Por Nubia Piqueras Grosso

Panamá, 3 ago (Prensa Latina) Rojos, amarillos o de cualquier color, con nombres o rostros de mujer, personajes famosos y religiosos distinguen a los »diablos» que ruedan por las calles panameñas, en una suerte de galería de arte popular.

Ruidosos por la música estrepitosa que suele acompañar al pasajero y la voz de su conductor, que vocifera a todo pulmón los diferentes destinos, este bus de transporte masivo también carga, en proa y popa, chicas curvilíneas, mensajes, confesiones, proverbios y frases de todo tipo, acorde con el estado emocional de su propietario o conductor.

Según la periodista Mónica Guardia, la pintura de los ‘diablos rojos’ refleja los valores del hombre panameño, sus sueños, esperanzas y el miedo hacia a la mujer; pero también, su necesidad de aferrarse a Dios, a pesar de la estela de muerte y desesperación que dejan entre los usuarios por el manejo desordenado de sus choferes.

Equipos domésticos de audio con altísimos decibeles ambientan el viaje dentro de este transporte, que los panameños llaman chivas, en desafío a la prohibición de las leyes del tránsito, que de vez en vez aplican inspectores en las piqueras, lo cual provoca siempre las airadas protestas de sus dueños.

Y como si fuera poco, el humo que emana de sus tubos de escape recuerdan el infierno que viven en su interior los usuarios, debido no solo al calor corporal que resulta del roce entre las personas en medio de la aglomeración, sino también del calentamiento ambiental.

Son diablos porque gritan, arrebatan y atropellan a transeúntes y autos en la vía; malvados, porque entre ellos se pelean por los pasajes, pero también con los pasajeros; y llamativos, por sus chillones colores, adornos extravagantes y múltiples luces.

En las afueras de la ciudad, entre rascacielos y comercios lujosos, en carreteras rápidas, calles angostas, playas y barrios populares circulan estos buses que también suelen convertirse en discotecas rodantes durante la noche bajo el apodo de ‘chivas parranderas’.

Pero es tanto su arraigo entre la gente, que pese a los intentos de las autoridades por sacarlos de circulación, ellos siguen siendo la tabla de salvación en medio del caos y el ineficiente servicio del transporte público, y hasta los protagonistas de un grupo de admiradores en Facebook.

Más de dos mil fotografías integran Original Retrobus, un sitio que rememora nombres, marcas, anécdotas, frentes y dibujos de los ‘diablos’ que circulan desde la década del 70 del pasado siglo hasta la actualidad.

Los veteranos, incluso, cuentan que en sus cuatro décadas de existencia, estos singulares buses inspiraron marcas de ropa, carros de raspao (granizado), exposiciones temporales privadas y hasta la envidia de algunos conductores en Centroamérica.

Por lo pronto el ‘Chapo’ Guzmán, Juan Gabriel, Los Magníficos, Los Demonios de Tasmania, El General (famoso cantante panameño retirado de reggae) y el terrorista Bin Laden con la camiseta del Barcelona, entre otros personajes famosos del momento, siguen recorriendo las calles panameñas, aunque Lucifer clame por ellos como símbolos del más genuino arte callejero de una ciudad capital que el 15 de agosto cumple 500 años.

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