«Medicare para Todos en realidad significa Medicare para nadie». Esta es la reacción de Seema Verma, directora del programa Medicare, al comentar sobre las propuestas de varios candidatos para la nominación del Partido Demócrata. Verma, nombrada para su cargo por Donald Trump, continuó diciendo que la expansión de Medicare para cubrir a todos los estadounidenses copiaría los programas «en quiebra de la salud socialista» de los países europeos.

Verma refleja la ideología republicana sobre la propaganda de las compañías de seguros que obviamente quieren mantener el status quo y, si es posible, continuar reduciendo o incluso eliminando el papel del gobierno de la salud. En los dos recientes debates del Partido Demócrata, algunos de los candidatos expresaron preocupaciones similares a las de Verma, aunque no tan exageradas. Pero otros, como los senadores Bernie Sanders (Vermont), Elizabeth Warren (Massachusetts) y Kamala Harris (California) apoyan y defienden la idea de la cobertura universal de salud, incluso si los tres no están totalmente de acuerdo. Por otro lado, sin embargo, hay varios candidatos moderados que también apoyan la cobertura universal, pero quieren ponerla en práctica poco a poco, de manera no tan diferente a lo realizado por Barack Obama con su reforma de salud de 2010.

Sanders y Warren tienen ideas muy similares sobre la necesidad de una reforma que parta desde el principio de la salud como un derecho humano, en lugar de un producto para comprar. Por lo tanto, insisten en la eliminación de las empresas privadas de la salud, viendo su existencia con el objetivo principal de generar ganancias y, en segundo plano, la atención necesaria para los pacientes. Ambos practicarían la cobertura para todos a través de aumentos de impuestos a los ricos y corporaciones que, como se señala a menudo, pagan pocos o cero impuestos federales. También nos dicen que el sistema actual funciona bien para las empresas pero no para la salud de los pacientes. Citan el hecho de que 87 millones de estadounidenses no tienen cobertura o están subasegurados y que 500 000 estadounidenses quiebran cada año debido a gastos médicos. Señalan a Canadá con admiración, donde todos los ciudadanos están asegurados y los medicamentos cuestan mucho menos que en los Estados Unidos. Dados los costos excesivos de la insulina, por ejemplo, no son pocos los estadounidenses de países limítrofes con Canadá que van en caravanas de buses para obtenerla a precios razonables. Además, Canadá gasta la mitad de lo que gasta Estados Unidos en atención médica. También nos recuerdan que el ciudadano suizo gasta anualmente $ 940 en medicamentos, mientras que en Estados Unidos la cifra alcanza los $ 1443. El sistema en Estados Unidos funciona bien para los CEO de las compañías de seguros a quienes se les paga miles de millones de dólares obtenidos a través de las reducciones de costos que deberían destinarse a la atención al paciente.

Harris deja un poco atrás a Sanders y Warren y obtendría cobertura para todos con un sistema de Medicare similar al actual, que permitiría comprar un seguro a través de una «opción pública» en la que las compañías de seguros desempeñarían un papel. No eliminaría las ganancias exorbitantes de las compañías de seguros, pero sería limitado, ofreciendo a todos la opción de un programa gubernamental o uno dirigido por compañías reguladas por el gobierno. A diferencia del plan de Sanders y Warren para una transición de 4 años, Harris tardaría 10 años.

Los planes de estos tres senadores han sido juzgados de imposibles en la práctica por algunos candidatos moderados. Joe Biden, el primero de la clase en las encuestas, continuaría con Obamacare pero incluiría una «opción pública», no muy diferente de la de Harris. Sin embargo, otros candidatos, como John Delaney, un ex parlamentario de Maryland, han insistido en la cobertura universal pero sin tocar el sistema privado actual por el cual 160 millones de estadounidenses obtienen cobertura de sus empleadores. John Hickenlooper, ex gobernador de Colorado, dijo que estas personas están satisfechas, pero que olvidan las formas burocráticas laberínticas a menudo necesarias para obtener servicios médicos.

El conflicto sobre Medicare entre moderados y progresistas en los dos debates democráticos recientes no se resolverá fácilmente porque cualquier plan propuesto por el candidato presidencial será juzgado de socialista por los republicanos. En respuesta a las objeciones contra Medicare para Todos, Warren explicó que no entendía por qué uno es «un candidato a la presidencia de los Estados Unidos para simplemente hablar sobre lo que no se puede hacer». Continuó diciendo que las objeciones de los demócratas que usan argumentos republicanos para la reforma pro salud están fuera de lugar. Con respecto a las posibles acusaciones de los republicanos a los programas demócratas, Pete Buttigieg, alcalde de South Bend, Indiana, explicó que no se debe establecer un programa democrático teniendo en cuenta los inevitables ataques de los republicanos, que serán feroces. Buttigieg dijo que tenemos que hacer campaña por los principios democráticos y luchar para ponerlos en práctica.

En efecto, será una ardua labor el ofrecer cobertura de salud a todos los estadounidenses. La historia de la aprobación de Medicare, que abarca más de 65 años, ocurrió hace 54 años, se vio atacada en su momento por la derecha y, en particular, por la Asociación Médica Estadounidense (AMA, por sus siglas en inglés), retratándola como un paso hacia la medicina social. Ronald Reagan, en ese momento, hizo anuncios a la AMA en los que argumentó que el programa de Medicare conduciría al socialismo y a la pérdida de la «libertad».

El programa de salud democrático propuesto por el eventual ganador de las primarias demócratas será mejor que el republicano, que seguirá prefiriendo el sistema privado. Por lo tanto, habrá que luchar. Warren sabe muy bien que la pelea será dura. Según ella, los demócratas ganan cuando eligen los programas correctos y luchan por ponerlos en práctica. «No tengo miedo… y por la victoria, ni siquiera los demócratas deben tener miedo».


Traducción del italiano por Melina Miketta