Según dijo La Organización Meteorológica Mundial el 8 de agosto de 2019, la primera evaluación científica exhaustiva de los vínculos entre la tierra y el cambio climático es una contribución crítica a los esfuerzos para frenar las emisiones de gases de invernadero, abordar los impactos del calentamiento global y proteger la seguridad alimentaria*.

La publicación del Informe Especial sobre el Cambio Climático y la Tierra del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático es la culminación de un análisis de dos años realizado por más de un centenar de científicos de todo el mundo quienes aportaron su experiencia como autores y revisores.

De acuerdo con el secretario general del OMM Petteri Taalas «El Informe Especial sobre el Cambio Climático y la Tierra es una contribución muy importante para abordar la interacción entre el cambio climático, la desertificación, la degradación de la tierra, la ordenación sostenible de la tierra, la seguridad alimentaria y los flujos de gases de invernadero en los ecosistemas terrestres»

El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), cuyas organizaciones matrices son la OMM y las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, reúne a los mejores expertos científicos internacionales.

Sus autores, quienes trabajan para el IPCC de forma voluntaria, evalúan una amplia gama de publicaciones científicas sobre el sistema climático, los riesgos climáticos, los costos de la inacción y las posibles soluciones.

El informe subraya que la agricultura, la silvicultura y otros tipos de uso de la tierra representan el 23 % de las emisiones de gases de invernadero causadas directa o indirectamente por las actividades humanas. También se observa que los sistemas terrestres naturales y gestionados absorben dióxido de carbono equivalente a casi un tercio de las emisiones de dióxido de carbono de los combustibles fósiles y la industria.

El monitoreo de las concentraciones de los principales gases de invernadero en la atmósfera es un elemento central en el trabajo de la OMM.

Su programa de Vigilancia de la Atmósfera Global proporciona datos que ayudan a proteger la salud humana, la productividad agrícola y la seguridad alimentaria.

Las observaciones del programa sobre el aumento de las concentraciones de dióxido de carbono y otros gases que atrapan el calor se incorporan en el Boletín anual de gases de invernadero que, al igual que los informes del IPCC, informa a los responsables de la toma de decisiones en las negociaciones de las Naciones Unidas sobre el cambio climático.

La OMM es actualmente pionera en la creación de un Sistema Mundial Integrado de Información sobre los Gases de Invernadero -conocido como IG3IS- para crear un puente entre la ciencia y la política en materia de emisiones de gases de  invernadero, y la identificación y cuantificación de los «sumideros» que absorben esos gases.

IPCC report

Fotografías de la OMM.

Según el señor Taalas «Entender el sistema de la Tierra y las complejas interacciones entre la atmósfera, el océano, la tierra, la criósfera, la biosfera y las actividades humanas, a través de escalas espaciales y temporales, es el núcleo de la misión de la OMM.»

«Los modelos combinados de predicción de la atmósfera, el océano, la tierra y la criósfera son fundamentales para mejorar la precisión de los pronósticos y para potenciar toda la gama de servicios que apoyan a la protección de la vida, la salud, la seguridad de la producción de alimentos y los recursos hídricos.»

El Informe Especial sobre Cambio Climático y Tierra se hizo público el 7 de agosto, un día después de que fuera aprobado por los gobiernos miembros del IPCC.

En él se destaca el hecho de que la tierra ya está sometida a la presión humana y que el cambio climático se suma a estas presiones, lo que significa que es esencial una mejor gestión de la tierra.

En 2015, los gobiernos respaldaron el propósito del Acuerdo de París de fortalecer la respuesta internacional al cambio climático manteniendo el aumento de la temperatura media mundial muy por debajo de los 2ºC, por encima de los niveles preindustriales, y de continuar con los esfuerzos para limitar el aumento a 1,5ºC.

El informe del IPCC dice que mantener el calentamiento global por debajo de 2ºC -si no de 1,5ºC, como se indica en su informe especial publicado en octubre pasado, que la OMM calificó de «llamada de atención»- sólo puede lograrse mediante la reducción de las emisiones de gases de invernadero de todos los sectores, incluidos los del suelo y alimentos.

El suelo debe seguir siendo productivo para mantener la seguridad alimentaria a medida que aumenta la población y aumentan los efectos negativos del cambio climático en la vegetación. Esto significa que hay límites a la contribución del suelo en la lucha contra el cambio climático, por ejemplo, mediante el cultivo de cultivos energéticos y la forestación.

También se necesita tiempo para que los árboles y los suelos almacenen el carbono de manera efectiva. La bioenergía debe gestionarse cuidadosamente si se quieren evitar riesgos para la seguridad alimentaria, la biodiversidad y la degradación de la tierra.

Cuando la tierra se degrada -por ejemplo, a causa de la desertificación, o porque las fuertes lluvias causan la erosión del suelo- se vuelve menos productiva. Esto, a su vez, limita lo que se puede cultivar, poniendo en peligro la seguridad alimentaria, y también reduce la capacidad del suelo para absorber carbono. Esto exacerba el cambio climático, mientras que el cambio climático a su vez exacerba la degradación de la tierra de muchas maneras diferentes.

Aproximadamente 500 millones de personas viven en zonas que sufren la desertificación. Las tierras secas y las zonas que sufren desertificación también son más vulnerables al cambio climático y a los fenómenos extremos, como las sequías, las olas de calor y las tormentas de polvo, junto con una creciente población mundial que ejerce más presión.

Ayudar a los países a prepararse para el creciente riesgo de esos peligros naturales y a hacer frente a sus efectos es una parte fundamental de la labor de la OMM, mediante programas como el Sistema de Alerta y Evaluación de Tormentas de Arena y Polvo, el Programa de Gestión Integrada de Sequías y una serie de otros servicios climáticos que abordan los problemas de la agricultura, el agua y la salud.

De acuerdo con el Señor Taalas «A raíz del informe especial del IPCC sobre el calentamiento global de 1,5 grados, en la OMM hemos intensificado nuestra labor para ayudar a llenar las lagunas de conocimiento, construir la continuidad de la ciencia la cual es necesaria y proporcionar el asesoramiento necesario.»

Las evaluaciones anuales de la OMM sobre temas relacionados con el clima, que incluyen la Declaración principal sobre el estado del clima, contribuyen a la labor del IPCC. En junio, el 18º Congreso Meteorológico Mundial adoptó una serie de decisiones importantes para aumentar el apoyo de la OMM a las evaluaciones del IPCC.

También sentó las bases para una mayor coordinación entre los procesos del IPCC y los del Programa Mundial de Investigaciones Climáticas, que la OMM copatrocina con la COI-UNESCO y el Consejo Científico Internacional.


Traducción del inglés por Armando Yánez

El artículo original se puede leer aquí