No son pocos los dirigentes del Frente Amplio uruguayo que consideran a Luis Almagro un traidor. O, al menos, un correligionario que se descarrió.

Las recientes declaraciones del secretario general de la OEA en la que no descartó una intervención militar para terminar con el gobierno de Nicolás Maduro fue la última estocada para que miembros de la agrupación política a la que pertenece Almagro, hayan pedido que sea expulsado.

El Partido Comunista del Uruguay sentenció que “Almagro actúa como operador de Trump, Pompeo y de los planes explícitamente anunciados por el jefe del Pentágono, en el mismo país, Colombia, que acaba de entrar a la OTAN y tiene bases militares yanquis en su territorio”.

El portavoz del partido aseguró que repudian y condenan las declaraciones del excanciller de José Mujica, “Nos sentimos avergonzados de que haya ocupado una responsabilidad política en un gobierno del Frente Amplio”, manifestó al diario La República.

El Secretariado Ejecutivo del Frente Amplio rechazó los dichos de Almagro, al considerar que “se alejan de los principios históricos de nuestra fuerza política sobre la defensa de la paz y la autodeterminación de los pueblos. El rol de los organismos internacionales debe ser ayudar a la resolución de conflictos, no agudizarlos, atentando contra la soberanía de Venezuela”.

El propio canciller del Uruguay salió al cruce del diplomático. Rodolfo Nin Novoa dijo que “si hay alguna palabra que el Uruguay detesta es la palabra intervención” y dijo que esa palabra “solo trae sangre y muerte”.

Almagro respondió a sus compañeros de filas llamándolos “imbéciles” y acusándolos de defender una dictadura.

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