Por Jerome Irwin

Una pregunta que formulan a menudo los periodistas, escritores y científicos sociales de todo el mundo es: « ¿Está la democracia en Estados Unidos, así como en cualquier otro país del mundo, sufriendo una muerte lenta y apenas visible?». Los golpes militares, tomas de poder abiertamente fascistas a través del proceso electoral normal de los antiguos sistemas políticos cuasi democráticos y las erosiones más silenciosas, pasivas, inexorables y cotidianas del proceso democrático y la vida comunitaria a un nivel base en las estructuras y procedimientos de los gobiernos municipales locales siguen poniendo en duda lo que alguna vez fue el noble objetivo de la sociedad humana y su anhelado sueño de alcanzar algún tipo de estándar de oro del régimen democrático local, regional y nacional. Sin embargo, a medida que el tiempo pasa, la realidad es que mientras que la civilización moderna continúa evolucionando, ese concepto aparentemente continúa deslizándose cada vez más profundo por el abismo de la historia.

Las recientes victorias electorales de políticos antidemocráticos como Donald Trump, el indio Narendra Modi, el brasileño Jair Bolsanaro, el filipino Rodrigo Duterte, la primera ministra Gladys Berejiklian de New South Wale, o notables que probablemente serán elegidos pronto en Occidente como el británico Boris Johnson y el canadiense Andrew Scheer, por nombrar sólo algunos, sugieren que esta misma tendencia desalentadora y patética en los asuntos de las sociedades humanas sólo continuará cayendo por el mismo abismo.

Como un solitario y humilde ciudadano, escritor y activista que observa desde lejos toda la escena desde el punto de vista particular de su pequeña comunidad de Lower Capilano, ubicada en la provincia canadiense de British Columbia, en su Distrito North Shore de North Vancouver, este escritor mira constantemente con consternación cómo la política y la participación de la ciudadanía, o la falta de ella, en su pequeño mundo también ha caído dramáticamente por el mismo abismo, y sin embargo se pregunta si esta es una versión más simple del mismo patrón a una escala mundial más amplia.

Algunos describen este problema a nivel mundial como una crisis de mediana edad, ya que un gobierno tras otro continúa deteriorándose hasta convertirse en varios estados autoritarios y dictatoriales. Pero si se examinaran más de cerca las constituciones fundacionales sobre las que se ha basado la mayoría de los gobiernos modernos en los últimos cientos de años o más, se sorprenderían al descubrir que no fueron creadas remotamente «para todo el pueblo, del pueblo, por el pueblo», sino solo para unas pocas elites selectas entre los privilegiados miembros generales, masculinos, blancos de cualquier sociedad.

El vil y constante retroceso que se ha producido entre los republicanos y demócratas de derecha en Estados Unidos y otros de similar inclinación autoritaria-autocrática en todo el mundo, que se oponen a cosas básicas como el derecho al voto justo, abierto y transparente para todos; cortes supremas y sistemas legales que filosóficamente representan una muestra representativa de su ciudadanía; una distribución más justa de la riqueza entre toda la población y en cambio favorecer a más facciones de tipo militar o facciones de mentalidad militar para que dirijan sus gobiernos; deberían dar causas suficientes a todos aquellos críticos que no estén de acuerdo en hacer una pausa y reconsiderar la situación.

Desde el descubrimiento del Nuevo Mundo por el Viejo Mundo, el restablecimiento de un Código de Dominio con una antigüedad de varios siglos creado por los severos sistemas feudales cristianos de gobierno del Viejo Mundo que históricamente dominaron, continúa fundamentalmente hasta nuestros días. Los pueblos indígenas de todo el Nuevo Mundo pueden dar fe de lo que, a fin de cuentas, es en verdad el llamado caos de los gobiernos democráticos.

Con la creación del concepto estadounidense de democracia en el Nuevo Mundo, el Viejo Mundo pensó inmediatamente que este era un modelo ejemplar de la dirección en la que el mundo en general, finalmente, se dirigía. Sin embargo, con la Guerra Civil estadounidense y el lamentable sabotaje del concepto de su idealista Período de Reconstrucción del gobierno, que, como algunos dirían, ha continuado hasta nuestros días, significa que para el vasto 99% de su ciudadanía, la vida ha pasado de ser un sueño a ser una verdadera pesadilla. A medida que el siglo XXI continúa desarrollándose en todas partes de la misma manera, parece cada vez más evidente que el resto del mundo se dirige en la misma dirección.

Ya sea que el problema en última instancia pueda atribuirse como culpa del 1% de las élites mundiales y sus: sistemas financieros depredadores capitalistas y plutocráticos; es una consecuencia de un estado de seguridad nacional de alta tecnología que ahora igualmente ha enloquecido; el plan maestro de algún profundo estado malévolo, o los resultados de una nueva Inteligencia Artificial que cada vez más domina y subsume el elemento humano existente; hace cincuenta o sesenta años, lo que ahora se está desarrollando en el mundo no habría sucedido o no habría podido suceder.

El sueño de la Unión Perfecta entre la ciudadanía y las élites que los guiarían era todavía un concepto demasiado fuerte para atacar abiertamente, que muchos hoy en día sostendrían es un concepto que nunca ha funcionado y nunca funcionará debido a la naturaleza misma de la Naturaleza Humana. Dirían que la erosión de la base del gobierno, basada en el llamado mejoramiento del todo, ¡ahora es demasiado grande! ¡La forma corrupta del capitalismo que ahora está en todas partes en el poder también está fuera de control! Un Movimiento Obrero que una vez pudo intentar frenar todo esto, mientras distribuía más justamente la riqueza entre la gente, ¡ahora está casi extinto! Mientras que los niveles de gobierno municipal, regional y federal están demasiado arraigados en los profundos bolsillos de todos aquellos codiciosos -empresas inmobiliarias de ingeniería y construcción de alta tecnología, consorcios de inversores y sindicatos de especuladores- que nunca pueden tener suficiente, cuya filosofía se basa en el crecimiento perpetuo de todo, desde la economía, la población, el PIB, hasta su propia riqueza personal acumulada.

Estas sencillas verdades se hicieron un día más evidentes para este escritor cuando estaba despejando y reorganizando sus gabinetes que ya estaban demasiado llenos de artículos, artículos de opinión y documentos escritos en los últimos cuarenta años sobre no sólo el mismo enfoque que este artículo, sino también una multitud de asuntos relacionados con la comunidad local que se relacionan con cosas como por ejemplo el crecimiento demográfico no deseado, preservación de los reglamentos de zonificación familiar única de la comunidad; aumento de la ecologización de las calles del vecindario; reducción del tráfico vehicular; preservación del patrimonio arquitectónico humano local, preservación del mundo natural; la creación de rutas seguras para ir en bicicleta por la comunidad, etc. Este tipo de aportación fue posible hace cuarenta años porque las élites que presidían el municipio y la región habían permitido que pequeñas comunidades como la de Lower Capilano crearan su propio Plan Comunitario Oficial.

El concepto de su Plan Oficial Local (OCP) era un ideal brillante, basado en un ejemplo tan puro de gobierno democrático local y autonomía como uno podría imaginar o esperar. La ciudadanía interesada podría formar grupos de interés preocupados por cualquier aspecto de la comunidad que les interesara mejorar o abordar, incluir sus recomendaciones en su OCP local y luego dirigirlo por los políticos y funcionarios electos del Distrito local para su reconocimiento y aprobación. Fue un clásico ejemplo de Democracia en el Trabajo o el Sr. Smith va a Washington. Si se hubiera permitido que continuara, ahora no habría manera de saber qué tipo de potencial se podría haber realizado en una forma de gobierno verdaderamente democrática.

Pero no estaba destinado a serlo. A las fuerzas de desarrollo y expansión externas, y a los políticos a quienes no les gustaba estar en deuda con las masas no versadas y sucias, no les gustaba la idea de que los miembros de la comunidad local tuvieran tanto que decir o controlar sobre lo que pasaría. Los foráneos ya tenían sus propias visiones y diseños codiciosos en nuestra comunidad. Sólo éramos los próximos de uno de sus más recientes y grandiosos esquemas de desarrollo, llamado sarcásticamente Plan de la villa de Lower Capilano, que pretendía convertirse no en una fuente viable de recursos comunitarios, sino en un complejo ordinario de rascacielos de hormigón y vidrio, como cualquier otro desarrollo de gran altura en el mundo, que un nunca tuvo la intención de reflejar remotamente lo que la ciudadanía local concibió como su propia «Puerta Icónica a North Shore».

Lo más importante de esta sórdida y fea historia, que se podría volver a contar en todo el mundo, además de escribir una larga exposición sobre todos los detalles sucios, es una de las maneras en que la integridad de una determinada comunidad puede llegar a ser rápidamente comprometida y destruía; su forma democrática de gobierno local saboteada al eliminar su Plan Comunitario Oficial local y ponerlo en manos de fuerzas políticas-corporativas-económicas externas, sobre las cuales no tenían ningún control o insumo; su futuro controlado y dictado por aquellos distantes en sus «palacios de cristal» y «torres de marfil» a quienes no les importaba casi nada cómo su transformación impactaría negativamente en la vida de la población local a corto y largo plazo. Es una historia que ha sido y será contada muchas veces por aquellos que de otra manera simplemente dirían, « ¡Bueno, eso es progreso! ».

¡Fin de la historia sobre la democracia como un sueño aún no realizado versus la democracia como una farsa!


Jerome Irwin es un escritor independiente que, durante décadas, en North Vancouver, Columbia Británica, Canadá, ha tratado de llamar la atención sobre los problemas de sostenibilidad causados por los excesivos megadesarrollos, los horrores de los atascos de tráfico, la pérdida de vecindarios de una sola familia y un sinnúmero de cuestiones y preocupaciones ambientales, ecológicas y espirituales relacionadas que existen entre las filosofías conflictivas de los pueblos indígenas y no indígenas.


Traducción: Ana Gabriela Velásquez Proaño