Cataluña siempre ha sido un socio comprometido y fiable en la construcción del proyecto europeo y ha contribuido activamente a dar forma a la Europa diversa de hoy y de mañana.  A diferencia de sus partidarios de Brexit, Cataluña nunca ha cuestionado su pertenencia a Europa ni ha abandonado su convicción de pertenecer a la Unión Europea. Le decimos sí a Europa.

La sociedad catalana ha demostrado su compromiso con el proyecto común participando activamente en las elecciones al Parlamento Europeo, la única institución de la UE elegida directamente que representa a más de 500 millones de ciudadanos, con una participación de 13 puntos por encima de la media europea. Por lo tanto, nosotros, como demócratas, debemos exigir que todos aquellos que han obtenido un escaño en el Parlamento Europeo puedan seguir representando a estos ciudadanos durante los próximos cinco años y promover su visión de una Europa inclusiva, social y mejor.

Cuando el Parlamento Europeo se reúna por primera vez el 2 de julio, Europa podrá ver de cerca cómo a los diputados electos y a sus electores se les niegan los derechos democráticos y políticos por razones puramente políticas. Esto no es nuevo. El mes pasado, el parlamento español y el senado retiraron a cinco representantes electos, todos antiguos miembros del gobierno catalán que están siendo juzgados. Aunque se habían postulado legalmente, habían ganado las elecciones y aceptado su escaño en el parlamento, se les negaron sus derechos políticos sin un veredicto en su caso.

La semana pasada, al expresidente catalán Carles Puigdemont y al exministro Toni Comín se les denegó el acceso al Parlamento Europeo. Al mismo tiempo, otros eurodiputados españoles recién elegidos no sólo pudieron entrar en el edificio, sino también obtener su acreditación oficial. Para poner fin a esta confusión, el actual presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, encargó a su secretario general que suspendiera todas las acreditaciones actuales y futuras de los diputados españoles recién elegidos.

Un tercer diputado electo que podría verse impedido de ocupar su lugar es Oriol Junqueras, el principal candidato de la Alianza Libre Europea, que ha estado detenido durante 19 meses. El Grupo de Trabajo de la ONU contra la Detención Arbitraria pidió recientemente la liberación inmediata del principal candidato y de otros dos que están siendo juzgados en Madrid. Según el grupo de la ONU, fueron encarcelados simplemente por sus ideas políticas.

Negar a los funcionarios electos sus derechos políticos no encaja en la imagen de una democracia europea moderna. La legitimidad del Parlamento Europeo podría cuestionarse si no se protegen plenamente los derechos de los elegidos por los ciudadanos y si éstos no pueden participar el 2 de julio como representantes legítimos y elegidos democráticamente.

Los eurodiputados catalanes siempre han sido socios activos en el proyecto europeo. Han participado en importantes debates europeos y siempre han estado al lado de quienes han defendido los derechos y libertades fundamentales. Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Toni Comín, antiguos miembros de la Generalitat de Catalunya actualmente en exilio o detenidos, fueron elegidos por 1.720.500 ciudadanos en España y Cataluña para representarlos en el Parlamento Europeo. Si a estos tres parlamentarios catalanes se les niega la participación en la próxima legislatura, Europa no sólo perderá a tres diputados activos, pro europeos y comprometidos, sino también otra oportunidad para demostrar al mundo que el Parlamento Europeo es un espacio de libertad, democracia y derechos fundamentales.

Alfred Bosch, Consejero de Asuntos Exteriores de Cataluña


Traducción del alemán por Sofía Guevara