“Cuando nadie controla nada, la Historia hace lo suyo y siempre es para bien… a pesar de las torcidas intenciones humanas». 

Este comentario de Silo, vertido en  alguna de sus tantas  charlas informales, nos sugiere  una historiografía  en la que el historiador  se toma la tarea de  construir una narrativa donde  un plan evolutivo vinculado a las mejores aspiraciones humanas, se abre  paso sin que  esas  aspiraciones puedan  asociarse a intencionalidades  de personajes específicos.

En el terreno de la  antropología, un  plan evolutivo, se puede interpretar como una secuencia de cambios  culturales no de tipo adaptativo, sino de avance “etapa por etapa”, siguiendo alguna idea de progreso. Esta concepción de la evolución atribuida a el antropólogo americano M.  Shalins fue compartida también por otro antropólogo, americano también: Elman Service quien en una de sus obras analiza la evolución de naciones como Rusia y Estados Unidos desde perspectivas evolucionistas  culturales.

Siguiendo a estos autores, escribí una artículo que ya fue publicado  en Pressenza titulado “El papel contradictorio de Europa en el conflicto  de Ucrania”. Intenté mostrar en este escrito,  que en Rusia se había dado un avance evolutivo en dirección hacia una cultura política no – violenta. Propuse que este proceso se había iniciado con la Perestroika, ya que  el tipo de  mentalidad que llevaba implícito esta reforma podría haber influido  en que la separación  de  distintas republicas de  la URSS, fuera  un acto de desprendimiento, en el que si bien,  no dejaron de darse situaciones de gran violencia pudieron haber sido de mayor escala. Este proceso involucró  en mi opinión,  una especie de autoexamen  que influyó en que  la URSS realizara cambios tan radicales como el de perder su estatus de superpotencia, algo que  otra nación hubiera evitado a toda costa, aunque se pusiera en peligro todo el planeta. No se limitó esta secuela de transformaciones a un cambio ideológico: hubo una transformación de  las condiciones económicas  y políticas  de esa nación. Fue un gran acto des – posesivo de los cuales nos da muy pocos ejemplos la historia. Hoy no podríamos afirmar que en el discurso aparentemente pacificador de Trump, después de haber asesinado al líder iraní Qasam Soleimani, encontremos señales de  algo similar. Marx – siguiendo a Hegel – decía que la historia se escribe dos veces, la primera como tragedia, la segunda como farsa, es claro que como un elemento de  los segundo,  se considerará  lo dicho por Trump, si no empieza a ser  acompañado de cambios profundos,  equiparables a los que hicieron que la URSS volviera  a ser Rusia.  Un ejemplo de ese tipo de cambios sería un retiro total de las tropas  estadounidenses,  como primer paso hacia un gradual o si es posible cese inmediato de la manipulación política y económica  en todo el medio oriente por parte de Estados Unidos. Pero esto parece imposible, es mucho más probable que se trate de  una acción como tantas  otras en las que Estados Unidos y sus aliados violan  la soberanía de Irán. Un profesor de ciencia política de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México de origen iraní el Dr Hassan Dalband,  entrevistado recientemente señaló  que ya en 1953 un ministro que había llegado en forma totalmente democrática a la presidencia de Irán,  el Dr Mohammad Mosaddegh, que había nacionalizado el petróleo y realizado acciones con sentido social,  sufrió un golpe de estado organizado por estados Unidos y Gran Bretaña.

A pesar de esta tendencia histórica intervencionista de occidente en el medio oriente, algunos analistas han comentado que Trump pudiera  estar siguiendo el camino  de AMLO, el presidente de México, cuyo discurso no violento para enfrentar el añejo problema del crimen organizado, se expresa con su eslogan “abrazos y no balazos”.Todavía no se notan resultados de esta manera de enfocar la crisis de violencia en México, pero no deja de ser un  indicio  de que México avanza también hacia una cultura política pacifista de manera profunda. Señales más claras de este proceso es el hecho de que, en política exterior sin confrontar a Trump, México ha logrado mantener relaciones con Cuba, Venezuela y Bolivia que no van en la dirección que Estados Unidos impone al resto de  los países latinoamericanos. Creo que la adaptación creciente – que para Silo significa evolución – es lo más frecuente en nuestras relaciones con el “poderoso vecino del norte”. México no ha aceptado con sumisión, lo que ordena Estados Unidos, eso sería llevarnos a una adaptación simple ( también descrita por  Silo) que nos privaría de nuestra soberanía. Tampoco hemos respondido con violencia extrema ante agravios  como el muro fronterizo y aplicación de aranceles, eso nos llevaría a una total desadaptación al medio  político  y económico  de la región norteamericana a la que pertenecemos. En el caso de la región del medio oriente, hoy el tema de la adaptación creciente para cualquiera  de las partes  involucradas parce estar postergado. Todo indica que se perderá el control, pues las noticias nos dicen que tanto en Irán, como en Estados Unidos, hay opiniones encontradas acerca de la manera en que han actuado sus gobiernos. Por dar un ejemplo: en un diario podemos leer: “miles de personas marcharon ayer en Therán para exigir la renuncia del líder máximo ayatola Ali Jamenei en protesta por el derribo, el pasado miércoles, de un avión ucraniano por un misil antiaéreo iraní”  pero en la misma nota  se nos explica que pese a que Trump y Pompeo  han dado  muestras de “solidaridad”  con el pueblo iraní diciéndoles  que están con ellos en la lucha contra  la brutalidad de sus gobernantes, en varias ciudades estadounidenses como Nueva York, así como en Londres, Atenas y Ámsterdam hubo manifestantes que se concentraron  en  exigir  a Washington no lanzar una guerra contra Irán y también protestaron contra el derribo accidental del avión ucraniano por parte  de las fuerzas iraníes”. Si interpretamos las palabras de Silo con el que iniciamos estos comentarios,  en el sentido de que quienes no controlan nada son los gobiernos,  podemos también interpretar que lo que la gente manifiesta en esta nota con sus protestas son indicios del paso de la Historia en dirección hacia el bien, concentremos la mente en que ojalá así sea.