una tendencia a largo plazo. Los resultados de los ecologistas fueron notables en las elecciones europeas de 2019. Las advertencias de los colapsólogos, que predicen un colapso de la civilización industrial debido al agotamiento de los recursos naturales y a las consecuencias del calentamiento global en la próxima década, también están teniendo un éxito creciente. El interés por los productos orgánicos, el vegetarianismo, el cero desechos y los viajes en bicicleta indican un cambio de mentalidad y de comportamiento que todavía afecta a una minoría de la población, pero a una minoría en rápido crecimiento.

El fracaso del partido presidencial es notable. No se ha establecido en ninguna ciudad importante. Además, aunque pretendía ser centrista, su posición en la derecha se confirma ya que se ha aliado con el «clásico» partido de derecha, los republicanos. Este fracaso indica un marcado rechazo al neoliberalismo. En cuanto a la extrema derecha, aunque haya ganado una sola ciudad de más de 100.000 habitantes, Perpiñán, pierde la mitad de sus representantes electos a escala nacional.

Desde el punto de vista cualitativo, si bien la relativa feminización y rejuvenecimiento del personal elegido son bienvenidos, el aumento de la opinión pública sobre las preocupaciones ambientales y su traducción en los resultados de las urnas es ciertamente positivo. Cabe señalar también que las propuestas para una democracia más real y para una sociedad más cohesiva están muy presentes en los programas de las listas de » ecologistas y ciudadanos» elegidas. Recordemos que estas demandas políticas también estaban en el centro de las demandas del movimiento de los «gilets jeunes» junto con las demandas de más justicia económica y social.

Los candidatos ecologistas se han posicionado claramente a la izquierda. Se convirtieron en la primera fuerza política antes que los socialistas, durante mucho tiempo el partido dominante de la izquierda, y la «izquierda de la izquierda» representada por el partido de «La France insoumise«. Sin embargo, dentro de ellas existen diferentes percepciones con una tendencia más liberal y otra más social. En 2021 se celebrarán elecciones departamentales y regionales; en 2022 será la elección presidencial. Si quieren convencer a los muchos abstencionistas y ganar el voto popular, sin duda tendrán que hacer una clara elección entre una ecología verdaderamente humanista y una ecología de «mercado» que simplemente » haga verde» al capitalismo.


Traducción del francés por Sofia Tufiño