Esa es justamente la importancia de las elecciones que se realizan en Togo este 22 de febrero: son las primeras tras las enmiendas constitucionales que se lograron tras las movilizaciones de 2017 y2018 y que significaron la eliminación de la posibilidad de la reelección indefinida para dar paso a la elección únicamente por dos mandatos consecutivos, cada uno de 5 años.

El presidente, Faure Gnassingbe asumió el poder tras la muerte de su padre, Eyadema Gnassingbe, quien llegó a la presidencia tras el golpe de Estado de 1967 y se mantuvo hasta su muerte en el 2005, año a partir del cual su hijo ha ocupado la presidencia del país. De hecho, la familia Gnassingbe ha tenido el poder por más de cinco décadas. Sin embargo, Faure competirá en esta elecciones por lo que sería su primer mandato constitucional, dado que la reforma lograda no tiene carácter retroactivo es decir, los 15 años de Faure en el poder, no cuentan.

Durante el proceso de inscripción el Tribunal encargado no aceptó diez candidaturas y, finalmente, son siete los candidatos que disputarán la presidencia. Aunque al parecer Faure puntea en las encuestas, el segundo mayor opcionado es Jean-Pierre Fabre de la Alianza Nacional para el Cambio y líder de las movilizaciones y protestas de los últimos años. La tercera opción está en la candidatura de Agbeyome Kodjo, profesor y ex primer ministro, líder del Movimiento Patriótico para la Democracia y el Desarrollo.

Siguiendo el mandato de las recientes reformas constitucionales, se requerirá el 50% de los votos o más para declarar ganador en primera vuelta. Las perspectivas apuntan a que será necesaria una segunda vuelta para determinar los resultados.