Entrevistamos al Diputado humanista Tomás Hirsch en su distrito. Nos interesaba conocer su experiencia de trabajo con la gente. Uno piensa habitualmente que un Diputado tiene mucho que hacer en el Congreso, pero lo que lleva a ese ámbito es la voz de tanta gente que vive en los barrios y se acerca a sus parlamentarios demandando representatividad. De eso quisimos conversar hoy. ¿Cómo es el medio social en la base y de qué modo interactúa con su Diputado?

Tomás Hirsch: Un Diputado tiene tres funciones: legisla, fiscaliza y representa. De esas tres, nosotros hemos decidido privilegiar la tercera, la idea de representar. Pero discutiendo un poco este término, porque para nosotros no se trata de “representar” en el Congreso, no es ser “el que hace las cosas por la gente”, sino que más bien lo vemos como contribuir, trabajar con los demás y poner la prioridad en encontrarnos con quienes enfrentan diversos conflictos pero entienden que para darles solución es fundamental organizarse. Es decir, si para algunos representar tiene que ver con resolver problemas puntuales, en un clientelismo muy propio de este modelo, que considera que esa es la forma de conseguir votos, nosotros creemos que el sentido del proyecto humanista es ayudar a producir la transformación de un sistema que es profundamente violento e inhumano, que genera mucho sufrimiento y contradicción, y ¿cómo se puede superar la inhumanidad de este sistema? Con gente que se organiza para modificar las condiciones de vida y entiende que eso lo tiene que hacer con otros. Ojalá comprenda también que su tema puntual está vinculado con los conflictos diferentes que están determinando a otros. Eso es ya un paso más avanzado. Primero estamos diciendo: encontrémonos con la gente afectada por un determinado conflicto, trabajemos juntos, busquemos fortalecer la organización, incorporemos la idea de movilización (entendiendo que cuando uno se organiza y se moviliza puede cambiar las cosas), y eso como un primer gran tema. Pero nuestra mirada está puesta en contribuir a que la gente entienda que su conflicto particular está vinculado y es una expresión de un sistema que afecta también a otros, con sus conflictos particulares.

Pressenza: De acuerdo, pero antes de ver cómo se vinculan entre sí, hagamos un poco más de foco en el tipo de conflictos que se presentan en este distrito, qué clase de organizaciones, temas, de situaciones reales se acercan al Diputado y cómo se da ese diálogo?

TH: El diálogo se produce gracias al conocimiento mutuo, al ir entrando en las distintas situaciones que se presentan acá. Al vincularnos a un conflicto, la gente se entera de la mirada con la que lo enfrentamos y comentan con otros. Eso se va multiplicando velozmente. Hay muchos conflictos en un lugar como este, que tiene un millón cien mil habitantes en 30 kilómetros de diámetro, con setecientos mil electores, en el que están las personas más ricas de Chile y de Latinoamérica con ingresos per cápita más altos que los de Alemania y Suecia, y sectores con niveles de pobreza similares a Angola. Acá nos enfrentamos con muchos problemas. Especialmente con los de vivienda, urbanos o medioambientales que tienen que ver con hacinamiento, falta de espacio, parques que los municipios buscan privatizar para hacer negocios inmobiliarios, temas que dicen relación con el uso del suelo, la falta de agua, este es un distrito precordillerano en el que hay actividad minera. De hecho, está una de las minas más grandes de Chile y del mundo, a 40 kilómetros de Santiago, Los Bronces de Angloamerican. Hay también problemas de seguridad, drogadicción y microtráfico, educación, conflictos serios relacionados con la falta de espacios para el deporte, derechos humanos, etc.

Pressenza: ¿Se expresan también en el distrito nuevos temas como el feminismo, indigenismo, la preocupación ambiental, el animalismo, el reclamo de No+AFP?

TH: Acá aparecen temas locales y se expresan también los conflictos nacionales. De esos, el que más se percibe en este sector es el problema de las AFP, de las pensiones. Lo de la contaminación y el agua por ser una zona precordillerana, además de temas nuevos como el feminismo, animalismo, diversidad sexual, calentamiento global. Hay sectores importantes que tienen mucha conciencia sobre esto, especialmente la intelectualidad, académicos, artistas, gente del mundo de la cultura, que tiene preocupación por estos temas, incorporando estas variables más amplias a lo local. Se trata de gente que ha entendido la importancia de construir organización y redes en torno a esos conflictos.

Pressenza: Cuando decimos “redes” en general se entiende una serie de pequeñas organizaciones que se vinculan a su modo, sin perder la identidad de cada organización, para enfrentar un conflicto. Pero son cinco, diez, quince organizaciones diferentes que convergen aportando miradas distintas. ¿Eso se da distritalmente, por ejemplo cuando hablamos de una red de educación o de medio ambiente?

TH: Doy un ejemplo de cómo se van entretejiendo. Tomemos el caso de Paula Ramos, pobladora de Lo Hermida, de Villa Cousiño, un sector muy pobre, con carencias en salud, educación, mucho microtráfico, sector complicado, decide retomar el activismo social que tuvo hace veinte años porque siente que llegó el momento de hacer algo por su barrio, su comunidad. Una decisión personal. Se pone en contacto con otras mujeres del sector, resuelven conseguir los implementos escolares que permitan a los niños asistir a la escuela. Toman contacto con nosotros, les explicamos que no hacemos asistencialismo, las invitamos a organizarse. Las ponemos en relación con otra organización que nada tiene que ver con ellas, motoqueros solidarios que se nos han acercado buscando ayudar en algo. Ellos van a una fábrica de cuadernos y terminan consiguiendo todos los útiles escolares. Se organiza una actividad, con más de cien niños y sus familias, van allá los motoqueros que entregan los sets escolares. Una de ellas nos comenta que es humanista desde hace años y quiere apoyarnos en Lo Barnechea, otra comuna del distrito. Conoce motoqueros allá que no han trabajado solidariamente, pero ella nos conecta y les proponemos esta apertura hacia otros. Eso sigue…

Pressenza: ¿la diputación va poniendo a la gente en relación, favoreciendo que se vayan entrelazando entre organizaciones?

TH: Eso se nos repite. Por ejemplo, los clubes deportivos de Lo Barnechea se ven afectados porque la ampliación de una carretera los dejará sin canchas. Los ayudamos a organizarse entre todos, vamos nosotros a hablar con la empresa, logramos que modifique el trazado del proyecto y les financie los ajustes que tienen que hacer, quedan muy satisfechos, felices y les decimos que nos ayuden con los clubes de fútbol de Peñalolén, donde hay todo un problema con la propiedad del suelo que quieren desafectar. Como ya tienen la experiencia, pueden ayudar. Esa idea de ir vinculando, construyendo una del sistema suerte de red de redes, creemos que puede ser una forma muy interesante de trabajar con la gente. Se va organizando la base social, le falta el apoyo para vincularse con las instituciones del Estado y en eso podemos dar una mano, contribuir abriendo esa puerta simplemente o entregando elementos jurídicos que a veces no conocen, oficiando a las autoridades y fiscalizando si es el caso, pero todo eso funciona en la medida en que la gente se organiza y comparte esa experiencia con otros que tienen problemas similares.

El contexto en el que vivimos es un sistema profundamente individualista, lo llamamos neoliberal pero es mucho más que eso. Ha profundizado la fragmentación y la desestructuración social. Todo conspira contra lo común, comunitario, convergente. Culturalmente está incorporado que la gente se preocupe en primer lugar de sus propios problemas o de los familiares, ya es un gran paso que sea importante aquello que afecta a la comunidad circundante. Ahí hemos visto cambios en este último tiempo. En la comuna de La Reina se han formado 230 comités de seguridad paralelos a la orgánica de la Municipalidad, entre los vecinos, en base a otra concepción, la del vínculo entre quienes viven cerca, protegiéndose entre ellos porque se conocen. Se han formado más de 50 nuevos comités de vivienda, que se organizan para poder postular a una vivienda social conjuntamente y de ese modo lograr la casa del sistema sin ser desarraigados, como ocurre con los planes individualistas que propone el gobierno. De todo eso hay mucho actualmente. En vivienda, seguridad, deporte, educación, salud, adultos mayores, en muchos temas.

Tratamos que grupos que se mueven en un tema se vinculen con otros que están en lo mismo. Pero de ahí a avanzar a los que están en temas diferentes, y que entiendan que esas diferencias temáticas son en realidad expresión de un mismo sistema, es mucho más difícil. Eso ya tiene que ver con formación. Es lo que puede aportar el humanismo. Por ello, paralelamente a esto, estamos poniendo nuestra intención en la formación de la mayor cantidad posible de equipos de base humanistas en el distrito. Hemos decidido este año avanzar lo más fuertemente que podamos en equipos de base y locales humanistas. Pasamos de una sede a tener ya tres locales, esperando llegar a cinco a fin de año. Espacios donde la gente se encuentre, arraigue, donde pueda compartir pero al mismo tiempo formarse en una mirada diferente.

Pressenza: Las organizaciones que surgen en torno a un conflicto específico, habitualmente se conforman con la solución a su problema, pero no necesariamente comparten una visión respecto de la violencia de este sistema, ni aspiran a transformarlo. Esa formación, esa capacitación, parece fundamental si queremos modificar las condiciones de injusticia que están en la raíz de la violencia.

TH: Aunque te parezca raro, no me he encontrado a casi nadie que quiera cambiar el sistema. No es natural querer transformarlo. La gente vive sus vidas, trata que sus días pasen lo mejor posible, no se cuestionan la posibilidad de cambiar. Hay una suerte de naturalización del sistema. Lo otro es un acto muy intencional, que requiere mucha lucidez, esclarecimiento, diálogo, reflexión. Hay grupos que están empezando a entenderlo. Nos reunimos con mujeres del distrito, provenientes de las distintas redes existentes. Como mujeres se encontraron en la sede y notabas algo diferente: afectadas por distintos conflictos, tienen la comprensión de que hay un sistema profundamente inhumano, violento, que las afecta a todas. Una suerte de transversalidad que permite reconocer que tenemos que cambiar el sistema. Pero cuando te vas a los barrios y sus conflictos particulares, una vez que son resueltos los problemas, la organización se disuelve. Entender que tu conflicto y el del otro son generados por un mismo sistema, trabajar en colaboración recíproca, requiere mucho esclarecimiento.

Pressenza: Me surge pensar que hay temas que afectan a gran parte de la humanidad: el patriarcado, el cambio climático que afecta no solo a la especie humana sino a todas las especies, la migración, la identidad y proveniencia de determinados territorios, etc… capaz que esos grandes ejes permitan cuestionar al sistema mismo, porque al ser conflictos que nos tocan personalmente a todos, tal vez abran las puertas a un razonamiento más profundo, vinculado con los paradigmas, con los modelos de sociedad.

TH: Si, eso es así. Por eso hemos optado por actuar en dos tipos de conflictos: los locales y los nacionales. De esos últimos, nos hemos metido en el tema mapuche, en el del agua, con el marco legislativo general como país que para nosotros se traduce en la participación ciudadana, con las AFP y con los recursos naturales. Tiene su complejidad también, porque en esos temas hay gran dificultad para crear redes, hay ONGs, pero no necesariamente la gente se moviliza por estos asuntos. Recuerda que hace treinta años que el humanismo viene diciendo no más AFP, nadie se movía por ello, nadie estaba siendo afectado porque nadie había jubilado ni recibía una pensión miserable. Ahora, que ya se ve lo que son, se moviliza la gente, pero no lo hace por transformar al sistema sino por el propio bolsillo. Hay un planteo humanista que cuesta mucho que se incorpore, que es el moverse por el cambio de ciertos paradigmas más allá de cuánto me afecte o no el sistema en lo personal, tiene que ver con una convicción.

Pressenza: ¿En qué sentido un Foro, que tiene este eslogan de “Construyendo convergencias”, podría ayudar a la creación de esta conciencia?

TH: Creo que es exactamente lo que hay que hacer. Construir convergencias, es exacto. Construir convergencias tiene que ver con encontrar aquello que es lo común entre nuestras particularidades. Yo que estoy en un tema, tu que estás en el otro, ella que está en otro, podemos converger si es que encontramos cuál es ese punto de convergencia. Podemos construir eso que nos moviliza a todos. Me parece muy importante. Es un aporte en esta dirección de la que estamos hablando.

Pressenza: Y desde la diputación ¿cuál podría ser la especificidad que aporta a este Foro?

TH: Creo que nosotros podemos construir convergencia con otros parlamentarios, por ejemplo. Ojalá nos pudiéramos encontrar con parlamentarios de Argentina, Perú, Colombia, Venezuela, Brasil ya que estamos enfrentados a problemas aparentemente diferentes pero que no me cabe duda que en un contexto de construir convergencias, vamos a encontrar que la lucha contra determinados poderes que se imponen a la sociedad es bastante similar. Poderes económicos, poderes políticos, poderes militares, poderes culturales, poderes religiosos. Seguramente nos encontraremos con muchos problemas comunes.

Pressenza: Y seguramente también este trabajo en la base social que tu estás impulsando, encontrará resonancia en muchos de ellos.

TH: De hecho, hemos tenido diálogo en distintos momentos. Hemos conversado con parlamentarios del Frente para la Victoria en Argentina y, con situaciones aparentemente muy distintas, nos hemos terminado encontrando con que estamos luchando por lo mismo y enfrentando las mismas dificultades, concluyendo que necesitamos fortalecer esas redes locales y vincularlas entre sí. ¡Imagínate si pudiéramos vincular redes de distintos países! Si, por ejemplo, quienes están en el conflicto de la vivienda en Chile, pudiesen vincularse con la Tupac, organización que pusiera en marcha Milagro Sala en Argentina, y que tanto hiciera para dar solución a ese problema. Lo mismo en innumerables temas. Los Sin Tierra de Brasil, cuánto nos podrían enseñar. Hay experiencias en distintos países que podrían enriquecernos mutuamente en la medida en que nos encontremos. El Foro para mí genera esa posibilidad, un espacio de intercambio para buscar los puntos de convergencia.

Es mucho más que encontrarnos ahora en mayo, el Foro tiene sentido en la medida en que se construya una red, o más bien de una red de redes, y eso, efectivamente, le da una proyección muy grande y nos pone en situación de, en un año más, encontrarnos en otro lado. Volvamos a encontrarnos y veamos cómo seguir avanzando. Y durante este año, trabajemos, usemos la tecnología para mantenernos en relación, avancemos. El Foro es sobretodo lo que podamos ir trabajando durante este año, entre un encuentro y otro. Esos dos o tres días en que estemos juntos en mayo tal vez puedan hacer posible la experiencia conjunta que permita imaginar un proceso. Creo que eso es lo más importante. He visto en varios encuentros y orgánicas de la izquierda latinoamericana el juntarse para emitir una declaración conjunta. Está muy bien, pero no tenemos que reunirnos para sacar una declaración común, tenemos que encontrarnos para ver cómo le damos continuidad a un trabajo de redes. A mí me parece que eso es lo más importante, lo más valioso de este tipo de construcción. Más que declarar o no declarar algo, está bien, se puede hacer, pero lo fundamental es la continuidad del trabajo conjunto.