Desde hace algunos días asistimos a un resurgimiento de las protestas organizadas en Francia, que algunos atribuyen a los Gilets Jaunes (chalecos amarillos), y otros a France Insoumise, pero que en realidad forman parte de un descontento popular mucho más general.

En efecto, las medidas cambiantes y contradictorias, muy liberticidas, ahora muy preocupantes, que se han tomado en Francia inquietan a la población, pero también a los médicos, abogados, activistas y a la gente común.

Así que intentamos dar a conocer nuestro desacuerdo basándonos en un derecho ancestral de la palabra, el derecho a expresar nuestro desacuerdo.

Algunos, en acuerdo con su alma y conciencia, y la ética de su profesión, tendrán que llegar hasta la desobediencia civil para seguir siendo coherentes:

Desobediencia civil de los médicos

https://yetiblog.org/archives/23798

Otros no pensaban que estaban infringiendo la ley (y no la infringen) al poner carteles y banderas en sus balcones o detrás de las puertas de sus jardines. Hay incluso escenas recurrentes en las que la policía entra en casas y apartamentos privados para tomar nota de esta noticia, poniendo multas a cualquiera (las multas son muy caras) y a veces incluso deteniendo a los delincuentes durante varias horas. La reacción es inmediata: cientos y cientos de personas en las redes sociales se movilizan, con un llamado general: «¡basta de macronavirus!».

https://reporterre.net/La-police-du-Macronavirus-attaque-la-liberte-de-s-exprimer-par-banderole

El día 1 de mayo, tradicionalmente un día de luchas convergentes para mejorar las condiciones de trabajo y de vida, no se verá ensombrecido a pesar de la represión. Las llamadas se multiplican: golpes de cacerolas del Primero de Mayo, demostraciones en línea…

https://lafranceinsoumise.fr/2020/04/29/1er-mai-casserolade-manif-en-ligne/

Y como la gente siente la fuerte necesidad de actuar en conjunto, las iniciativas se multiplican para reunir sus protestas en silencio, pero no sin voz. Ya sea con hashtags comunes (#nuncamásesto), o publicando en los mismos lugares, en lugares públicos (aquí fotos en Toulouse).

También han surgido otras iniciativas: en solidaridad con y pensadas para todos aquellos que se ven sumidos en las mayores dificultades por esta desastrosa gestión de la crisis. En Montreuil, por ejemplo (un suburbio de París), se organizó un «mercado libre» para los más desamparados… Pero aquí también intervino la policía, 135 euros a cada persona que vino voluntariamente a ayudar a los demás.

https://www.facebook.com/groups/1977916169181102/permalink/2331747997131249/

Todo esto pone de relieve una cosa: el confinamiento, si bien es cierto produce grandes desastres psicológicos y, por supuesto, económicos, (cf. artículo https://www.pressenza.com/fr/2020/05/pandemie-deliquescence-ethique-intellectuelle-et-philosophique-de-nos-civilisations-et-incoherences-fatales/)  no puede sofocar los vientos de revolución, ni puede extinguir la voluntad de cambio de la gente. Cabe señalar que el aforismo más utilizado hoy en día es «No hay vuelta atrás a lo anormal» …


Traducción del francés por Sofia Tufiño