Uno de los signos más criticados por su relación con la opulencia y la corrupción en México, la residencia oficial de Los Pinos, es devuelta al pueblo.

Mientras la Ley de Austeridad se debate en el Congreso y la Suprema Corte, las políticas en torno a esa promesa del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se dejan ver desde actos como la apertura a todos los mexicanos de la residencia oficial de Los Pinos, que albergó a 13 de los 14 presidentes de México de 1935 a 2018, y ahora se convierte en centro cultural y museo del poder y la opulencia de los Gobiernos mexicanos.

Fiestas, remodelaciones, banquetes y un centro de datos cibernético se encuentran entre los contratos de miles y millones de pesos que fueron utilizados por el expresidente Enrique Peña Nieto en Los Pinos, viéndose en numerosos escándalos por supuesta corrupción y falta de transparencia. La prerrogativa de López Obrador se centra fundamentalmente en el combate a esos flagelos con sus políticas públicas.

La residencia oficial de Los Pinos abrió sus puertas al público en paralelo con la toma de posesión del nuevo presidente López Obrador el 1 de diciembre y según la Secretaría de Cultura, desde entonces, más de 100 mil personas han visitado el complejo de 56 mil metros cuadrados en el histórico Bosque de Chapultepec.

En los últimos 12 años, durante las Administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, la residencia oficial de Los Pinos generó gastos por más de 30 mil millones de pesos mexicanos, según da cuenta un informe de la Secretaría de Hacienda.

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