Por A. Tornquist

Quizás una de las más interesantes propuestas recientes en Chile tiene que ver con las 40 horas de trabajo laboral semanal. A menudo las luchas de progreso económico terminan cuando estas logran sus aumentos de sueldo y beneficios en los planes de salud y otras compensaciones, mientras que raramente vuelven sus miradas a otros trabajadores en lucha. En la huelga magisterial de los profesores, la CUT, Central Única de Trabajadores, no apoyó. Aparte de la Federación de Estudiantes y algunos sindicatos de la Salud, quedaron solos. La vieja solidaridad laboral muere en el instante en que se acepta el pliego de peticiones por parte de un sector en huelga.

¿Será que en estos tiempos individualistas es más importante el pan para sí mismo y luego descansar en la distracción, el entretenimiento también personal, o sea circo? Pan y Circo. Frase acuñada durante el imperio romano y se refería a ese estado de la conciencia social donde primaba la saciedad alimenticia y el entretenimiento. Quedaba graficado en los circos romanos donde el emperador ordenaba entregar pan desde unas cestas a los espectadores antes que comenzaran las sangrientas luchas de gladiadores.

Por eso las 40 horas de trabajo son tan interesantes, porque tienen que ver con los valores humanos de la necesidad de sentirse humano y no solamente una herramienta de trabajo, o de hombre productor y consumidor solamente.

La mirada anti humanista ha sido desafiada culturalmente.