Nos han hecho creer que las decisiones políticas más trascendentales, aquellas que afectan a millones de personas e involucran a decenas de gobiernos y países, son aquellas noticias que ocupan portadas en los periódicos, abren todos los telediarios o son el eje central de las tertulias radiofónicas durante semanas. Pero, una vez más, la realidad (por no decir los intereses económicos que hay detrás) nos vuelve a dar una lección.

Esta semana, desde el lunes 15 y hasta el viernes 19 de octubre, en Ginebra, sede del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, está teniendo lugar la 4a Sesión del Grupo de Trabajo de las Corporaciones Transacionales; es decir, es el escenario donde se está debatiendo la articulación del Tratado Vinculante. Y esto, aunque no haya sido trending topic o no tenga un nombre muy pegadizo, es sumamente importante y es de aquellas cosas que afectan directamente a millones de personas e involucran a todos los estados del mundo. A todos.

El Tratado Vinculante, impulsado por los gobiernos Ecuador y Sudáfrica, surgió por junio de 2014 (de ahí lo de 4a sesión, 4o año de trabajo), a partir de una resolución del Alto Comisionado de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, la 26/9. Esta resolución ponía algo (mucha) de luz al final del trabajo y presión de cientos de ONG de todo el mundo durante décadas, y se basaba en dos aspectos fundamentales: 1) poner fin a la impunidad de las empresas transnacionales y 2) cuestionar el poder de las corporaciones que habían sido la causa de la violación de Derechos Humanos, afectando la vida diaria de cientos de comunidades afectadas.

Evidentemente, a las empresas no les gustó nada que los Estados a los que llevaban años castigando y maltratando pudieran perseguirlas jurídica y penalmente por todo el mundo, incluso llegar a las puertas de los juzgados de sus países de origen, y fue entonces cuando el fuerte lobby empresarial se puso en marcha. Conclusión: cuarto año de trabajo y ninguna de las primeras potencias económicas del mundo ha apoyado el Tratado Vinculante. Alineados con las empresas transnacionales de Estados Unidos que controlan la política económica del gobierno, la Unión Europea ha seguido un perfil bajo y ningún Estado miembro de la UE ha dado apoyo público al Tratado. A pesar de ello, hace apenas dos semanas salió adelante una resolución desde el Parlamento Europeo favorable al Tratado. Jurdídicamente no vinculante, pero políticamente muy significativa.

Lo positivo de todo ello ha sido la demostración de músculo y madurez que ha tenido la organización civil, presionando de forma organizada y sistemáticamente para que los poderes económicos no hayan podido hacer y deshacer a su antojo. Desde 2015 más de 250 organizaciones de todo el mundo, desde asociaciones de afectados, representantes de comunidades maltratadas, ONG o instituciones más académicas, han unido sus fuerzas bajo el ambicioso nombre de “Campaña Global para Reivindicar la Soberanía de los Pueblos, Desmantelar el Poder Corporativo y Poner Fin a la Impunidad”, y es la organizadora de la “Semana de Movilizaciones de los Pueblos” en Ginebra, justo durante la semana de las sesiones de trabajo de la ONU sobre el Tratado. Los actos incluyen talleres, intervenciones en la sede de debate de las Naciones Unidas y una manifestación que reunió a más de 10.000 personas por las calles ginebrinas.

Según explican desde la propia organización de “Campaña Global” son bastante optimistas en este 4o encuentro de trabajo. Durante la primera sesión ningún estado ha cuestionado que el Tratado Vinculante se vaya a seguir negociando el año que viene y eso, viniendo de donde venimos, es de lo más alentador pero por supuesto no suficiente. Este viernes se publicarán las conclusiones, y estaremos todos atentos, pero lo que ya están claras son dos cosas: que nada va a desmerecer el gran trabajo y organización que hay detrás de la Semana de Movilizaciones de los Pueblos y porqué los medios de comunicación de masas no quieren que sepas qué es y qué vincula el Tratado Vinculante.