por Lic. Fabián Scorpino

La noticia del asesinato del joven en Villa Gesell, Argentina, perpetrado por un grupo de rugbiers, está alarmando a gran parte de la población por el grado de violencia y desprecio por la vida que se notaba en los victimarios. Son asesinos, son jóvenes, son varones, son machos… ¿Y qué pasa con los adultos, las instituciones y la sociedad en que estos fueron formados?

¿Qué pasa con esas familias, clubes, escuelas, medios de comunicación que fomentan valores, exigen, premian y castigan el desempeño de estos pibes transformados en asesinos?

¿Qué pasa con esos países “en serio”, que ambicionan la riqueza natural que poseen territorios ajenos y se sienten con la impunidad de matar a cientos, miles o millones de seres humanos bajo la mentirosa excusa de la peligrosidad de los gobernantes de ese país?

¿Quiénes son los autores intelectuales de este crimen? ¿Los clubes de Rugby, las familias, las clases dominantes, las escuelas dónde fueron formados, los que aplaudimos a los Pumas, los que somos simpatizantes de otros deportes y presenciamos hechos similares que también terminan en la muerte de gente inocente?

Cuando repetimos “la violencia se termina con educación”, ¿me van a decir que estos pibes no son educados, criados y formados en las escuelas y clubes muy prestigiosos?

¿Dónde se aprende la violencia racial que te habilita para destruir con tanto desprecio la vida de un pibe “morocho” de la preciosa sangre guaraní, que venimos despreciando desde hace siglos? Porque claro, ¡somos la Europa latinoamericana! ¡Y para ser un país “en serio” debemos ser todos de aspecto europeo!, los demás no son humanos!

Tengo muchas preguntas y pocas respuestas.

Durante muchos años de capacitación en No violencia pude experimentar que la violencia se aprende, es parte de esta cultura, y nuestro esfuerzo militante está dirigido a desaprender esa violencia y aprender la No violencia. Tarea difícil si las hay, pero con no pocas experiencias hemos comprobado que es posible. Que, a pesar de las monstruosidades, los seres humanos podemos formarnos con una dirección no violenta, y para esta noble tarea no nos queda otra opción que comprender el problema en su última raíz.

Nacemos en una sociedad donde está todo aparentemente resuelto y terminado, “no vale la pena hacer nada”, “dedícate a tu familia y a tus afectos”, “a los tuyos”, a tus semejantes, ¡los no semejantes son peligrosos! ¡Debemos ser individualistas, competitivos! Salvo ciertos actos de caridad para salvar nuestra conciencia.

Hasta que no comprendamos que la violencia se ha apoderado de la gran mayoría de los ámbitos de nuestra vida, siempre tendremos el dedo acusador dispuesto a disparar hacia los demás.

Posiblemente estos jóvenes rindan cuenta ante la justicia y sean condenados por el crimen que cometieron. Pero la rueda de la violencia seguirá girando. Y en cuanto la noticia desaparezca de los titulares de los medios de comunicación nos olvidaremos, y pronto aparecerán casos similares que nos provocarán la misma indignación… y la rueda seguirá girando.

La implementación de la educación para la No violencia es urgente y necesaria para comenzar a detenerla y ponerla a girar en un sentido solidario y no violento.

 

Lic. Fabián Scorpino.

Consejos permanentes por la no violencia activa.