Una de las de las federaciones por la paz más antiguas del mundo, y receptora del Premio Nobel de la Paz de 1910, la Oficina Internacional de la Paz, lanzó esta semana un llamamiento dirigido a los líderes mundiales “para reducir drásticamente el gasto militar a favor de la atención sanitaria y de todas las necesidades sociales y medioambientales!”. 

La epidemia de coronavirus que está arrasando el planeta pone en un enfoque nítido el hecho de que con una parte del dinero que se gasta globalmente en gastos militares y en la preparación para la guerra, podríamos resolver todos los problemas de la humanidad: proporcionar una atención médica de calidad, educación de buena calidad para todos, seguridad en la vejez, energía limpia, un sistema económico equitativo, protección del medio ambiente y muchas otras cosas que crearían una vida digna para todos los seres humanos.

Pressenza insta a sus lectores a que vayan a este enlace para firmar la petición. El texto completo se encuentra a continuación:

INVERTIR EN ATENCIÓN MÉDICA EN VEZ DE LA MILITARIZACIÓN

Nosotros, los firmantes, hacemos un llamamiento a los líderes mundiales reunidos en la Asamblea General de las Naciones Unidas*, para que reduzcan drásticamente los gastos militares, favoreciendo la atención médica y todas las necesidades sociales y medioambientales.

*Las firmas serán llevadas a la Asamblea General de las Naciones Unidas el primer día de la próxima sesión que abrirá el 15 de septiembre de 2020.

Énfasis en el cuidado de la salud

Junto con la Oficina Internacional de la Paz, la organización de paz más antigua del mundo y ganadora del Premio Nobel, estamos siendo testigos de las consecuencias de decisiones políticas irresponsables que han llevado a una dramática falta de inversión en la atención sanitaria. En todo el mundo, los sistemas de salud están llegando al límite de su fuerza, y el heroico personal de primera línea está sometido a una enorme presión.

La emergencia del coronavirus muestra el estado debilitado en que se encuentran nuestras sociedades para proteger a la población: un mundo impulsado por la financiarización, los accionistas y la austeridad, que han debilitado nuestra capacidad para defender el bien común y han puesto en peligro la vida humana a escala mundial.

Los empleados se ven tentados a ir a trabajar enfermos, temerosos de perder su trabajo y sus ingresos. Las personas mayores son vulnerables y necesitan ayuda porque el virus golpea sin piedad a los más débiles. La privatización, las medidas de austeridad y el sistema neoliberal han llevado a los servicios de salud locales, regionales y nacionales, al borde del colapso.

Ya podemos extraer algunas enseñanzas para el futuro. La salud es un derecho humano para los jóvenes y ancianos, para todas las personas en todas las partes del mundo. La atención sanitaria y de enfermería nunca debe ser recortada o subordinada en la búsqueda de beneficios a través de la privatización.

Es hora de un Contrato Social Global

La OIT informó sobre las consecuencias del mercado laboral con una pérdida potencial de 25 millones de puestos de trabajo, más que durante la  crisis financiera de 2008. Se prevé que la pobreza de los trabajadores aumente significativamente, lo que podría afectar a otros 35 millones de personas más.

Apoyamos los esfuerzos del movimiento sindical a nivel mundial y local, en su llamamiento a un nuevo contrato social. Apoyamos su llamamiento a favor de medidas económicas y recursos para proteger los puestos de trabajo, los ingresos, los servicios públicos y el bienestar de las personas.

Dar prioridad al desarme

El mundo gasta 1,8 billones de dólares en gastos militares cada año, y está previsto que gaste 1 billón de dólares en nuevas armas nucleares en los próximos 20 años. El camino equivocado que sigue el mundo es la militarización, alimentando las tensiones, aumentando el potencial de guerra y  conflicto. Esto agrava más las elevadas tensiones nucleares que ya existen.

Los líderes mundiales deben poner el desarme y la paz en el centro de la elaboración de políticas, y desarrollar un nuevo programa de desarme que incluya la prohibición de las armas nucleares. Reiteramos nuestro llamamiento a los gobiernos para que firmen el tratado TPAN (Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares).

El desarme es una de las claves de la gran transformación de nuestras economías, para asegurar que se valore más a los seres humanos y no a las ganancias; economías en las que se resuelvan los desafíos ecológicos, sobre todo la crisis del cambio climático, y se buscará la justicia social mundial.

Con el desarme, la aplicación de los SDG, un contrato social mundial y un nuevo acuerdo mundial para la Paz Verde, podemos hacer frente a los desafíos de la pandemia del coronavirus.

Estamos llamando a los líderes mundiales, que se reunirán en la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre de 2020, a actuar por una cultura de paz. Un camino pacífico significa que necesitamos una estrategia global, un contrato social global y una cooperación global para asegurar el apoyo del planeta a las personas. De esto se trata la solidaridad humana del siglo XXI: hacerlo con y para la gente.


Tradución del inglés por Alanissis Fuentes