Aunque ahora dé lo mismo (Ediciones Filacteria, 2018) es un libro que te hace tragar saliva más de una vez. Reír, mucho, y sonrojarte algunas veces.

Por Eva Débia Oyarzún

Cuando uno conoce a Gabriela, es casi imposible imaginarse a esa mujer tímida escribiendo con tanta desnudez. Digo desnudez en materia metafórica, por cierto, porque su libro tiene una serie de descargos reflexivos que poco tienen que ver con el pudor y que, sin embargo, se las ha ingeniado para dar visos de una elegancia y pulcritud en un lenguaje desenfadado y coloquial. Es casi pretender mezclar limón y aceite, para conseguir una limoneta bien balanceada.

La hilarante lírica de la autora quien además es publicista se entronca con el fenómeno de las redes sociales, ya que todo nació como un Fanpage de Facebook y hasta hoy, hay muchos que consultan el material como si se tratara de un oráculo sentimental. Así lo ha confesado la misma autora, en la presentación realizada el sábado 26 en la Librería Concreto Azul en Valparaíso: “cuando saqué la primera versión del libro, que fue completamente autogestionado, mis compañeros en la oficina comenzaron a tomar la costumbre cotidiana de agarrar el libro en caso de necesitar alguna especie de mensaje emocional motivador”. Después de eso, el jueves 31 de enero se lanzó en Santiago, en el Colmado Coffee and Bar (Merced 346), en pleno barrio Lastarria.

Y claro; el libro puede leerse de manera desordenada, porque los poemas son breves y cada uno abre un guiño a una especie de sensación de que todos hemos vivido lo que la autora cuenta, al menos si te has enamorado alguna vez o has pasado por algún trance emocional importante con otro u otra.

Este comentario podría también titularse: ¿A quién no le ha pasado?, y argumento lo que digo con algunos poemas de Gabriela:

24
Te sorprendí psicopateando el Facebook de mi ex.
¡Lindo!

17
Mijito rico,
por fin te tengo
y me siento en Navidad.

Quiero quitarte la ropa
como quien destroza
el papel de regalo.

58
Me echo de menos:
desearía estar enamorada de mi vida
y no sólo de ti.

20
Tuve una pesadilla
y ya no estabas ahí para despertarte
y me dijeras que no pasaba nada.

Hay dos partes en este poemario, que consta con un total de 136 poemas/reflexiones que rayan con la antipoesía pero innova desde el personalismo absoluto: como el yin y el yang, va desde los poemas del amor y el enamoramiento a los de la inminencia de la muerte de la flor (60 y 74, respectivamente, más dos finales, uno para cada uno de los capítulos). Entonces, transitamos por las mamonas canciones de Nicole cuando era niña, a los boleros más llorones que uno pueda imaginar… Todo hace sentido.