Por Alicia Muñoz

Rodrigo Londoño Echeverri es el actual presidente del partido FARC y fue uno de los protagonistas de los Acuerdos de Paz de La Habana. Pressenza-Colombia tuvo la oportunidad de entrevistarlo en la sede del partido en Bogotá, Colombia. En un diálogo amplio, conocimos su perspectiva sobre la situación del país, pero también un poco de su vida, tras haber dejado las armas.

P. ¿Qué es lo que más disfruta después de haber dejado las armas?

R. Son varias cosas, pero fundamentalmente el sentir que estoy siendo útil a la sociedad colombiana, liderando este proceso de paz que está brindando la posibilidad a Colombia de salir de un largo conflicto que nos estaba desangrando, matando entre colombianos. Haberlo podido parar, dedicarle el tiempo, es la mayor satisfacción, además de otras. como mi hijo.

P. ¿Cuál fue su momento más difícil en la guerrilla?

R. Fueron 40 años en los que se presentaron muchos momentos difíciles, cada uno con su particularidad. Hubo momentos en los que pensaba que ya no iba a salir vivo, por ejemplo.
Un momento fundamental en el que debí tomar una decisión fue cuando quisimos continuar las conversaciones con el presidente Santos e iniciando, es asesinado fuera de combate el camarada Alfonso Cano, que era el jefe de las FARC en ese entonces. Asumir la dirección de las FARC y tomar la decisión de si seguíamos o no fue bastante complejo.

P. La muerte de Alfonso Cano fue muy controversial y usted tuvo que ejercer el cargo de comandante. ¿Se lo esperaba? ¿Cómo fue para usted?

R. No lo esperaba, porque no pensamos que lo fueran a asesinar y mucho menos en las circunstancias en las que sucedió. Siempre le he dicho al presidente Santos que le debemos al país una explicación convincente de lo que pasó porque no fue justo que el hombre que inició el diálogo, haya sido asesinado de esa manera. Sí, la guerra continuaba, pero hay cosas que no valen, porque se sabía que estaba en diálogo y no lo capturaron en combate, lo capturaron indefenso, eso está demostrado. Fue asesinado.

La decisión de asumir la comandancia fue tomada en colectivo. Yo intenté que se decidiera por otro compañero o que se inventara otra forma distinta de dirección. Pero esa fue la decisión y había que asumirla. En la guerrilla aprendí que la tarea que fuera, sencilla o compleja, debía asumirla con todo el entusiasmo del caso y tratar de sacarla adelante.

P. ¿Usted cree que desde la elección de su comandancia se generó la ruptura que hoy en día se ve en el partido de las FARC?

R. Talvez, yo no tengo elementos de juicio para asegurarlo, la historia lo irá decantando. La decisión fue tomada por unanimidad, todos los que tenían que tomar esa decisión en ese momento lo plantearon al unísono. Esa unanimidad es una de las cosas que me lleva a mí a asumirlo y no darle vueltas al asunto. Lo demás es la dinámica y yo creo que la historia lo ira colocando a cada uno en su sitio.

P. Se había planteado un proceso en el tiempo de la gobernación del ex Presidente Álvaro Uribe ¿Qué se había avanzado en ese proceso?

R. En el gobierno de Álvaro Uribe se tuvieron conversaciones e intercambios, incluso se estuvo a punto de despejar Pradera y Florida (municipios al centro del país), para iniciar las conversaciones. Pero el doctor Uribe nunca ha explicado por qué suspendió abruptamente esas posibilidades. Al final, su gobierno insistió, pero nosotros dijimos que no, que esperaríamos al próximo presidente.

P. ¿Qué piensa del actual gobierno y de todas las trabas que ha puesto a la implementación de los acuerdos?

R. Eso lo esperábamos, fue una decisión desafortunada que los colombianos hubieran elegido a un hombre que representa al partido del Centro Democrático, que desde siempre se opuso al acuerdo y no ha querido que transitemos por los caminos de la construcción de una Colombia incluyente y en paz. Sabíamos que la implementación iba a ser un campo en disputa y ahí estamos haciendo la pelea con mucho optimismo, porque cada vez hay más gente acompañándonos, más sectores de Colombia se están convenciendo que no podemos volver atrás. Además, el apoyo de la comunidad internacional crece y y ha sido un factor determinante en este proceso. Chile jugó un papel importante por el acompañamiento que hizo en los diálogos, ojalá en esta etapa se acercara a apoyarnos un poco más.

P. Si en este momento tuviera que volver a negociar el acuerdo ¿Qué cambiaría?

R. Una de las grandes equivocaciones fue que se hiciera el plebiscito. No fue una equivocación nuestra. Yo estoy convencido que nosotros acertamos, fue un trabajo colectivo, no fueron decisiones unipersonales y lo hicimos con base en las circunstancias concretas, pero lo que había que pelear con mucha fuerza es que no se diera el plebiscito. Fue una gran equivocación del presidente Santos, creo que ya lo ha reconocido en público, pero nosotros se lo dijimos, no estábamos de acuerdo porque era un riesgo muy grande, pero él lo asumió y con resultados desafortunados porque polarizaron la población colombiana y la desinformación fue muy grande.

El gobierno no hizo ni nos dejó a nosotros tampoco hacer pedagogía, mostrar en qué consistían realmente los acuerdos. Entonces, los enemigos del acuerdo aprovecharon para desinformar. Por ejemplo, estuvimos reunidos con unos empleados de una finca campestre cerca a Cartagena y cuando les contábamos lo que estábamos haciendo nos pidieron incluso disculpas porque habían votado por el No, porque estaban convencidos que si ganaba el Sí ellos iban a perder el empleo cuando nosotros nos reincorporáramos a la vida civil.

P. Una de las principales razones además de la desinformación, es que la gente no estaba de acuerdo con que ustedes no fueran a la cárcel. Sin embargo, tampoco se explicó nunca que el acuerdo era una negociación y no una rendición y que justamente la Jurisdicción Especial para la Paz – JEP, asumiría los procesos jurídicos necesarios. ¿Cómo ve usted la JEP?

R. La JEP no es algo solo, forma parte de un sistema, el sistema integral de verdad, justicia, reparación y no repetición, en el que está la comisión de búsqueda de personas desaparecidas en medio del conflicto, la comisión de la verdad y otros instrumentos. La JEP forma parte de eso y claro, no hubo información a la gente.

No es cierto que nosotros hayamos pactado impunidad. Todo lo contrario, lo que logramos allí fue un sistema que va a ir mucho más allá porque va a tratar todos los casos graves que se han dado en el desarrollo del conflicto y de todos los que tuvimos que ver con él, pero teniendo como base fundamental la paz de Colombia sobre una columna determinante que es la verdad, que todos contemos lo que pasó y a partir de ahí miremos qué delitos se deben sancionar. Además, parte de sanciones restaurativas y no punitivas, de sanciones que dejen algo benéfico a la sociedad misma a la que se perjudicó. Ellos han querido es implementar lo que llamamos el “derecho al enemigo” y nosotros no fuimos derrotados, nosotros llegamos a una mesa de negociación y nadie en ninguna parte del mundo, ningún movimiento insurgente va a negociar para irse a la cárcel.

P. Usted en repetidas ocasiones ha pedido perdón por los secuestros y demás hechos que se dieron en este conflicto ¿Qué siente usted al ver que estas personas víctimas, dicen que los perdonan?

R. Una sensación de satisfacción, que hicimos lo que había que hacer. No va haber perdón que pueda resarcir el daño causado y es de mucha valentía y decisión la de quienes logran perdonar.

P. ¿Cómo se siente con la decisión de sus compañeros que regresaron a las armas?

R. Me da tristeza. En un principio porque fueron compañeros con los cuales compartimos e incluso construimos este acuerdo y alcanzaron a participar en “la pelea por la implementación”. El otro sentimiento es de vergüenza ante Colombia y ante la comunidad internacional que tanto nos ayudó; pero fue una decisión personal a la cual en el fondo yo no le veo ninguna motivación política, porque sabíamos que esto iba a ser difícil y que muchos podíamos quedar a mitad del camino. Un compromiso que hicimos con Colombia, con el pueblo que nos acompañó durante más de 50 años en la confrontación, fue decirles “vamos a parar porque hay heridas muy profundas de lado y lado y necesitamos parar para sanar y reconciliar, para construir esa Colombia incluyente que soñamos y en paz”.

P. ¿Qué siente que cambió en usted como persona luego del acuerdo de paz y que pensamientos mantiene?

R. Yo me fui a la guerrilla a los 17 años lleno de sueños e ilusiones y de 57 años me tocó firmar el acuerdo de paz al lado del presidente Santos, y lo hice con esos mismos sueños y esa misma ilusión, no me arrepiento del camino que transitamos. Sí, se dieron muchas cosas de las cuales no nos sentimos orgullos y que tenemos que resarcir a la sociedad colombiana. Paramos una confrontación porque ninguna guerra trae cosas buenas. Siento los mismos sueños e ilusión que tenia de adolecente. Atrás quedan las cosas que hice mal y ojalá el tiempo nos alcance para resarcir a los colombianos por las cosas que hayamos hecho mal.

P. Después del acuerdo el gobierno accedió a ciertos territorios y muchos de estos hoy en día están siendo vulnerados ¿Qué piensa del fracking, de la tala de árboles indiscriminada y demás abusos al medio ambiente?

R. Desafortunadamente los acuerdos no se han implementado en su integralidad, son seis puntos pero que están unidos todos. Este gobierno ha querido mostrar que la implementación se trata solo de la reincorporación y no es así, porque está el tema de la tierra que es fundamental y determinante. Todos los estudios y los procesos siempre han dicho que el trasfondo de la violencia en Colombia es el tema de la propiedad de la tierra.

Tenemos un flagelo muy grande en Colombia que es el narcotráfico, el acuerdo establece los caminos para acabar con la materia prima que es la hoja de coca, pero a partir de resolver las necesidades a los campesinos, donde la situación económica los obliga. Entonces, si todo eso se fuera implementando de manera integral, nos permitiría a los colombianos atajar, impedir que se nos acaben los bosques; una tarea que, en buena medida, cumplíamos nosotros cuando estábamos en la selva y ahora que salimos están arrasando.

Está también el tema de la participación política, donde tampoco se ha cumplido lo acordado. Por eso, hacemos un llamado a los colombianos y la comunidad internacional para que nos sigan acompañando y así forzar al gobierno a cumplir un acuerdo que no es entre el gobierno Santos y las FARC, es un acuerdo entre el Estado colombiano y la insurgencia.

P. ¿Usted quiere volverse a lanzar a la presidencia de la República?

R. No, cuando me lancé fue por decisión del partido. Yo no quería y la práctica demostró que yo tenía razón. Aunque lo que me falló fue el corazón, se había planteado que no queremos un candidato que polarice, necesitamos un candidato que cohesione en la sociedad colombiana en un objetivo específico que es alcanzar la paz, y desafortunadamente lo que se hizo fue polarizar. Seguimos combatiendo, pero no está en mis aspiraciones y si se llegase a dar, por encima de la decisión del partido no lo asumo.

P. Tras esta ruptura. ¿Cómo se mantienen las curules en el congreso?

R. No afecta. Desafortunadamente, la de Santrich la estamos peleando porque sí aplica una normativa que se llama la Silla Vacía, pero como es fruto de un acuerdo estamos dando la pelea para rescatar esa silla. Están los nueve camaradas y la curul de Iván Márquez la asumió un hombre muy representativo de las comunidades negras.

P. En el campo se sigue viendo mucha violencia, ahora está latente el asesinato de los líderes sociales y ex guerrilleros. ¿Cómo han enfrentado esto?

R. Con la denuncia y peleando por la implementación de los acuerdos porque en la medida que se cumplan vamos cambiando. Además, Colombia alcanzó a sentir los frutos de ese acuerdo. Desafortunadamente, llega un gobierno que está promoviendo la confrontación, polarizando la sociedad, generando estigmatización y no está haciendo nada para defender y combatir las bandas de paramilitares, que defienden intereses económicos en las regiones y claro, sabíamos que íbamos a afrontar un fenómeno muy complejo, pero en los acuerdos hay instrumentos para usar en función de ir generado condiciones para que esto no se siga presentando, no por el acuerdo van a desaparecer al otro día.

Sabíamos que era difícil y complejo que los que han monopolizado la tierra en Colombia y que lo han hecho a través de la violencia no van a aflojar fácilmente, pero hay que seguir dando la pelea y lo vamos a lograr en la medida en que nos unamos. Tenemos que alcanzar la paz a través de distintas formas de la actividad política y social.

P. Usted volvió a ser padre. ¿Cómo sueña una Colombia para su hijo y esta nueva generación?

R. Es un elemento que me incentiva con más fuerza todos los días a tratar de aportar a este camino de la reconciliación. Uno sueña una Colombia, pues no el paraíso terrenal, pero que todos los niños vivan una Colombia más incluyente, equitativa, justa y una Colombia donde no se asesine a la gente porque piensa distinto.

P. Por años, Colombia es conocido como un país, de narcotráfico y violencia. ¿Cómo han planteado poder cambiar esa perspectiva?

Creo que necesitamos un gobierno distinto, un gobierno que no sea sustentado en las mafias, necesitamos un gobierno que trabaje en función de los colombianos, porque el colombiano no es que sea violento y narcotraficante, sino que aquí hay unos sectores incluso ligados con la delincuencia internacional que han hecho mucho daño.