El anuncio de la llegada de una Brigada de Asistencia de la Fuerza de Seguridad del Comando Sur del Ejército de los Estados Unidos ha sido recibido en Colombia en medio de la desconfianza y las críticas. Dicho anuncio se da en un momento en que existen fuertes tensiones por un presunto plan de intervención en Venezuela, denunciado por las mismas autoridades del país vecino, tras la captura de dos ex militares estadounidenses y varios mercenarios que, según las versiones de las fuerzas armadas venezolanas, pretendían desarrollar un plan para derrocar al presidente Nicolás Maduro.

Mientras que los representantes de los partidos de oposición argumentan que se trata de una clara interferencia en la soberanía nacional y que esa delegación debió ser autorizada por el Congreso de Colombia, el Gobierno dice que no se trata de tránsito de tropas, sino de un grupo de asesores que vienen a apoyar la lucha contra el narcotráfico en distintas zonas del país, más afectadas por la siembra de cultivos ilícitos. Sin embargo, las experiencias previas de las intervenciones de tropas militares estadounidenses en Colombia demuestran que lo que comienza con una intervención de asesoría, termina en una clara intromisión en asuntos de inteligencia y acción militar que lejos de contribuir a la paz social, han sido un motor para incrementar la guerra. Caso que se emparenta con otras intervenciones históricas en países de América Latina y el Caribe.

El Plan Colombia, para citar una de las intervenciones militares más recientes, “tuvo una primera versión al inicio de la administración Pastrana como un plan de intervención social, con un componente cívico para las acciones militares, pero con un énfasis social. Pero rápidamente se transformó en instrumento de la intervención de los Estados Unidos en Colombia, en alianza con las fuerzas armadas, de posicionamiento de toda una nueva doctrina de seguridad”, así lo reconoce Camilo González Posso, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz, 2016) (1).

Agrega González Posso que “la guerra antidrogas demostró que no apuntó realmente a la solución de esa problemática y que se convirtió en realidad en la cobertura para estrategias de seguridad. En el caso colombiano, el verdadero sentido fue el respaldo, al gobierno, a la institucionalidad colombiana, para contener a la insurgencia, para neutralizar a movimientos que pudieran empatar con el nacionalismo latinoamericano” (Indepaz, 2016).

El asunto no ha pasado desapercibido entre expertos y políticos.  Durante las últimas semanas, además de la citación del Congreso al Ministro de Defensa, Carlos Holmes Trujillo, para que entregue las explicaciones de esta nueva intervención, se han realizado todo tipo de diálogos, debates y conversaciones virtuales alrededor del tema.

Ver: ¡No a la intervención militar en Colombia! Conversatorio desarrollado por el Representante a la Cámara por Antioquia Jorge Gómez Gallego, del partido de oposición Polo Democrático.

No deja de sorprender que la llegada de los militares se produzca en medio de la tensa situación política que se vive hace meses con Venezuela. Desde que el entonces presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, se declarara “presidente encargado” y su dudosa reelección en el cargo parlamentario fuera reconocida por los mandatarios del llamado Grupo de Lima (con excepción de los de México y Argentina), han sido varias las acciones que han contado con el apoyo decidido del gobierno colombiano, en detrimento de la hermandad de los pueblos y en favor de políticas intervencionistas. Ahora, a esto se suma la presencia desde el pasado 27 de mayo de este grupo de militares estadounidenses de una fuerza especial del ejército de los EEUU, justo después de una nueva disputa desatada por declaraciones del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en la que ha pedido la captura de Nicolás Maduro, por supuestas acusaciones de narcotráfico, que involucran también a otros funcionarios de la administración.

El gobierno colombiano, encabezado por el mandatario Iván Duque, ha recibido en varias ocasiones a Juan Guaidó con visita de Estado, en las que él mismo ha hecho declaraciones contra Maduro e, incluso, contra representantes de la oposición en Colombia, a quienes ha acusado de simpatizar y apoyar al gobierno de Maduro, al que llama “usurpador”. Tal vez el momento de mayor tensión de este período, se dio el mes de febrero de 2019, cuando se intentó pasar una supuesta ”ayuda humanitaria” desde Colombia hacia Venezuela a través del puente Simón Bolívar, lugar fronterizo que une a Cúcuta con San Antonio del Táchira en Venezuela, hecho que terminó en graves disturbios y donde fracasó el intento intervencionista. Luego de esto, aparecerían fotografías de Guaidó junto a reconocidos paramilitares de la región fronteriza de Colombia, quienes al parecer habrían custodiado a Guaidó en su salida del país, para llegar al concierto de antesala al paso de la caravana de ayuda humanitaria, que contó con el apoyo logístico de los Estados Unidos.

Ver: Petro desestima, porque es cómplice de la dictadura de Maduro: Guaidó

Ver: fotos con narcos en la frontera disparan las acusaciones contra Guaidó y Duque

Los 53 militares que ha confirmado el Ministro de Defensa colombiano estarán en el país durante los próximos cuatro meses y se encuentran en la base militar de Tolemaida, aproximadamente a una hora y media de viaje de la capital de la República, donde según información oficial, los militares pasan la cuarentena obligatoria por la pandemia causada por el Coronavirus. Una vez hayan culminado este período, comenzarán sus labores de la anunciada asesoría en la lucha contra el narcotráfico. Así que su presencia, según los anuncios, será en los departamentos de Nariño, Norte de Santander, Antioquia, Córdoba y Arauca, donde se encuentran las denominadas “Zonas Futuro”, priorizadas por el Gobierno colombiano para sustituir cultivos ilícitos por economías lícitas.

Mientras que el Gobierno continúa insistiendo que se trata de una acción basada en los convenios internacionales de cooperación firmados entre Colombia y Estados Unidos, que no vienen a ningún tipo de intervención militar y que, por el contrario, fortalecerán la lucha contra el narcotráfico, los partidos de la oposición la catalogan de inconstitucional y que, incluso, no serían  sólo 53 sino 800 militares los que llegarían con esta misión que, a todas luces y teniendo en cuenta los antecedentes, existen razones para desconfiar en su propósito y porque, como lo dijo Javier Tolcachier en una nota para Pressenza sobre los resultados electorales en 2018 en Colombia, “la (s)elección de Duque por quienes lo respaldan, augura la permanencia de efectivos militares estadounidenses y el uso de bases colombianas por parte de EEUU, el retroceso de los procesos de integración soberanos y pone en riesgo la Declaración de América Latina como Zona de Paz lograda en la reunión CELAC de 2014” (Pressenza, 2018).

Notas:

(1)    El Plan Colombia, 15 años de guerra de Estados Unidos en Colombia. Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz http://www.indepaz.org.co/el-plan-colombia-15-anos-de-guerra-de-estados-unidos-en-colombia/

(2)    ¿Qué significa para América Latina y el Caribe la (s)elección de Iván Duque en Colombia? Pressenza https://www.pressenza.com/es/2018/06/que-significa-para-america-latina-y-el-caribe-la-seleccion-de-ivan-duque-en-colombia/