Entrevista a Juan Gómez, integrante del equipo que realiza la 2da Marcha Mundial por la paz y la No-Violencia a su paso por Ecuador, por William Tipán.

¿Quién eres y qué te anima a participar en esta marcha?

Soy Juan Gómez, chileno. He venido trabajando el tema del control de armas, el desarme, el término de las guerras hace más de 12 – 13 años y me integré a este tema de la Marcha luego de ver la primera marcha mundial, cuando ésta se estaba terminando.

En ese instante vi que eso era muy congruente con lo que yo venía trabajando; por lo tanto pensé que me gustaría participar de las actividades futuras que seguramente se iban a programar.

Luego me enteré que esto lo impulsaba el Movimiento Humanista y una organización llamada Mundo Sin Guerras; antes trabajé en Amnistía Internacional y al ver esto me dieron ganas de participar de esta alternativa. Así que me encontré con esta organización y este proyecto para superar las guerras y para la prohibición de las armas nucleares. Sentí que todo confluía y me sumé.

¿Qué objetivos tiene esta 2da marcha y para qué lo están haciendo?

Esta 2da Marcha Mundial mantiene los mismos objetivos que en la 1era, un poco más profundizados. Como por ejemplo el Tratado de prohibición de las armas nucleares, al cual han adherido alrededor de 120 países, han firmado y aprobado este proceso unos 80, y 34 ya lo han ratificado, hacen falta 16 para llegar a los 50 ratificaciones y tenga valor legal y sea jurídicamente vinculante.

Otro gran tema que está siendo incorporado en esta 2da Marcha es el de la denuncia de la violencia en todas sus formas, tanto desde el punto de vista físico expresado en las guerras y en el armamentismo, como en la violencia económica que hace posible que se de la violencia física y la discriminación, así como las migraciones.

Ahora aparece también el cambio climático y los efectos que la violencia genera en ello por la contaminación que producen las guerras y las armas.

Hot se comprende que no es posible que haya una cultura de paz y un desarrollo sustentable, si no se eliminan definitivamente la amenaza de las armas nucleares, de las guerras, del armamentismo y de las actividades relacionadas con eso.

¿Dónde inicia esta 2da marcha y por qué países ha recorrido ya?

Esta 2da marcha mundial inició en Madrid, el pasado 2 de octubre, día internacional de la no-violencia. Al momento ha recorrido parte de España, algunos países de Africa, ahora está en América, entró por México a comienzos de Noviembre y ahora, luego de recorrer Centroamérica y parte de Sudamérica; ahora algunos miembros del equipo base van por el lado del Atlántico, recorriendo Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay; mientras que por el Pacífico van por Colombia, Ecuador, Perú y luego Chile.

Y confluirán finalmente los dos equipos en Santiago de Chile y partirán hacia Japón a inicios de enero 2020. Ahí se recorrerá el continente asiático, de ahí a la India, pasará por Nepal, Rusia; luego bajará por países de Europa como Alemania, Polonia, República Checa, Austria, entre otros.

Finalmente el 8 de marzo, día internacional desembocará en Madrid nuevamente.

¿Cuáles son los aprendizajes más relevantes que has tenido acompañando este recorrido?

Los aprendizajes provienen fundamentalmente de la gente que acoge con mucha receptividad el mensaje de las paz y la no-violencia y que talvez quisieran que estas actividades fueran más extendidas a ámbitos más amplios, más allá de colegios, universidades, medios de comunicación, entre otros.

La experiencia mía es que se necesita hacer alianzas con las instituciones que están trabajando el tema de la paz y la no-violencia que son muchos en todas partes del mundo. Sería bueno conformar una gran alianza para poder mostrar este desafío que nos convoca a todos para tender una cultura de paz en todo el mundo.

Un mensaje final sobre esta marcha…

Lo que quiero decir es que realmente esto hay que difundirlo masivamente, especialmente desde el ámbito educacional. Tenemos grandes posibilidades de impulsar este desafío y este enfoque de transformación social a través de la educación formal e incluso desde los medios de comunicación tradicionales y alternativos, para educar a las poblaciones en la resolución pacífica y no-violenta de los conflictos. Para educar en la necesidad de hacer un trabajo interior que implica lograr esta manifestación de la paz y la no-violencia hacia el exterior, hacia los otros.

Esto hay que hacerlo en Ecuador y en todas partes, sumar esfuerzos para lograr que la educación para la paz y la no violencia tome cuerpo en la educación formal. Eso lograría una incidencia mayor, tan necesaria en este momento para el planeta.