Los países miembros de la OTAN no tienen ningún impedimento legal para firmar el TPAN. Firmarlo o no es una cuestión meramente política. Si España lo firma sería un paso revolucionario que contribuiría enormemente a rebajar la hegemonía nuclear.

Por Carlos Umaña

El 7 de julio del año pasado, en las Naciones Unidas en Nueva York, 122 países votaron a favor del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares (el TPAN), el paso más grande y contundente que se ha dado en el camino hacia el desarme nuclear.

El Tratado se abrió para su firma y ratificación el 20 de setiembre del año pasado y al día de hoy ya lo han firmado 69 países, de los cuales 19 lo han ratificado, convirtiéndose en Estados parte.

Quienes se oponen al TPAN dicen que no servirá porque no cuenta con el apoyo de los países poseedores de armas nucleares, ignorando el hecho de que ningún tratado ha gozado de apoyo universal desde el principio. Esto siempre se construye con el tiempo. Los avances monumentales en la historia de la humanidad nunca empiezan con un acuerdo común entre todas las partes.

La prohibición funciona. Con las otras armas de destrucción masiva, precedió a la eliminación e inicialmente tuvo una oposición muy fuerte de los poseedores y productores. Sin embargo, anteponiendo las consecuencias sobre las consideraciones estratégicas -un proceso conocido como desarme humanitario- es que se logró estigmatizarlas, prohibirlas y eliminarlas. La prohibición pasó ser la norma a seguir en todo el mundo, teniendo un impacto también en los países que no la apoyaban. El caso más reciente es el de Estados Unidos, que nunca firmó la Convención sobre las Municiones en Racimo y terminó cerrando su última fábrica de dichas armas hace 2 años porque perdió compradores, perdió inversores y se había creado un clima internacional de condena moral a estas armas.

De la misma forma, hoy en día, ningún país se jacta de estar armado con armas químicas o biológicas. La sólida normativa internacional contra esas armas ha hecho que esto sea un tabú. De eso se trata la estigmatización y así es como funciona este tratado: debilitando la hegemonía nuclear incidiendo sobre los mecanismos morales, políticos, legales y económicos que la han sostenido hasta ahora.

En el marco del 2do foro sobre violencias urbanas y educación para la coexistencia y la paz en Madrid en noviembre, ICAN lanzó la campaña “Las ciudades apoyan el TPAN” que es un compromiso que hacen las ciudades con el tratado, y un llamado que le hacen a su gobierno de unirse al TPAN. Esta es una campaña que reúne los esfuerzos de otras campañas que ya, en todo el mundo, se han manifestado en favor del TPAN.

Hace un mes, India anunció que habían desarrollado la capacidad de disparar misiles nucleares desde submarinos que pueden viajar a cualquier costa y apuntar sus misiles a cualquier ciudad. Lo llamaron el «Destructores de ciudades». Las ciudades, los centros urbanos llenos de población civil, son el blanco de las armas nucleares. Las ciudades, son, a la vez, el eje sobre el cual se puede producir el cambio de paradigma necesario.

Pueden generar programas educativos que hagan conciencia sobre las consecuencias humanitarias las armas nucleares. Pueden -y tienen la obligación de- invertir los fondos públicos responsablemente y aplicar la desinversión en las armas nucleares. Pueden, además, hacerle un llamado a su gobierno para que firme y ratifique el TPAN. Esto es especialmente relevante en países políticamente descentralizados, como España.

El 2 de setiembre de este año, el presidente de España, Pedro Sánchez, se comprometió a firmar el TPAN. Los países miembros de la OTAN no tienen ningún impedimento legal para firmar el TPAN. Firmarlo o no es una cuestión meramente política. Si España lo firma sería un paso revolucionario que contribuiría enormemente a traerse abajo la hegemonía nuclear.

El apoyo político de los ayuntamientos y municipios es necesario para lograr que el gobierno español actual tome la decisión correcta. Para que Pedro Sánchez cumpla su promesa de firmar el TPAN y catapulte este proceso.

En España, el Concejo de Santiago de Compostela ya ha manifestado su apoyo al tratado. También lo ha hecho el de Granollers. Ciudades como Madrid y Barcelona están por unirse fuertemente a la campaña y contamos con el apoyo de la red ciudades de Alcaldes por la Paz, que están enfocados en esta campaña.

Es el momento de movilizar a España, que se aproxima a dar un paso histórico de implicaciones globales. El desarme nuclear está más cerca que nunca.