En septiembre de 2019, frente a los peligros cotidianos de la guerra y bajo presión constante para ver a los de otras tribus como enemigos, los jóvenes de cada una de las 34 provincias de Afganistán se reunieron en Kabul para una conferencia de tres días de duración titulada “En el camino hacia la paz”.

Por el Dr. Hakim Young

30 de septiembre de 2019 / 8º Mezan 1398

A pesar de las violentas crisis que los seres humanos hemos creado para Afganistán y nuestro planeta Tierra, he sido testigo una vez más de cómo la renovación de nuestras relaciones con la naturaleza y entre nosotros mismos puede calmarnos, enseñarnos y cambiarnos.

Lo vi suceder entre los 26 participantes de la Conferencia “Jóvenes en el camino hacia la paz” organizada por los Voluntarios de Paz afganos del 18 al 21 de septiembre.

Los jóvenes se sentían legítimamente desanimados por los desafíos que se les presentaban en su país: guerra, oposición a grupos locales y extranjeros en conflicto, ISIS, Talibán, fuerzas de Estados Unidos y la OTAN, capitalismo, sequía relacionada con el cambio climático, desigualdad, racismo, retórica sin acción, confusión social y personal…

Nombra cualquier problema global, y lo encontraremos en este ‘olvidado’ campo de juegos de guerra que alberga a 35 millones de afganos comunes y corrientes.

Desde principios de 2019, la ONU ha informado de un número “escandaloso e inaceptable” de víctimas civiles en todo Afganistán, observando un gran aumento en el número de víctimas causadas por el gobierno y las tropas dirigidas por la OTAN.

Entonces, imagina que todo va mal en nuestras vidas, y entonces, una pausa y un espacio se abre. Nos ponemos en contacto con nuestros sentimientos por la vida y las personas de nuevo, y nuestro ser cambia.

“Ni siquiera estamos en paz con la madre naturaleza, que nos da serenidad”, comentó Tamana, una joven de 16 años que participa en la Conferencia.

Mahdia también hizo eco de estos sentimientos: “Antes de esta Conferencia, nunca me esforcé por ser amable con la naturaleza ni por cuidarla, porque nunca pensé seriamente en ella. Me ha motivado trabajar para la naturaleza, para nuestra propia supervivencia”.

Al considerar su humanidad y relaciones compartidas, los jóvenes comenzaron a pensar críticamente sobre su relación con el dinero y el poder. Kamal estaba visiblemente conmovido por las preguntas básicas de la vida: “Nuestra humanidad no requiere religión, raza o nacionalidad. El dinero es imaginario, y a nuestra muerte, no nos arrepentiremos de tener poco dinero. No debemos trabajar para nosotros mismos, sino para la gente y el mundo”.

Durante sólo cuatro días, su humanidad se elevó por encima de las barreras de la cultura, el idioma, las divisiones políticas y la desconfianza y las malas vibras generadas por una guerra en curso. “Tenemos dos cosas en común entre todos, la humanidad y las relaciones.” Ali Sina habló con convicción. Aunque Ali está comprometido con alguien de su grupo étnico, exhortó a los participantes a considerar los matrimonios interétnicos como una forma de romper las fronteras étnicas.

Kamran reflexionó en Pashhto: “Solía pensar que los afganos eran pashtunes, uzbekos, hazaras o tayikos. Pero ahora, ¡creo que todos somos seres humanos!”

¿Qué hay de todas las enemistades de sangre, venganza y ciclos interminables de violencia de represalia durante las últimas cinco décadas de guerra?

Sakina, una estudiante de 12º grado, dijo: “Somos seres humanos que no somos perfectos, así que debemos perdonarnos unos a otros”. Esto es radical, especialmente a la luz de los prejuicios generacionales entre otros grupos étnicos. Para el grupo étnico Hazaras de Sakina, esta discriminación se extendía especialmente a los pashtunes como Maiwand, que estaban de pie frente a ella en círculo. Maiwand, también estudiante de 12º grado, estuvo de acuerdo: “He aprendido la importante lección de vida de perdonar ampliamente. El perdón puede evitar que otras personas mueran por venganza”.

Shahdab, una estudiante universitaria tayika, describió cómo una red de hilos azules entre los participantes del círculo era un ejemplo de unidad: “Si suelto el hilo, debilitará la unidad que tenemos ahora”.

Sohrab dijo en Uzbeki: “La juventud es el futuro de un país, y debe ser educada para que sea como las medicinas para las enfermedades de su país”.

Anis Gul dijo: «No debemos vivir en el pasado o como nuestros antepasados, sino como una nueva generación, debemos pensar de otra manera”.

Por muy mal que la guerra afgana haya afectado a cada uno de estos jóvenes, están “programados” para mantener relaciones. Me conmovió el poder silencioso pero revolucionario de reconectarme con la naturaleza y unos con otros.

Crédito de la foto: Dr. Hakim.  Un video hecho para acompañar este artículo se puede encontrar en youtu.be/sCB-MFe8SQ4


El Dr. Hakim (Dr. Wee Teck Young) es un médico de Singapur que ha realizado trabajos humanitarios y sociales en Afganistán durante los últimos 10 años, incluyendo el de mentor de los Voluntarios de Paz Afganos (www.ourjourneytosmile.com), un grupo interétnico de jóvenes afganos dedicados a construir alternativas no violentas a la guerra. Recibió el Premio Internacional Pfeffer de la Paz en 2012.


Traducción del inglés por Michelle Velez

El artículo original se puede leer aquí