Este viernes se cumplen nueve años del Movimiento 15M. En 2011, miles de personas se movilizaron pacíficamente contra los recortes sociales, el bipartidismo y la hegemonía del poder financiero y las grandes corporaciones. Fue la respuesta ciudadana a la crisis económica, política, social e institucional que asolaba el país desde 2008.

Hoy nueve años más tarde, la sociedad se ha vuelto a remover. Esta vez no por un estallido social, sino por una pandemia global y el inicio de un nuevo descalabro económico. Aunque son dos hechos distintos, resulta interesante observar como una misma sensibilidad se repite en ambos momentos históricos.

Una consigna del movimiento de los indignados era la exclamación ¡no somos mercancía en manos de políticos y banqueros! El significado de aquella frase es resaltar el valor de la vida humana frente a los intereses económicos o políticos. Ahora, ante la amenaza del COVID-19, se plantea de nuevo ese orden de prioridades ¿salvar la economía o la salud de las personas?

Por otro lado, la acampada y asambleas que se celebraron en aquel momento tenían como objetivo una transformación radical de la sociedad. Es decir, una negativa muy clara a regresar a la misma rutina desigual y violenta. El mismo sentir sigue resonando hoy cuando se escucha: “no queremos volver a la normalidad, porque la normalidad era el problema”.

En esta línea, el Espacio Común 15M está organizando su aniversario con una agenda de actividades bajo el lema: “Después de la cuarentena, hagamos que el mundo merezca la pena”. Se pueden consultar las actividades en este enlace: http://mayoglobal.blogspot.com/

Estos espacios de diálogo se hacen aún más necesario ante la falta de reflexiones sobre cambios profundos en los debates políticos y los medios de comunicación. Al contrario, ellos se afanan por imponer un regreso a “lo de siempre”, ignorando la oportunidad histórica que esta situación presenta para imaginar y construir un futuro diferente. Un futuro que ponga con claridad el ser humano como valor central.

Hace nueve años las plazas se llenaron de creatividad y solidaridad: se dibujaban carteles, se repartían comidas, se donaban materiales…Hoy vemos estos mismos valores en las iniciativas online, las redes de apoyo entre vecinos o los bancos de alimentos. Ahora se aplaude desde los balcones. Entonces, se agitaban las manos en el aire.

Son hechos distintos. El 15M fue un movimiento social y político. La situación actual una emergencia sanitaria. Sin embargo, en ambos momentos se percibe una misma sensibilidad de bondad y conciencia social. Una sensibilidad que se está expresando a nivel global y lo seguirá haciendo en el proceso humano, porque ella responde a la vida misma abriéndose paso…