Historia de violencia doméstica provoca una discusión a nivel nacional.

El 19 de septiembre, Seljan Yagmur, de 18 años inició sesión en Facebook y le contó al mundo sobre la violencia doméstica de su padre. En su publicación, humilló a su padre por su comportamiento violento hacia ella, su hermana y su madre. La publicación fue muy difundida: el padre de Seljan, Fuad Gahramanli, resulta ser un destacado activista opositor y vicepresidente del Partido Frente Popular de Azerbaiyán. La mitad de quienes comentaron en la publicación de Seljan en Facebook creyeron que ella hizo lo correcto, mientras que otros sugirieron estaba mentalmente enferma por exponer el comportamiento de su padre.

Los miembros del partido político de su padre tendieron a considerar a Gahramanli como la víctima.

Esto se debe a que en el conservador Azerbaiyán, la violencia doméstica se ve como un asunto estrictamente privado —por ningún motivo debería salir del hogar, sin importar el costo. Con su publicación, Seljan había roto varios estereotipos: una hija había actuado contra su padre, había hablado de quienes dijeron a su madre que se mantuviera en silencio y había humillado al líder del partido político de su padre por no referirse al tema públicamente. En este caso, no sólo la víctima introdujo el tema abiertamente sino que provocó una discusión a nivel nacional.

En un extraño caso de victoria, Gahramanli renunció recientemente como vicepresidente del partido —a pesar de que aún no se ha disculpado públicamente por su comportamiento hacia su familia. Pero la publicación hizo más que eso: promovió un extenso debate sobre la violencia hacia la mujer en Azerbaiyán y cómo es considerada.

Más de un mes después de la publicación de Seljan, aparecieron múltiples denuncias de casos de violencia doméstica en los titulares en Azerbaiyán. Durante los cinco primeros días de octubre, los medios azerbaiyanos informaron de 12 casos diferentes de abuso doméstico hacia mujeres, cada una con una denuncia pocilial. Cuatro mujeres fallecieron en esos casos. Además, la agencia de noticias independiente Mikroskop informó que solo entre enero y septiembre de 2019 se denunciaron 118 casos de violencia y abuso a mujeres en los medios azerbaiyanos; 33 de las víctimas fallecieron como resultado de heridas graves, mientras que al resto las hospitalizaron. La mayor causa de heridas es el apuñalamiento.

Los azeibaryanos ahora hablan sobre la violencia doméstica en las redes y en los medios. Las mujeres cuentan sus historias con las etiquetas #QadinaŞiddətəSon [fin a la violencia contra la mujer] ‪y #LeylaÜçünSusma [no se callen por Leyla”, en referencia al reciente caso de una mujer de Bakú que fue apuñalada muhcas veces]. Y también han tomado las calles. El 20 de octubre, un grupo de activistas de la sociedad civil organizó una manifestación pública en Bakú, la capital de Azerbaiyán, con el lema “¡No lo toleres! ¡Marcha!” (#DözməYürüşEt). En su descripción, el grupo escribió:

Recientemente, se han registrado incontables casos de violencia doméstica y asesinato de mujeres en Azerbaiyán. Hemos leído historias de mujeres a quienes sus familias han golpeado, matado o empujado al suicidio, o que han sido atropelladas por autos. Por lo tanto, marcharemos desde la estatua de [poeta azeibaryana hija del del Khan de Karabakh] Khurshudbanu Natavan […] para elevar nuestra voz contra esta atrocidad, para decir no a la violencia contra la mujer y dirigir la atención de la sociedad y el Estado hacia estos problemas. Al final de la marcha, haremos una declaración sobre el problema. La marcha está abierta a todos los que no son indiferentes. Uno de los lemas principales de la marcha será “¡no te calles contra la violencia, no toleres la violencia!”.

Esta no fue la primera marcha de protesta progresista del país de 2019 por los derechos de la mujer. La primera fue realizada el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, y creó conciencia sobre la violencia contra la mujer, matrimonios de menores y los abortos selectivos de sexo en Azerbaiyán.

Pero cuando un pequeño grupo de mujeres azerbaiyanas y algunos hombres marcharon y reclamaron fin a la violencia contra la mujer el 20 de octubre, los recibió la violencia policial. Se pueden ver algunas escenas en el siguiente informe de video del servicio azerbaiyano de la BBC:

La triste ironía no se perdió en los protestantes:

Aquí estoy, aprendiendo a volar en la calle Torgovaya [donde ocurrieron los arrestos]

Los participantes en la protesta también reclamaron que Azerbaiyán firmara la Convención de Estambul para la Prevención y Lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica. Azerbaiyán aún no ha firmado la convención, que pide a los Gobiernos proteger a las mujeres de todas las formas de violencia, combatir la violencia doméstica y promover activamente la igualdad entre mujeres y hombres. También los obliga a diseñar un marco integral y políticas para asistir a las víctimas de la violencia de género y comprometerse en una cooperación internacional para tal fin.

Pero la protesta ha cambiado algo. Un día después, posiblemente debido a la dura crítica del público sobre la agresiva respuesta policial, el Comité de Familia, Mujeres y Niños del Gobierno de Azerbaiyán anunció que habían presentado una propuesta al Parlamento en la Convención de Estambul. Sin embargo, el comité no especificó exactamente cuándo habían hecho la propuesta, ni qué contenía exactamente. El comité también afirma, a pesar de no haber ratificado la Convención de Estambul, que están trabajando activamente en promocionar los derechos de la mujer junto con otras instituciones gubernamentales.

Pero ¿es suficiente? Vale la pena tener en cuenta que a pesar de que la ley sobre violencia doméstica de Azerbaiyán, adoptada en 2010, obliga al Gobierno a financiar y crear refugios para las víctimas, eso no ha sucedido aún. Es más, los refugios para mujeres que operan en el país actualmente los establecieron y dirigen ONG. El vocero del comité del Gobierno dijo a Mikroskop que la razón principal de la falta de refugios con financiación estatal es la falta de recursos.

Finalmente, mientras que la firma de la Convención de Estambul sería un paso en la dirección correcta, no bastará para terminar con la violencia doméstica por sí sola. Las arraigadas normas sociales y los estereotipos de género también tendrán que cambiar. Como dijo Michelle Milford Morse, vicepresidenta de la Fundación de Estrategia para Niñas y Mujeres de Naciones Unidas, en una entrevista reciente: “La violencia contra mujeres y niñas ocurre debido a la antigua y sistemática desigualdad de género en países por todo el mundo. Está arraigada en la discriminación, diferencias de poder y normas sociales nocivas. Y es por eso que continúa hasta hoy”.

Azerbaiyán no es la excepción. Las perturbadoras cifras que informa Mikroskop son apenas la punta del iceberg. Es muy probable que haya muchos más delitos cometidos contra mujeres que desconocemos —en Azerbaiyán, a las mujeres se les sugiere a menudo que mantengan silencio y nunca denuncien ningún caso de abuso doméstico. Según los informes ya mencionados del comité, existen al menos 800 casos de varios delitos violentos “crímenes y ofensas administrativas” cada año, pero temen que esos números no reflejen la situación real, ni qué proporción son casos de violencia doméstica.

Sin embargo, en un país donde la violencia contra la mujer es un tema muy grave, una marcha para dar a conocer el problema es motivo de medidas policiales agresivas. Tal vez, eso responda a la pregunta de por qué las víctimas temen acudir a la policía.

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