Lloré cuando escuché la noticia de que La Corte Suprema había derribado las intenciones de Trump de rescindir DACA (Acción Diferida para la Llegada de Menores de Edad). DACA impide la deportación y concede permisos de trabajo a los menores de edad que llegan a los Estados Unidos y permanecen en el país durante la edad adulta bajo requisitos educativos específicos.

Escribiendo para la mayoría, el Presidente de la Corte Suprema, El magistrado Roberts sostiene que la Administración Trump no siguió apropiadamente el procedimiento para rescindir los beneficios otorgados durante la presidencia de Obama. La Corte Suprema afirma que la decisión de Trump fue arbitraria porque no tuvo en cuenta la confianza que la gente deposita en la ley. Los beneficiarios de DACA compraron casas, establecieron negocios, se inscribieron en escuelas y se casaron. El magistrado Roberts escribe: «Las consecuencias de la rescisión, enfatizan los demandados, se «irradiarían hacia afuera» a las familias de los beneficiarios de DACA, incluyendo a sus 200.000 hijos ciudadanos estadounidenses, a las escuelas donde los beneficiarios de  DACA estudian y enseñan, y a los empleadores que han invertido tiempo y dinero en capacitarlos». Según los demandantes, si se hubiera rescindido DACA, los empleadores tendrían que gastar 6.300 millones de dólares en la capacitación de nuevos trabajadores, por ejemplo.

Aunque tenemos razones para celebrar, necesitamos ver la otra cara de la moneda. Primero, la Corte Suprema no reconoció que las acciones y declaraciones de Trump tenían una motivación racial y afectaban desproporcionadamente a los hispanos. Para la corte, no importaba que Trump acusara a los mexicanos de ser violadores, y que al mismo tiempo son el 78% de los receptores del DACA. La  magistrada Sonia Sotomayor fue la única opinión disidente en este punto. Para ella, había animosidad contra la comunidad hispana, y la corte debería haber evitado que la administración rescindiera DACA basándose en la Cláusula de Protección Igualitaria de la Constitución.

En segundo lugar, esta es una decisión basada en motivos de procedimiento, por lo que Trump todavía puede rescindirla, y quiere hacerlo. Trump trinó, «La Corte Suprema nos pidió que volviéramos a presentar DACA, nada se perdió o ganó. Ellos ‘castigaron’, como en un partido de fútbol americano (donde esperamos que defiendan nuestra gran bandera americana). En breve presentaremos documentos mejorados».

En tercer lugar, la decisión de la Corte Suprema significa que DACA es válido como estaba vivo en el 2012, durante el gobierno de Obama. Pero esto no significa que Trump no intentara restringir su implementación. De acuerdo con Nermeen Arastu, un profesor de la clínica de migración de la Escuela de Derecho CUNY, la administración puede conceder renovaciones. Aún así, ofrecería resistencia para conceder nuevas solicitudes de DACA. Ella dice que por el momento, diferentes organizaciones van a presentar casos de prueba, pero estos pueden ser objeto de litigio.

Hasta ahora, nuestros Soñadores (Dreamers), como llamábamos a los beneficiarios de DACA, pueden trabajar, ir a la escuela, obtener licencias de conducir y ejercer profesiones sujetas a licencias. Debemos tener en cuenta que este es un beneficio que no es permanente  y que no conduce al camino de la ciudadanía. Los soñadores necesitan planear sus vidas en torno a la posibilidad de una derogación, por lo que deben considerar la posibilidad de establecer sus propios negocios en lugar de trabajar para una empresa, por ejemplo.

Los Soñadores y nosotros, sus partidarios, necesitamos organizarnos en torno a cuestiones concretas. Aquí hay algunas:

  1. Apoyar la Ley del Sueño y la Promesa Americana del 2019 que ahora esta en el Senado y que haría permanente DACA.
  2. Apoyar las leyes estatales que otorgan licencias para ocupaciones a los solicitantes sin importar su estatus migratorio. California ya tiene una ley al respecto. En Nueva York, sigue siendo caso por caso, y por ejemplo, César Vargas fue la primera persona indocumentada con licencia para ejercer la abogacía en el Estado.
  3. Apoyar las campañas de concesión de licencias de conducir en los diferentes Estados.
  4. Apoyar una reforma migratoria general.

Por último, es importante recordar que los Soñadores deben trabajar por una reforma migratoria integral. Esto se debe a que vienen de familias con estatus mixtos donde los padres o hermanos pueden ser indocumentados. También necesitan hacer campaña en torno a las protecciones laborales para que se apliquen efectivamente a las personas documentadas e indocumentadas. Necesitan ser parte del movimiento Black Life Matters porque Latinx, como personas de color, también son víctimas de la violencia policial y constituyen el 19 por ciento de la población encarcelada en los Estados Unidos.

Esperamos que Trump no sea reelegido, y que DACA sea permanente. Pero por ahora, los soñadores pueden respirar.